“Hay ocho tucumanos con chances de ir al Mundial M-20 de 2026”: la UAR refuerza su trabajo de alto rendimiento en la provincia
El jefe de preparación física de Los Pumitas, Juan Galarraga, y el coordinador nacional de desempeño de la UAR, Brad Harrington, visitaron la Academia URT para evaluar a los jóvenes talentos tucumanos. Ambos destacaron el crecimiento del rugby del norte y el impacto del plan de alto rendimiento que hoy permite que ocho jugadores de la provincia estén en carrera para el Mundial M-20 de Georgia 2026.
Juan Galarraga y Brad Harrington presenciaron el entrenamiento de la Academia URT en Lawn Tennis. Analía Jaramillo/LA GACETA.
La escena en el predio de Lawn Tennis, donde entrena la Academia de la Unión de Rugby de Tucumán (URT), resume una idea que la Unión Argentina de Rugby (UAR) viene sosteniendo desde hace tiempo: el alto rendimiento se construye desde abajo. Bajo ese principio, Juan Galarraga, jefe de entrenamiento de fuerza y acondicionamiento físico de Los Pumitas, y el australiano Brad Harrington, coordinador nacional de desempeño de la UAR, pasaron por Tucumán para supervisar, medir y orientar el trabajo que se desarrolla con los jóvenes talentos locales dentro de la Academia.
Durante la jornada, ambos compartieron una sesión de entrenamiento y una charla con los preparadores y entrenadores de la región. Fue una visita técnica, pero también simbólica: una señal de que el norte argentino está firmemente integrado al proyecto nacional de desarrollo.
Un plan nacional
Galarraga lleva cuatro años en la estructura de la UAR. Llegó al staff tras su paso por los Pumas 7’s, y hoy su función es clave en la preparación del seleccionado juvenil. Su tarea no se limita a diseñar rutinas ni a medir rendimientos: articula los planes de trabajo en todo el país para que los jugadores de cada academia progresen dentro de los mismos estándares.
“Estamos recorriendo todas las academias del país para controlar el plan de alto rendimiento. En esta oportunidad vinimos con Brad, que es nuestro asesor de rendimiento, para revisar los objetivos, las metas y los procesos. Queremos que los jugadores entiendan dónde están parados hoy y hacia dónde tienen que ir”, explicó Galarraga.
El método es claro: definir una línea de base, establecer objetivos de corto plazo y volver cada tres meses a evaluar los avances. “Tratamos de ponerles metas concretas. En tres meses queremos que estén acá, en seis meses acá. Así, paso a paso, buscamos elevar la vara de todos los jugadores y entregar un mejor producto al sistema de Los Pumas”, señaló.
El alto rendimiento
El trabajo de la UAR con las academias regionales apunta a acortar distancias entre el rugby de clubes y las competencias internacionales. Según Galarraga, la misión es que cada provincia pueda producir jugadores que ya estén habituados a la exigencia física y mental del alto rendimiento.
“Queremos que todos los años haya más chicos jóvenes compitiendo en Tarucas y menos jugadores grandes. Si la liga local mejora y sube el nivel de competencia, los chicos llegarán más cerca de los estándares que pide el rugby internacional”, explicó.
Ese proceso empieza en los clubes, continúa en las academias provinciales y se proyecta hacia las franquicias y los seleccionados. Tucumán, con su historia y su pasión, es un punto neurálgico de ese mapa.
“El rugby del norte creció mucho. Este año estamos viendo una mayor participación de chicos de Tucumán, de Salta y de Santiago del Estero. Es el resultado de años de trabajo y del crecimiento de la región en sus torneos y entrenamientos”, destacó el preparador físico. En esa línea, varios tucumanos fueron convocados recientemente a las concentraciones nacionales de Los Pumitas.
“Hay ocho chicos con chances de integrar el plantel que jugará el Mundial M-20 2026 en Georgia, pero eso todavía tiene que definirse. Obviamente sabemos que esto depende de las camadas, pero se viene haciendo un buen trabajo en el norte”, dijo Galarraga.
La mirada internacional
Acompañando el recorrido federal de la UAR, Brad Harrington cumple un rol estratégico: coordinar los programas de rendimiento masculino y femenino, de rugby XV y seven. Con amplia experiencia internacional -fue preparador físico de los Wallabies y de Los Pumas durante el ciclo de Michael Cheika-, hoy está enfocado en la construcción de un sistema nacional de seguimiento de atletas y entrenadores.
“El propósito de estas visitas es capacitar a los entrenadores de los clubes para que entiendan cuáles son las demandas del alto rendimiento. Queremos mostrarles los estándares de la UAR y ayudarlos a preparar jugadores que puedan competir a esos niveles”, explicó el australiano.
Para Harrington, la estructura que hoy tiene la Argentina no está lejos de los modelos más desarrollados del mundo. “Australia y Argentina tienen sistemas parecidos: academias distribuidas en las principales regiones, un recorrido claro del club a la franquicia y del seleccionado juvenil al mayor. El objetivo es el mismo: desarrollar jugadores jóvenes con hábitos profesionales y acompañar también a los entrenadores en ese proceso”, sostuvo.
Ambos coincidieron en que la franquicia Tarucas Rugby, representante del norte en el Súper Rugby Américas, cumple un papel clave en la transición entre el amateurismo y el profesionalismo.
Tarucas, un aliciente
“Tener a Tarucas acá es fantástico. Les da a los chicos un entorno de alto rendimiento donde pueden poner a prueba todo lo que aprenden en las academias. Es un paso intermedio antes de llegar a Los Pumitas o a una franquicia internacional”, señaló Harrington.
Galarraga reforzó esa idea. “Queremos que cada vez haya más jugadores jóvenes compitiendo ahí. Si logramos eso, estaremos mucho más cerca de los niveles internacionales. Todo el sistema se fortalece: Pumitas, Tarucas y, en el futuro, Los Pumas”, dijo.
Formar jugadores
Tanto Galarraga como Harrington insistieron en que el programa de alto rendimiento de la UAR no se limita al aspecto físico o técnico. Detrás de cada entrenamiento hay un objetivo más profundo: formar jugadores con valores, disciplina y mentalidad profesional.
“Nuestro trabajo no es solo producir atletas, sino personas preparadas para vivir el alto rendimiento. Por eso, en paralelo formamos entrenadores, preparadores físicos y analistas. El desarrollo tiene que ser integral”, señaló Harrington.
Los resultados del sistema están a la vista: Los Pumitas fueron terceros en el Mundial 2025, Los Pumas cuartos, Los Pumas 7’s vienen siendo uno de los protagonistas del Circuito Mundial y Las Yaguaretés escalaron varios puestos en el ranking internacional.
“Eso muestra que el trabajo está funcionando, pero no es el final. Tenemos que seguir creciendo y sostener este camino”, afirmó.
El futuro
La jornada en Tucumán cerró con la sensación de que el proyecto nacional avanza con pasos firmes. Las academias, lejos de ser un eslabón aislado, son el núcleo donde se moldean los futuros jugadores de élite.
Galarraga lo resume en una frase que sintetiza el espíritu del programa. “Nuestro objetivo es claro: elevar la vara de todos los jugadores del país. Si cada uno progresa, el rugby argentino también lo hace”, indicó.
Y en ese proceso, el norte argentino -con su pasión, su talento y su historia- vuelve a ocupar un lugar central en el mapa del rugby nacional.























