ESQUINA COMPLICADA. La de Solano Vera y Mendoza suele ser un cuello de botella en horas pico. LA GACETA / FOTO DE MATÍAS VIEITO - OSVALDO RIPOLL
Reconocen que es una obra importante, que traerá muchas mejoras. Pero se agarran la cabeza de solo pensar el caos que serán los próximos 90 días, cuando comiencen los trabajos para ensanchar la avenida Solano Vera, desde la plaza Vieja y hasta el Camino de Sirga. Aunque esta arteria no se cortará totalmente, la circulación por ella se verá reducida mientras vayan avanzando las máquinas.
En teoría, según las autoridades municipales, dentro de una semana aproximadamente empieza la obra. ¿Con qué circuitos de tránsito cuentan los que viven en la zona y a diario usan la avenida? Esta es una de las preguntas que desvela en estos días a los automovilistas, que ya están empezando a evaluar por dónde podrían circular más rápido hasta que terminan el ensanchamiento de la Solano Vera.
Estas son las opciones de desvíos, con sus pro y sus contra, según opinaron los vecinos consultados. Lo primero que aclararon es que muchas alternativas son complicadas porque casi todas las calles se cortan en algún punto.
“Para mí la mejor opción, si venís del centro y querés llegar a la Rinconada, es ingresar desde Aconquija por la Zavalía o por San Martín. Pero ¡ojo!: las primeras cuadras de esta última es contramano y luego se hace doble mano, hasta el Camino de Sirga. De ahí se puede ir hasta la Solano Vera. La única contra es que esas dos arterias ya están hoy también bastante saturadas”, opinó Cristian García Sosa, que vive en un barrio cerrado, a la altura de la Solano Vera al 2.300.
¿Hay alguna alternativa paralela que permita evitar los 1.000 metros que estarán en obra en la avenida? “Sí, aunque no sé si es muy recomendable. Pero seguramente será la que use yo. Si vas hacia La Rinconada, hay que ingresar por la plaza Vieja, seguir una cuadra más, y tomar un camino conocido como la vía, que pasa frente a donde funciona una conocida feria americana. Por esa vía salís al Camino de Sirga. Está pavimentada la mayor parte. Es una vía bastante angosta, así que esperemos que no colapse”, apuntó Mario Vaca, que vive por calle Mendoza, a metros de la Solano Vera. “Hacia el otro lado de la plaza, no hay muchas posibilidades de usar calles paralelas a la avenid, ya que todas se cortan porque hay un country grande. La próxima paralela es la San Martín, a varias cuadras”, aclaró.
Los que vienen desde el cerro y se dirigen a La Rinconada pueden tomar calles paralelas a la Solano Vera, como por ejemplo Yrigoyen o Facundo Quiroga. Aunque en algún lugar, cerca de la plaza Vieja, estas arterias se cortan e inevitablemente tendrán que usar la vía, explicó García Sosa. Eso si no se pierden antes, aclaró. “Si conocen la zona, lo recomendable es armarse de paciencia y pasar despacio por el tránsito reducido en la zona de obra”, recomendó.
Opinión de una experta
La arquitecta Inés González Alvo, especialista en Movilidad Urbana y miembro del Observatorio de Fenómenos Urbanos y Territoriales (OFUT) de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, cuestionó el enfoque de la obra de ensanchamiento de la Solano Vera, porque prioriza la circulación de vehículos particulares.
“La propuesta de ensanchar las calles centrada únicamente en el auto responde a una lógica del siglo XX. ¿Qué ciudad queremos construir con estos proyectos?”, cuestiona la profesional. Según explicó, la evidencia científica demuestra que este tipo de obras falla una y otra vez, ya que provoca un fenómeno conocido como “demanda inducida”: cuando se amplían las calles, en lugar de disminuir la congestión, se incentiva a un mayor uso del vehículo particular, reproduciendo y agravando el problema original. “Ciudades tuvieron malos resultados, donde grandes inversiones en infraestructura vial terminaron generando más tráfico y tiempos de viaje aún mayores”, dijo.
“Lo más preocupante es la ausencia de una visión integral de movilidad. Las obras no contemplan infraestructura adecuada para peatones en esta etapa, no incluyen ciclovías ni mejoras al sistema de transporte público. Estas decisiones contrastan con las políticas urbanas a nivel mundial, donde las ciudades buscan compartir el espacio público entre todos sus usuarios, reduciendo el protagonismo del auto. Las ciudades que mejor funcionan ofrecen diversidad de opciones de movilidad, no más carriles. Para lograrlo, necesitamos veredas dignas y caminables, ciclovías bien diseñadas y transporte público eficiente y de calidad”, analizó.
Por último, admitió que el sistema pluvial que acompaña la obra es valioso y necesario para prevenir las inundaciones. “Esta inversión debería articularse dentro de un plan integral de movilidad. Las personas necesitan una ciudad que priorice la calidad de vida de sus habitantes por sobre la velocidad de los vehículos. El desafío no es técnico sino político, se puede apostar a una ciudad diferente y más justa para todas las personas”, concluyó.


























