Las redes sociales disparan la demanda estética: claves para una intervención responsable
Las redes sociales transformaron la manera en que nos miramos y nos mostramos. Las pantallas multiplican modelos de belleza y, con ellos, una exigencia constante por verse mejor. En ese contexto, la cirugía estética crece a un ritmo vertiginoso y muchas veces sin el respaldo profesional adecuado. “Las redes generan una gran oferta y un mercado que crea falsas expectativas. Hay que ser cuidadoso con eso”, advirtió el Dr. Esteban Bolea, cirujano plástico, microcirujano y docente de la Universidad Nacional de Tucumán, durante su participación en “Encuentros LA GACETA”, dentro del ciclo “Sentirnos bien”.
Con formación en la UBA y una extensa trayectoria en el Hospital Centro de Salud, Bolea combina la cirugía reconstructiva y la estética, dos mundos que conviven en su práctica diaria. “Realizamos muchas microcirugías por la cantidad de accidentes que hay. Reconstruimos miembros, tratamos patologías oncológicas y ayudamos a recuperar funciones básicas. Pero al mismo tiempo, la cirugía estética se multiplicó y, con ella, el riesgo de la banalización”, sostuvo.
Argentina figura entre los diez países con mayor cantidad de cirugías estéticas por habitante, y Tucumán ocupa un lugar destacado dentro del país. “Es una provincia con muchos profesionales y una gran demanda de procedimientos estéticos”, explicó Bolea, que también mencionó la influencia de las redes. “A veces debemos bajar a tierra las expectativas. Muchos llegan con fotos o ejemplos de influencers y creen que todo se puede lograr igual. Pero el cuerpo tiene límites. En mi caso, prefiero la sutileza y los resultados naturales. No me gustan las transformaciones que hacen evidente el paso por el quirófano”, remarcó.
Entre las cirugías más solicitadas mencionó el aumento mamario, la rinoplastía, la liposucción y los tratamientos antienvejecimiento, que hoy también atraen a muchos hombres. “Cada vez hay más consultas por blefaroplastía o lifting masculino. La estética ya no tiene género, pero siempre debe tener criterio médico”, puntualizó Bolea.
La importancia de la formación y la seguridad
Para Bolea, detrás de cada intervención debe existir un médico bien formado y un centro acreditado. “Muchos ven en la estética una salida rápida y se lanzan sin preparación suficiente. Pero hablamos de procedimientos quirúrgicos, con riesgos reales. Cuando sale bien, todo parece fácil; cuando sale mal, las complicaciones pueden ser graves”, advirtió el médico, que también subrayó que los avances tecnológicos deben aportar seguridad, no improvisación. “La tecnología tiene que estar al servicio del paciente, no del marketing. Hoy todo se muestra en redes, pero eso puede generar una peligrosa distorsión: la cirugía estética no es un filtro ni una tendencia, es un acto médico”, enfatizó.
Humanizar la cirugía
El cirujano tucumano sostiene que la clave está en equilibrar la precisión técnica con la empatía. “La microcirugía me enseñó el valor del detalle y del respeto por los tejidos, y eso lo aplico también en la estética. Siempre hay que poner la salud por delante del deseo. El paciente puede venir con un pedido, pero el médico debe establecer los límites”, explicó.
En un contexto dominado por la inmediatez y la imagen, Bolea resume su filosofía profesional con una idea clara. “El mejor resultado es el que mejora la vida del paciente sin que pierda su naturalidad”.





















