Relanzamiento de "Indómita": “El arte debe ser indómito, causar impacto e irrumpir”
La Casa Museo de la Ciudad fue escenario del relanzamiento de Indómita, una noche donde artistas y gestores del NOA celebraron la creación colectiva y el impulso de una escena cultural que se reinventa aun en tiempos difíciles.
HIPNOTIZANTE. Las obras de Susana Bollati denominadas “Una vuelta más” fueron un éxito que llevó a un Tucumán de siglos pasados. LA GACETA / FOTO DE OSVALDO RIPOLL
En un país atravesado por tensiones políticas, polaridad social y un clima general de incertidumbre, la cultura aún encuentra sus propios modos de sostenerse, reinventarse y persistir. Ese espíritu quedó en evidencia en la Casa Museo de la Ciudad con el relanzamiento de “Indómita”, una productora cultural tucumana que celebró su nueva identidad con un evento que combinó artes visuales, música, performance y tecnología. Una noche que funcionó como declaración de principios que el arte no se doma.
El encuentro, concebido como un cóctel contemporáneo de estética elegante y rebelde, reunió a artistas, gestores, emprendedores y aliados del ecosistema cultural local en un espacio patrimonial que fue intervenido con luces azules, reflejos metálicos y pantallas LED. La apuesta dialogó con un clima social convulsionado, reafirmando la potencia del arte como punto de encuentro cuando otras dimensiones sociales parecen distanciar.
Para la mujer que llevó adelante esta iniciativa, la gestora cultural Ana Zavaleta, este despliegue tenía el claro objetivo de mostrar de qué manera el arte puede actuar como puente entre personas y sectores en un momento en el que lo común parece en riesgo. “Necesitamos cada vez más espacios donde se junten artistas y lenguajes en pos de un mensaje. El arte es un gran facilitador”, señaló.
Arte en tiempos difíciles
La dimensión política estuvo presente en varios de los testimonios. No desde el partidismo, sino desde la convicción de que la cultura es un modo de pensar y sobrevivir colectivamente a contextos adversos.
La música Roró, encargado del set acústico, fue directa:“Es muy importante revalorizar la cultura, saber que la cultura es trabajo. Cuando cantamos, decimos o denunciamos, estamos haciendo un discurso político. Y en este momento, la unión también es un mensaje.”
EN FAMILIA. El ambiente del evento reunió a grandes y atrapó a los niños.
Su selección musical, que viajó de The Cranberries y Joni Mitchell al indie argentino, funcionó como puente generacional y estético, uniendo tradición y presente del mismo modo que lo hizo la escenografía del evento.
El NOA digital pisa fuerte
Uno de los momentos más comentados de la noche fue la presentación de Maskay Gallery, una experiencia inmersiva de arte digital. Su curador, Pablo Rivero, definió el concepto con una imagen poética: “Somos como arcilla que cae desde la periferia y se posiciona en el centro de la escena.”
La muestra, ubicada sobre un fondo de “pantallazo azul”, exploró la idea de crear desde los márgenes geográficos y simbólicos del país. Rivero enfatizó que algo nuevo se está gestando en la escena local. Así artistas emergentes, nuevos lenguajes y espacios que funcionan como vidriera para una comunidad que no siempre aparece en el mapa cultural nacional.
Un cambio de nombre
“Indómita” nació del recorrido personal y profesional de Zavaleta, quien decidió consolidar bajo un nuevo nombre el trabajo que venía realizando hace años (y que el último año funcionó bajo la marca Hype). Para la gestora, el cambio no fue solo estratégico, fue más bien emocional y simbólico.
“Creo que todos los que nos dedicamos a lo creativo, que rompemos algún patrón o que luchamos por nuestro sueño somos “indómitos” en la vida”, reflexionó Zavaleta.
Y explicó: “Los proyectos siempre se reinventan, y para mí esta es una reinvención clave. Indómita significa algo que no puede ser domado, algo que brota y va más allá de lo que uno pueda contener. Y eso me pasa con el deseo de crear”.
El próximo paso de “Indómita” será activaciones, talleres, encuentros y eventos que unen el arte a la gente y acercan a la gente a todas las bondades del mismo.
La elección del color azul como dress code reforzó este gesto. El azul es un complementario del naranja que caracterizó la marca anterior, representó un cierre de etapa y un paso firme hacia la profesionalización, aunque sin perder la audacia. La paleta -azul, verde lima, lavanda- buscó encarnar esa mezcla de elegancia y rebeldía.
Arte en movimiento
La programación del evento funcionó como manifiesto; todos los lenguajes artísticos tuvieron lugar.
Hubo pintura, arte digital, música, danza, poesía e incluso una intervención participativa, donde el público dejó mensajes bajo la consigna: “Todos los que fuimos por nuestros sueños somos indómitos”.
Entre las activaciones se destacaron:
•Maskay Gallery, propuesta curada por Pablo Rivero, con obras digitales tokenizadas de nueve artistas del NOA.
•Exposición de artes visuales curada por Ailén Ferullo.
•Performance de danza contemporánea y poesía, a cargo de Sofía Varas con textos de Lucía Aragón.
•Show acústico de Roró, con éxitos nacionales e internacionales.
Apuesta por lo colectivo
Lejos de ser un relanzamiento tradicional, la noche dejó ver un proyecto con ambición social y territorial. Indómita busca posicionarse como un polo de producción cultural tucumana que impulse redes, oportunidades y proyectos con impacto.
“Creo que el arte debe ser indómito, debe causar impacto e irrumpir, proponer cosas nuevas para generar eso para lo que existe que es reflexiones y transformaciones en consecuencia”, sintetizó Zavaleta.
En un contexto donde lo común se fractura y la cultura suele ser la primera variable de ajuste, la experiencia Indómita apostó por lo contrario. Apostó por reafirmar que el arte no solo es necesario, sino expansivo; que es capaz de construir comunidad aun cuando el contexto invita al retraimiento.
Porque lo indómito no parece ser solo un nombre. También puede ser una postura.


















