¿Habrá cambios en la Policía luego de que un integrante de la plana mayor fuera sorprendido utilizando presos, policías y recursos del Estado para construir una casa en El Cadillal? Ya los hubo, pero ahora lo importante es saber hasta dónde llegarán. Estos días serán claves para saber cuáles serán las consecuencias de este escándalo.
El viernes 8, Eugenio Agüero Gamboa recibió una denuncia anónima en la que le informaba que el comisario Gustavo Beltrán, jefe de la Unidad Regional Norte, utilizaba a cuatro condenados por abusos sexuales y a dos policías para realizar trabajos de albañilería. El funcionario, en el mayor de los silencios, hizo las averiguaciones para confirmar o descartar esa posibilidad. El martes, se reunió con el gobernador Osvaldo Jaldo y la fiscal de Estado Gilda Pedicone para analizar los pasos a seguir. Ahí se escribió el primer mensaje para la fuerza.
Resolvieron que una comitiva, integrada por empleados de la Fiscalía de Estado, acompañados por los custodios del gobernador, se presentara en la casa de Beltrán para ver qué sucedía. En otras palabras, por desconfianza, dejaron de lado a la Policía para resolver este caso. Los responsables de la fuerza se enteraron del procedimiento cuando cuatro personas ya habían sido reducidas.
El miércoles, Jaldo reunió a toda la plana mayor de la Policía y del Servicio Penitenciario. Los asistentes contaron que el encuentro fue durísimo. El dirigente tranqueño, que apenas los saludó con un buen día, les dijo en la cara que ellos mismos se habían encargado de arruinar todo el buen trabajo que habían realizado. También les anticipó que no toleraría otro acto de estas características y que ninguno de ellos tenía el cargo asegurado, ni siquiera el jefe Joaquín Girvau y su segundo, Roque Íñigo. No dejó que le dieran explicaciones y se marchó sin saludarlos.
Puertas adentro hubo una profunda autocrítica y, según confiaron varios de ellos, duros cuestionamientos por hechos que se registraron por la falta de controles al personal subalterno. “Hay que estar locos para utilizar presos para hacer mejoras en una casa”, dijo públicamente Girvau. En el encuentro privado con los miembros de la plana mayor, las palabras que utilizó fueron mucho más duras. “Nos dijo que éramos unos pel… porque nunca antes un gobernador había apoyado tanto a la Policía y que se lo defraudó. No sólo realizó inversiones, sino que también tenemos uno de los mejores sueldos de la administración pública”, comentó un asistente.
Otro mensaje
Beltrán y los sargentos Osvaldo Teseira y Luis Trejo fueron procesados por varios delitos. “La sociedad vio vulnerada la confianza depositada en los funcionarios llamados a cuidarnos”, dijo la fiscala Mariana Rivadeneira en la audiencia en la que se les dictó la prisión preventiva. La Justicia también dio otro mensaje: los tres acusados fueron trasladados el viernes al penal de Benjamín Paz, sin importar que allí no hay un lugar reservado para que los policías no se crucen con el resto de la población carcelaria.
De nada sirvió el hábeas corpus presentado por su defensor Augusto Avellaneda para cambiar el lugar de alojamiento de los tres acusados. La presencia de los tres procesados en la nueva cárcel es una señal de que el castigo será inflexible para el uniformado que actúe fuera de la Ley. Habrá que ver si ese también será el destino de Sergio Juárez, segundo jefe de la Regional Norte y de otros ocho efectivos que están siendo investigados por este caso. Según los investigadores, Beltrán cometió un error infantil que perjudicó a todos sus pares. Entregó su celular sin el chip. Así será mucho más difícil analizarlo. Por ejemplo, no se podrá saber con quién y para qué se comunicaba y qué órdenes emitía, entre otras cuestiones.
Este caso, según especialistas y los mismos integrantes de la fuerza, podría generar un efecto cascada. Algunos señalan que con la detención del ex titular de la Regional Norte surgirían nuevas denuncias de hechos de corrupción en esa y otras jurisdicciones de la fuerza. Hay dos cuestiones para analizar sobre esta cuestión. La primera, hasta dónde llegarán esas presentaciones y, la segunda, si la plana mayor está en condiciones de resistir otro escándalo. Es cierto que la baja de homicidios (50%) y de los robos (30%) y el incremento del secuestro de droga (más de un 400% de cocaína y un 1.600% de marihuana) podrían sostener una gestión, pero no sirve para recuperar la confianza que se perdió.
Balance
En el tenso encuentro, Jaldo le ordenó a cada uno de los jefes de regionales y titulares de unidades especiales que presentaran un informe de gestión. Los jefes policiales no sólo entregaron un documento cargado de estadísticas sobre los resultados de los trabajos que vienen realizando, sino también quiénes son los efectivos que los acompañan en la gestión. Al parecer, el gobernador pretende saber el desempeño que tuvieron y quiénes son los que están detrás de esos números. “Quiere marcarlos muy de cerca”, explicó una fuente del área de Seguridad.
El viaje que realizó el titular del Poder Ejecutivo a Buenos Aires demoró las decisiones. En el transcurso de estos días habrá novedades. Ya surgieron algunas. Después del escándalo, los ascensos quedaron congelados por el momento. Otra, al parecer, las medidas que podría tomar serían más fuertes de las esperadas, puesto que los mensajes no habrían llegado a los uniformados.
No habían transcurrido 48 horas del “reto grupal” y se registró un episodio insólito. Javier “Chuky” Casanova, por error, fue enviado a su casa cuando debería haber permanecido encerrado en el penal de Benjamín Paz. El sospechado de ser narco y acusado de un tiroteo entre grupos rivales, consiguió que se le dictara el arresto domiciliario en una de las causas que se le había iniciado, pero el fallo establecía que debía continuar cumpliendo con la prisión preventiva que recibió por la otra.
Puede ser que haya existido una mala interpretación por parte del Servicio Penitenciario, pero es sumamente llamativo que en horas haya conseguido una pulsera para que lo controlaran, cuando hay otras personas que tardan semanas en conseguir una. Pero hay más: Casanova fue llevado a su casa del barrio Oeste II y al poco tiempo se activó la alarma porque había abandonado el lugar. La Justicia recibió el informe de la situación una hora y media después. “Chuky” apareció varias horas después porque sus defensores le recomendaron que se entregara ante las autoridades. Increíble, pero real.
























