La semana pasada, un artículo publicado en El País -de España- arrojó un concepto provocador y hasta ahora poco difundido: el “posting zero” (publicación cero) en las redes sociales. Según el periodista Enrique Rey, estas plataformas evolucionaron de ser espacios para la interacción personal y el compartir experiencias cotidianas a ser entornos dominados por contenidos profesionales, comerciales y controvertidos. Es decir, las redes se convirtieron en lugares de exclusividad y dominados por publicaciones súper optimizadas y como consecuencia, los usuarios comunes están dejando de publicar contenido personal, sintiéndose más como espectadores que como creadores.
Sin dudas, este planteo podría sonar contradictorio en un momento en el que las redes concentran tanta atención por parte de los usuarios y las alertas de profesionales están dirigidas a reducir nuestro tiempo de consumo de dichos algoritmos. Sin embargo, el texto no niega la pérdida de atención en las mismas, sino más bien advierte sobre la reducción de la espontaneidad y la intimidad en las interacciones, dos ingredientes que supieron impulsar la masividad de redes como Facebook, Twitter y hasta el propio Instagram, algunos años atrás.
A la pérdida del contenido “amateur” se suma un proceso de transformación de los perfiles de usuarios. Existe algo parecido a una “gentrificación” de las plataformas, la cual está expulsando a las generaciones más jóvenes y sus prácticas hacia otras redes que privilegian el contenido breve, instantáneo y también efímero. El ejemplo perfecto es TikTok o bien los formatos como las stories que tanto se han replicado en distintos productos.
El caso más emblemático es el de Facebook. Según los datos de Statista, la plataforma sigue siendo la más popular del mundo, con más de 3.000 millones de usuarios. Sin embargo, desde hace algunos años está sufriendo el envejecimiento de sus usuarios, con audiencias jóvenes que tienen a abandonar la plataforma y personas adultas que aún siguen activando cuentas. Además, el grupo demográfico de mayor edad en Facebook son los usuarios de 25 a 34 años, que representan el 24,2% de la base de usuarios de Estados Unidos y casi el 20% de los usuarios mundiales de Facebook son hombres comprendidos en dicha franja etaria. Es decir, en Facebook están comenzando a reducirse no sólo los más jóvenes, sino también las mujeres: las usuarias de 13 a 17 años representan el grupo demográfico más pequeño a nivel mundial. ¿Pero por qué todavía existen cuentas activas en Facebook? La respuesta podría estar no en las conexiones personales, sino en los servicios que ofrece dicha red, tales como Marketplace, publicidad y grupos para el intercambio de productos.
Los “boomers”
Si bien el caso de Facebook es uno de los más conocidos hasta ahora, los datos de Whatsapp también comienzan a mostrar un envejecimiento de su audiencia. Al parecer, la aplicación ya no resulta atractiva para las nuevas generaciones y los chats personales se están mudando a Instagram o TikTok. Los “boomers” son ahora quienes dominan este entorno de comunicación donde la palabra es central, a pesar de que cuenta con cualquier formato de mensaje. Los datos entre consultoras internacionales varían, pero en promedio concluyen que en el consumo global de WhatsApp, el grupo de edad más activo es el de 26 a 35 años, que representa cerca del 30% del total de usuarios. Le siguen de cerca los usuarios de 36 a 45 años con un 20% y los de 15 a 25 años con un promedio del 18%. Al mismo tiempo, los grupos de mayor edad tienen una menor presencia, ya que los usuarios de 46 a 55 años constituyen el 17% y las personas de 56 años o más representan el 13%.
Las razones de estos movimientos podrían acelerase cuando veamos más integración de la inteligencia artificial en las redes. TikTok, por ejemplo, ya está ofreciendo servicios de creación o animación de imágenes con fines comerciales, por lo tanto, los costos de contenido publicitario podrían reducirse drásticamente y en breve estaríamos invadidos de más artificialidad. Videos con IA ya pueden verse en los reels de Instagram y voces cada vez menos robotizadas están poblando los podcast de Spotify. Ni hablar de los trolls y cuentas falsas que masifican las tendencias en X.
Cansancio, tedio, discursos de odio y pérdida de espontaneidad. Parece que la celebración que supimos ver hace algunos años está terminando. Bastaría con ver nuevamente la película “The social network” -que retrata la historia de cómo Mark Zuckerberg idea Facebook- para recordar el entusiasmo que representaba la cultura de las start-ups y la idea de conectarnos entre todos sin importar cuál era nuestra relación en la vida material.
Algo ha cambiado y todo parece indicar que el cambio será aún más radical en los próximos años. ¿Habrá lugar para una conexión más participativa y humana todavía? Solo nosotros y nuestros posteos tendrán la respuesta, aunque cada vez tengamos menos likes, pero quizás más auténticos. Allí está quizás la oportunidad.





















