13 Noviembre 2025

En respuesta a la carta del amigo Marcotullio referente a la eutanasia, y a los efectos de ampliar el tema en cuestión, opino lo siguiente: no se puede tocar el tema de la eutanasia de un modo tan simple como una cuestión de religiosidad solamente. Existen en este tema consideraciones fisiológicas, humanas, religiosas humanitarias, etc., que atañen a los sufrientes y a su entorno familiar, y que son de exclusiva decisión de ellos. El milagro de existir y de vivir constituye uno de los grandes desafíos que se nos impone al momento mismo de nacer. Sabemos que nuestra calidad de vida, si bien en parte depende de nuestra responsabilidad, existen factores genéticos y ambientales que nos predisponen a contraer enfermedades que, en algunos casos, son inevitables e irreversibles. La ciencia médica, cada vez más avanzada, hace lo posible para resolver casos de gravedad extrema, pero tiene un límite impuesto por la ciencia misma... Es ahí donde comienza una situación de desesperanza e impotencia. Todos sufrimos por esa situación y por la incomprensión de lo inevitable… y tratamos con desesperación de lograr la prórroga de la vida de nuestro ser querido, que en muchos casos ya dejo su existencia plena y pasó a sostener una supervivencia asistida solo por la tecnología médica. Triste y sufrida situación familiar  y del propio ser querido. La alteración del momento pone en juego una serie de mandatos religiosos y familiares que ahondan más nuestro sufrimiento. ¿Qué hacer entonces? El drama de conciencia comienza a mortificar nuestra vida cotidiana. Vamos muriendo al lado de nuestro ser querido. ¿Hasta cuándo? ¿Y nuestro designio a tener que seguir la vida por nosotros y el resto de la familia? Son interrogantes que todos nos hacemos. Generalmente dejamos en manos de Dios la decisión, pero en lo terrenal lo sufrimos diariamente. Es un tema muy sensible que requiere un profundo debate, como ocurrió en otras partes del mundo que lo convalidan. No es una cuestión de blanco o negro... tiene aristas grises que lo hacen muy complejo y me parece que es un tema muy doloroso que tendrá que legislarse con el propósito de conceder la libertad de decisión a la conciencia de cada familia.

Héctor M.Avila                                           

hmavila@hotmail.com

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