Escandalosa separación: Sia y su ex marido se enfrentan por drogas, dinero y acusaciones criminales
La cantante australiana y el médico Daniel Bernard protagonizan una batalla judicial sin precedentes por la custodia de su hijo. Denuncias cruzadas por adicciones, manipulación y una investigación por presunta pornografía infantil.
GTRES
La separación entre la cantante Sia y el médico Daniel Bernard se ha convertido en una de las disputas más explosivas y mediáticas de Hollywood. Lo que comenzó como un divorcio por “diferencias irreconciliables” se transformó en una guerra legal cargada de acusaciones por drogas, dinero y presuntos delitos, con el pequeño Summi, su hijo de apenas un año, en el centro del conflicto.
Tras dos años de matrimonio, Sia (49) y Bernard (47) pelean no solo por la custodia del niño, nacido en marzo de 2024, sino también por su reputación pública. Los documentos judiciales revelan una trama de reproches mutuos en la que ambos se acusan de poner en riesgo el bienestar del menor.
Según la declaración presentada el 27 de octubre, Bernard -oncólogo radioterápico- acusa a Sia de ser “una madre no apta”, asegurando que mantiene una lucha constante contra la adicción y el abuso de sustancias. Afirma además que la artista “delegó casi todas las responsabilidades de crianza en un equipo rotativo de niñeras mientras mantenía el control a distancia”, y que su comportamiento “es imprudente y peligroso”.
El médico exige la custodia completa del niño, que Sia se someta a controles de drogas, participe en clases de paternidad y que sus visitas sean supervisadas. También reclama una pensión mensual de más de 230.000 dólares por manutención conyugal y otros 75.000 dólares para su hijo, alegando estar desempleado desde 2021, año en que ambos abrieron una clínica de tratamientos con ketamina que cerró tras la ruptura.
La respuesta de Sia: sobriedad y acusaciones cruzadas
La cantante respondió apenas un día después con una declaración en la que negó todas las acusaciones y explicó que su proceso de recuperación fue precisamente una de las razones de la separación.
“He estado completamente sobria durante más de seis meses y estoy trabajando en mi programa, que incluye pruebas semanales y un compañero sobrio”, aseguró Sia en los documentos, citados por la revista People.
La artista afirma que su hijo “siempre ha estado bajo mi cuidado y custodia principal” y acusa a su exmarido de “convertir en un arma” su pasado con las adicciones. “Mi recuperación ha sido una piedra angular de mi vida y una de las principales razones por las que decidí separarme de Dan, cuya vida nocturna y consumo recreativo de drogas son incompatibles con un entorno saludable para nuestro hijo”, agregó.
Una investigación por pornografía infantil
El conflicto alcanzó un nuevo nivel cuando Sia reveló que Bernard fue investigado por presunta posesión de pornografía infantil, en una causa a cargo del Departamento de Policía de Los Ángeles y el Departamento de Servicios para Niños y Familias. Aunque las investigaciones fueron cerradas sin cargos, la cantante aseguró que eso “no apacigua mis preocupaciones de que Summi pase tiempo sin supervisión con Dan”.
Bernard, por su parte, sostiene que la acusación es un montaje orquestado por Sia para impedirle ver a su hijo. Afirma que las imágenes fueron halladas en un disco duro “plantado” por una asistente de la cantante, identificada como Hayley, y niega haber tenido acceso al dispositivo.
En su réplica, Sia insistió en que su expareja nunca ha pasado más de dos horas seguidas con el niño sin supervisión y que cualquier régimen de visitas debe ser gradual y acompañado por cuidadores experimentados, dada la corta edad del pequeño.
Dinero, salud y una batalla pública
Además de las denuncias de índole penal y las acusaciones personales, el caso tiene un fuerte trasfondo económico. Sia sostiene que ya le ha entregado a su exmarido más de 300.000 dólares desde la separación y que su reclamo actual es “una maniobra motivada por dinero”.
La artista, que padece una rara enfermedad neurológica, asegura que su compromiso con la sobriedad y la estabilidad personal “no tiene ningún propósito legítimo más que el bienestar de mi hijo”, y que el intento de Bernard de “distorsionar los hechos” busca únicamente socavar su credibilidad ante el tribunal.
Este es el segundo divorcio de la cantante australiana, cuya vida privada vuelve a quedar expuesta al escrutinio mediático. Mientras los tribunales de Los Ángeles determinan quién obtendrá la custodia de Summi, el caso promete seguir revelando detalles de una historia en la que se mezclan celebridad, adicción, secretos y una batalla emocional sin precedentes.























