Cartas de lectores: La verdadera discapacidad es la indiferencia

06 Agosto 2025

Hay silencios que duelen más que cualquier grito. Mientras en los salones del poder se firman vetos, en los pasillos de hospitales y hogares se oyen respiraciones cortas, pasos torpes, ruedas que se detienen frente a una escalera sin rampa. Allí viven los verdaderos héroes de nuestra sociedad: quienes cada día enfrentan la vida con una fuerza que muchos ni siquiera imaginan. La Ley de Emergencia en Discapacidad no pedía privilegios. Pedía justicia. Tratamientos a tiempo, pagos a prestadores, talleres protegidos, pensiones básicas para sobrevivir con dignidad. Sin embargo, la ley fue vetada. No me interesa discutir los aumentos de sueldos en la Casa de Gobierno o en el Senado. Cada quien merece su salario. Lo que me interesa es la indiferencia disfrazada de equilibrio fiscal, el eco de un Estado que dice “no hay recursos” mientras miles de familias ven postergada la esperanza. Fui legislador y creé la Comisión Permanente sobre Familia, Menores y Discapacitados porque sé lo que significa luchar desde adentro. Camino desde los nueve años con muletas y una prótesis. Pero he aprendido que la discapacidad no está en el cuerpo que tropieza, sino en la mirada que no ve, en la sociedad que no escucha, en el gobierno que no actúa. Borges decía que la realidad puede ser un laberinto. En este laberinto del poder, algunas puertas se abren para los fuertes, y otras se cierran para los distintos. Pero la dignidad no se veta. La esperanza de los vulnerables algún día resonará como un eco imposible de ignorar. No pedimos favores. Exigimos derechos. Porque la verdadera discapacidad no es perder una pierna, no es depender de una silla, no es leer el mundo con las manos o escucharlo con los ojos. La verdadera discapacidad es la indiferencia. Y si la sociedad y sus gobernantes no lo entienden, será la historia -y Dios- quien les reclame su omisión.

Jorge Bernabé Lobo Aragón

jorgeloboaragon@gmail.com

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