La riqueza invisible de Tucumán: lo que tenemos y no miramos

La riqueza invisible de Tucumán: lo que tenemos y no miramos
15 Septiembre 2025

Juan Antonio González

Consultor de Naciones Unidas

Tucumán es una tierra con una riqueza inmensa, diversa y todavía poco considerada. La primera de ellas es el agua. Tucumán es un verdadero generador y exportador de agua. La provincia alimenta a toda la cuenca del Salí–Dulce, un sistema que sostiene vida, producción y ciudades en el noroeste argentino. Y ello se debe a la presencia de las Yungas que es donde el agua se genera y alimento todo nuestro sistema urbano, productivo y ambiental. Proteger las Yungas debería ser un objetivo a perpetuidad en los objetivos que nos pongamos para nuestro desarrollo sostenible. Declarar las yungas como Patrimonio Natural de la Humanidad es una apuesta de futuro. En un mundo donde el agua es ya un bien estratégico, Tucumán posee una de sus mayores reservas.

Aguas termales

Paradójicamente, contamos con aguas termales (Sudeste de la provincia) de excelente calidad que permanecen casi sin uso, mientras provincias vecinas las explotan con éxito para turismo de salud y bienestar. El contraste es elocuente: lo que aquí no usamos, otros lo convierten en motor económico.

Algo similar ocurre con el embalse de Termas de Río Hondo. Tres cuartas partes de este enorme lago artificial se encuentran en territorio tucumano, pero su aprovechamiento turístico y recreativo es mínimo. La falta de desarrollo vial y de infraestructura adecuada nos impide capitalizar un recurso que podría diversificar la economía y atraer visitantes durante todo el año. Un plan de uso sostenible del embalse —compatible con la conservación ambiental— sería una oportunidad extraordinaria.

Conocimiento

Pero Tucumán no solo es agua. Cuatro universidades de prestigio y centros de investigación y tecnología dan a la provincia un capital humano y científico que pocos distritos del país pueden exhibir. El conocimiento es, hoy más que nunca, un recurso estratégico. Ahondar en el capital del conocimiento es sin duda una buena estrategia de desarrollo pero se lo debe profundizar como política de estado.

Biomasa

En materia energética, se desperdician enormes oportunidades. Cada zafra deja montañas de residuos de caña que podrían transformarse en biomasa para generar energía limpia y sustentable.

Energía fotovoltaica

A eso se suma la altísima radiación solar que recibe el territorio, con un potencial notable para proyectos de energía fotovoltaica. La generación de biogas a partir de residuos es otra alternativa a profundizar. En estos temas las alianzas público-privadas deberían ser el norte.

Áridos

La riqueza tucumana también está bajo nuestros pies: contamos con áridos necesarios para la construcción y la obra pública, con gradientes altitudinales que permiten diversificar la producción agrícola, y con paisajes de un valor natural y cultural extraordinario.

Reservas y turismo

Casi el 22 % de la superficie provincial se halla protegido por reservas y parques (nacionales y provinciales). Sin embargo, muchas de esas áreas, con valores naturales y culturales, no están integradas en un proyecto sostenible que permita conservarlas por su relación con el agua ya mencionado y un plan de turismo inteligente para generar desarrollo local.

Diversificar

El desafío, entonces, no es seguir lamentándonos por lo que no tenemos, sino empezar a reconocer, valorar y gestionar inteligentemente lo que sí tenemos. Tucumán puede ser mucho más que “el jardín de la República”: puede ser una experiencia única en desarrollo sostenible con la riqueza en agua, energía, ciencia, turismo y cultura. Entiendo que hoy la premisa es diversificar; una o dos actividades no serán suficientes y más ante el escenario del cambio climático que nos está afectando productivamente. Solo la sinergia con otros desarrollos y el apoyo de la ciencia y la tecnología nos permitirá sobrellevar el escenario al que asistimos.

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