Taborín, el club cordobés que renació en 2015 y hoy escribe su propia historia en el Seven de Aguilares

Con un plantel reconstruido a pulmón y una identidad forjada por veteranos y juveniles, el Club Taborín volvió a mostrarse en el norte argentino: llegó hasta Aguilares para competir, crecer y reafirmar el renacer que inició hace apenas una década.

SUBCAMPEONES. Taborín perdió la final de la Copa de Bronce frente La Querencia. SUBCAMPEONES. Taborín perdió la final de la Copa de Bronce frente La Querencia. OSVALDO RIPOLL/LA GACETA.
29 Noviembre 2025

La presencia del Club Taborín en el Seven de Aguilares no fue un hecho aislado ni improvisado, sino la consecuencia de un recorrido lleno de reconstrucción, esfuerzos a pulmón y un fuerte sentido de pertenencia. Desde Córdoba Capital hasta el sur tucumano, el plantel superior viajó para vivir una experiencia distinta, impulsado por un club que renació hace apenas una década y que hoy vuelve a querer hacerse un lugar en el rugby de su provincia.

La delegación que viajó estuvo encabezada por Martín Ceballos, manager del plantel superior; Santiago Arias, head coach; Fabricio Vicente, uno de los jugadores referentes del grupo; y Lautaro Herrero, integrante del staff técnico y responsable de coordinar el viaje. Para ellos, llegar al Seven fue mucho más que sumar minutos: fue reforzar la identidad de una institución que resurgió desde cero.

El vínculo con Aguilares surgió casi de manera fortuita. Desde el club contaron que un encargado del rugby femenino había establecido contacto tiempo atrás con las autoridades de Aguará Guazú. Cuando apareció la posibilidad de una invitación para el certamen masculino, la decisión se dio sola: aceptar, viajar y escribir un nuevo capítulo para la institución.

La historia reciente de Taborín está marcada por un renacimiento inesperado. El club había desaparecido años atrás, luego de un episodio doloroso: una lesión grave de un jugador derivó en un conflicto judicial que terminó disolviendo la institución. Muchos de los rugbiers de aquel entonces migraron hacia Córdoba Rugby y Liceo, y el nombre Taborín quedó sin actividad durante años.

VIAJE LARGO. El club Taborín viajó desde Córdoba para disputar el Seven de Aguilares. VIAJE LARGO. El club Taborín viajó desde Córdoba para disputar el Seven de Aguilares. OSVALDO RIPOLL/LA GACETA.

El resurgimiento llegó en 2015 gracias a un grupo de veteranos que decidió reconstruir lo perdido. Desde ese impulso se formó un primer plantel junto a estudiantes de Arquitectura de la Universidad Nacional de Córdoba. Con el tiempo, se consolidaron juveniles, apareció el femenino -que incluso llegó a tener divisiones inferiores- y creció también la estructura del plantel superior. Hoy, a 10 años de aquel renacer, el club se reconoce joven, en pleno desarrollo, pero sostenido por la llama que esos veteranos encendieron y que las nuevas camadas mantienen viva.

Taborín se encuentra en la zona sur de Córdoba Capital, a unos 30 kilómetros del centro. Compite bajo el sistema de la Unión Cordobesa: comenzó en Desarrollo y, tras varios años de crecimiento sostenido, logró este año subir a la categoría Pre-Intermedia. Allí enfrentó a clubes históricos como Tala, La Tablada, Urú Curé y Córdoba Athletic. Para su estructura, ese salto fue un avance enorme y una confirmación del trabajo realizado durante años.

CHARLA TÉCNICA. En la previa a la final de la Copa de Bronce, el head coach de Taborín realizó una arenga emotiva. CHARLA TÉCNICA. En la previa a la final de la Copa de Bronce, el head coach de Taborín realizó una arenga emotiva. Osva

El viaje hacia Aguilares fue, como casi todo en el club, a pulmón. La logística se resolvió con autos particulares: algunos jugadores llevaron compañeros, otros se movieron en una trafic perteneciente a uno de los integrantes del staff. Además, el club utilizó un fondo acumulado en terceros tiempos a lo largo del año para cubrir gastos, lo que permitió que los jugadores del plantel superior no tuvieran que pagar un solo peso para competir.

La experiencia dejó sensaciones profundas. Competir fuera de Córdoba, representar al club en otra provincia y compartir una jornada distinta reforzó el orgullo colectivo. De cara al futuro, la delegación explicó que el sueño de Taborín es consolidar sus bases: fortalecer infantiles y formar jugadores propios.

En Aguilares no solo participaron de un Seven. También reafirmaron una idea simple y poderosa: la del renacer de un club que volvió a creer en sí mismo, impulsado por su historia, por el trabajo de su gente y por un futuro que sienten posible.

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