Río de Janeiro cuenta sus muertos tras la letal operación en dos favelas

Ya suman 132 los fallecidos y hay decenas de personas desaparecidas, vehículos quemados y barricadas con fuego. Los vecinos colocaron unos 70 cadáveres en una plaza.

RASTREO Y DOLOR. Residentes de la favela Penha salieron a buscar a sus seres queridos y encontraron decenas de cuerpos en el bosque cercano. RASTREO Y DOLOR. Residentes de la favela Penha salieron a buscar a sus seres queridos y encontraron decenas de cuerpos en el bosque cercano.
30 Octubre 2025

RÍO DE JANEIRO, Brasil.- Entre sollozos y olor a cadáver, vecinos de una favela del norte de Rio de Janeiro colocaron decenas de cuerpos alineados en una plaza, un día después de la operación policial que ya es la más mortal de Brasil, con el último balance oficial de más de 130 muertos. Periodistas reportaron haber visto una persona decapitada, otra con la cabeza destrozada y algunos vecinos denunciaron “ejecuciones”.

El letal operativo, que se produjo una semana antes de que Brasil acoja la COP30 en la ciudad amazónica de Belém, tenía como objetivo debilitar el Comando Vermelho, el principal grupo criminal de Rio que opera en las favelas, buscando a sus jefes y lugartenientes.

Tras dar cuenta de unos 65 muertos el martes, las autoridades de Rio actualizaron ayer los datos, que colocaron en 119 el número muertos, de los cuales 115 sospechosos y cuatro policías. Más tarde, la Defensoría Pública del estado de Rio cifró en 132 el número total.

El martes se registraron escenas de guerra en Rio: hubo tiroteos, incendios y enfrentamientos entre las fuerzas del orden y presuntos criminales, que usaron autobuses como barricadas y drones para lanzar bombas, según las autoridades.

La operación fue un éxito, dijo a la prensa el gobernador conservador Cláudio Castro, porque “las únicas víctimas” fueron los cuatro policías muertos.

Las autoridades de Rio defienden la mano dura contra lo que definen como “narcoterrorismo”, mientras organizaciones humanitarias y las Naciones Unidas criticaron a la policía.

Los cadáveres hallados por los vecinos fueron dispuestos cerca de una de las principales vías del Complejo da Penha, una de las zonas donde tuvo lugar la operación. “El Estado vino a masacrar, no fue una operación. Vino directo a matar, a quitar la vida, hay muchos muertos”, dijo a la agencia AFP una mujer que no se identificó, mientras colocaba la mano sobre el rostro de un joven muerto. “Hay personas ejecutadas, muchas con un tiro en la nuca, un tiro por la espalda, esto no puede ser considerado seguridad pública”, agregó el vecino Raull Santiago, de 36 años.

El abogado Albino Pereira Neto, que representa a tres familias, denunció que las víctimas fueron “sometidas y asesinadas fríamente”.

“Residual”

El gobernador Castro negó que la policía hubiese podido matar a inocentes durante esta operación fruto de una investigación de más de un año.

“El conflicto fue en el bosque. No creo que hubiese nadie paseando por el bosque durante un día de conflicto: por eso se puede clasificar tranquilamente” de criminales a los fallecidos, dijo este aliado del ex presidente ultraderechista Jair Bolsonaro. “Cualquier error de clasificación, será residual”, agregó.

Identificación

Los vecinos de las favelas que la policía asaltó a fuego el martes pasaron la noche localizando cadáveres en un bosque cercano. Lograron encontrar 70 cuerpos y los fueron colocando en fila, sobre el suelo, cubiertos con mantas, en una plaza de la favela Vila Cruzeiro, para que sus allegados puedan identificarlos.

Esos 70 fallecidos no estaban incluidos en el balance oficial de la víspera (64 víctimas mortales, incluidos cuatro policías), lo que eleva los muertos en la operación a más de 132, de acuerdo con el ministerio público de Río.

Con ese aumento, la operación más letal de Río de Janeiro se convierte en la más letal de la historia de Brasil. El balance oficial del martes, incluye 81 detenidos y unos 90 fusiles decomisados. Los narcos lanzaron granadas desde drones.

Río, la segunda ciudad más poblada de Brasil, ha amanecido con una triste neblina gris. También con toda la red viaria liberada de barricadas y con el miedo en el cuerpo tras una jornada en la que la ciudad fue rehén del fuego cruzado entre los criminales y la policía. Las calles están prácticamente vacías. No hay atascos en las principales arterias viales y quien ha podido se ha quedado en casa.

Unos 2.500 agentes fueron movilizados en la incursión policial en dos complejos de favelas considerados el cuartel general del Comando Vermelho. Este grupo criminal fundado en Río de Janeiro es el segundo más poderoso del país tras el Primer Comando de la Capital (PCC), que tiene su sede en São Paulo.

El PCC nació en la cárcel de Carandiru en 1992 como un colectivo de presos en defensa de sus derechos más básicos, después de que la policía mató a 111 presos en una operación para sofocar un motín. Hasta este miércoles era considerada la peor matanza policial brasileña.

El presidente Luiz Inácio “Lula” da Silva, recién llegado de un viaje oficial a Asia, se reunió con su equipo en Brasilia para analizar la crisis. La víspera, el gobernador Castro, criticó la falta de apoyo del Gobierno federal para enfrentarse al crimen organizado.

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