EN DEFENSA DEL ROJO. Néstor Grindetti, acompañado por Daniel Seoane y Carlos Montaña, expuso los argumentos de Independiente ante los incidentes con la U de Chile. Foto de Luciano Thieberger
El presidente de Independiente, Néstor Grindetti, brindó este miércoles una conferencia de prensa en el estadio Libertadores de América-Ricardo Bochini, acompañado por el secretario general Daniel Seoane y el vicepresidente primero Carlos Montaña. Allí explicó los argumentos que la institución presentó ante la entidad sudamericana y cargó duramente contra la Universidad de Chile.
“Independiente no fue responsable de los hechos, sino víctima de ataques violentos, premeditados e intencionados por parte de un grupo de delincuentes que vino a nuestra casa con un único objetivo: generar incidentes”, afirmó el dirigente, quien aseguró que la cancelación del partido de vuelta por Copa Sudamericana fue consecuencia directa de la violencia de la parcialidad visitante.
La defensa del club se centró en cuatro puntos que, según Grindetti, quedaron respaldados con pruebas, alegatos y material fílmico:
1. La violencia se originó exclusivamente en la hinchada visitante antes del inicio del partido.
2. Independiente cumplió de manera rigurosa con todas las obligaciones de seguridad y dispuso un operativo acorde a un evento clasificado como de “alto riesgo”.
3. La vandalización de la tribuna visitante fue planificada con el objetivo de generar caos.
4. La cancelación del encuentro fue producto directo de los incidentes provocados por los hinchas de Universidad de Chile.
“El reglamento asigna al club organizador la responsabilidad del evento, pero eso no significa que Independiente haya sido responsable de los actos de violencia ni de la suspensión del partido”, sostuvo el presidente, que detalló la magnitud del operativo de seguridad desplegado: 650 policías, 150 agentes privados, 14 funcionarios de Aprevide, bomberos, médicos y unidades de asistencia.
Grindetti aseguró que apenas ingresados al estadio, los fanáticos visitantes destruyeron cámaras de seguridad, generaron focos de incendio y vandalizaron butacas y sanitarios para utilizarlos como proyectiles. “Durante más de cuatro horas arrojaron objetos contra nuestra gente. No se trató de desmanes improvisados, fue un plan de violencia premeditado”, denunció.
El dirigente también remarcó que después de la suspensión se registraron agresiones de un grupo de barras locales, a quienes condenó de manera enérgica: “Vamos a exigir que esas personas nunca más pisen una cancha de fútbol”. Sin embargo, apuntó contra la U de Chile y su dirigencia: “En lugar de repudiar lo que hicieron sus hinchas, eligieron encubrirlos y culpar a otros. Su accionar es cómplice y vergonzoso”.
Testimonios y acompañamiento
Según informó, el club recibió más de 700 testimonios de hinchas, de los cuales 300 denunciaron lesiones. “Seguiremos acompañando a cada uno de ellos con contención y asesoramiento legal”, agregó.
Finalmente, Grindetti cerró con un mensaje a la Conmebol, que en los próximos días deberá tomar una decisión sobre el futuro de la serie. “Confiamos en que valore la verdad y actúe con justicia, equilibrio y proporcionalidad, como corresponde a una institución que debe velar por el desarrollo del fútbol sudamericano”, finalizó.
CAOS EN AVELLANEDA. La noche de Copa Sudamericana terminó suspendida por los incidentes provocados en la tribuna visitante. Fotobaires
Ahora la definición está en manos de la Conmebol. Independiente ya expuso su postura y se aferra a las pruebas presentadas para desligarse de toda responsabilidad. Del otro lado, la Universidad de Chile y sus dirigentes quedaron en el centro de las críticas por parte del club de Avellaneda. Mientras tanto, el fútbol sudamericano espera por un fallo que marcará un precedente en la forma en que se administran los hechos de violencia en los estadios.




















