CIERRE CON ESTILO. En el amistoso ante Puerto Rico, la Selección desplegó su mejor versión y reafirmó el carácter competitivo que la distingue. Carmen Mandato / Getty Images
Puede sonar a disco rayado, pero la realidad es que no hay mucho que analizar cuando se trata de un equipo que ya lo ganó todo y aun así siempre encuentra una manera de volver a sorprender. La Selección campeona del mundo y de América cerró su gira por Estados Unidos con una goleada contundente frente a Puerto Rico y una actuación que reafirma lo que ya se sabe: a este grupo no le pesa la gloria ni se conforma con el pasado.
En un estadio casi repleto (a diferencia del amistoso anterior ante Venezuela), Lionel Scaloni aprovechó el último partido del viaje para probar, rotar y también disfrutar. Esta vez pudo contar con Lionel Messi desde el arranque y dio lugar a nuevos nombres, como José “Flaco” López, delantero de Palmeiras que debutó oficialmente con la camiseta albiceleste. El DT también repitió un experimento que lo tiene intrigado, con Nicolás González, su jugador “fetiche”, ocupando nuevamente el lateral izquierdo en lugar de Nicolás Tagliafico. Un delantero como defensor, o tal vez un defensor que no deja de atacar.
El esquema fue muy efectivo. Sin un “5” clásico, Rodrigo De Paul y Giovani Lo Celso se repartieron el mediocampo con total precisión, claro, si llevan años jugando juntos. Cada pase, cada cambio de frente y cada movimiento pareció pensado al detalle. De Paul, infatigable, sigue mostrando el mismo compromiso de su debut hace siete años, incluso en partidos sin puntos en juego.
Desde el comienzo, Argentina impuso condiciones. A los 12 minutos llegó el primero, con Alexis Mac Allister empujando la pelota tras una asistencia de González. Poco después, Gonzalo Montiel amplió la diferencia, y el propio Mac Allister, cada vez más goleador dentro del ciclo Scaloni, anotó el tercero. Puerto Rico apenas tuvo una ráfaga de peligro en el primer tiempo, con un tiro desde mitad de cancha que obligó a una atajada espectacular de Emiliano Martínez.
En el complemento, el entrenador volvió a mover las piezas. Ingresaron Aníbal Moreno y Lautaro Rivero, dos debutantes que tuvieron su estreno absoluto en la Mayor. Salieron dos históricos: Lo Celso y Nicolás Otamendi, jugadores con boleto (casi) asegurado al próximo Mundial pero que siguen dejando todo en cada minuto.
Mac Allister, autor de un doblete, fue protagonista en la jugada del tercer gol tras una cesión precisa de “Flaco”, que mostró por qué viene pidiendo pista en Palmeiras. Y aunque González figuró como lateral, su influencia en ataque fue constante, incluso su remate terminó provocando el cuarto gol, tras un desvío en el arquero Steven Echevarría.
Scaloni se dio otro gusto y decidió que Messi jugara los 90 minutos. En el tramo final, salieron López y Montiel para los ingresos de Lautaro Martínez y Nahuel Molina. Y la apuesta valió la pena. “Toro” convirtió los últimos dos tantos del encuentro y selló el 6-0 definitivo, cifra que reflejó la diferencia futbolística y la ambición intacta de un equipo que nunca baja la guardia.
Y cuando parecía todo cerrado, hubo lugar para una sorpresa más: una sexta ventana de cambios. En un gesto simbólico, el DT permitió el debut de Facundo Cambeses, arquero de Racing, que reemplazó a “Dibu” y sumó sus primeros minutos en la Selección Mayor.
Más allá del resultado, el mensaje estuvo clarísimo, como siempre. Argentina no se relaja, ni siquiera en amistosos contra rivales modestos. Juega con la seriedad de un campeón y la frescura de un equipo en construcción. Scaloni defiende un título y, por sobre todas las cosas, una idea: la de un grupo que sigue compitiendo con hambre, que no se conforma con el pasado y que mira al futuro con la misma determinación que aquel 18 de diciembre de 2022 en Lusail.






















