Un abogado y un acusado terminaron a los gritos

Fabersani y Mirra mantuvieron un duro entredicho. "¿Dónde queda mi oficina?".

ABSORTA. Ema Gómez, durante la audiencia de hoy. LA GACETA/ANALIA JARAMILLO ABSORTA. Ema Gómez, durante la audiencia de hoy. LA GACETA/ANALIA JARAMILLO
09 Marzo 2011
El juicio por el crimen del juez de Menores Héctor Agustín Araóz parece enmarañarse cada vez más. Esta mañana, uno de los acusados, el ex policía Andrés Fabersani, mantuvo un duro entredicho con Mario Mirra, abogado de la principal imputada, Ema Gómez.

El contrapunto se produjo en momentos en que Fabersani ampliaba su declaración. Según él mismo dijo, en una oportunidad fue a ver a Mirra a su estudio jurídico, llevando un grabador oculto. El ex policía -de acuerdo a sus palabras- registró la conversación entre ambos, en la que el letrado admitió la existencia de unas supuestas fiestas de los empleados judiciales.

Justamente, la coartada de Fabersani es que al magistrado lo ultimó Gómez en uno de esos festejos, que se estaba realizando en su casa de Yerba Buena. Tras oir los dichos, Mirra sometió al sospechoso a un interrogatorio, durante el cual le preguntó la dirección exacta de su despacho. "Congreso al 800", respondió.

Tras algunas requisitorias más, y visiblemente ofuscado, el defensor corrigió, en voz alta, la ubicación de su oficina. "Laprida al 800", indicó. Seguidamente, pidió, a los gritos, copia del acta para iniciar una demanda contra Fabersani por calumnias e injurias.

Aráoz falleció el 26 de noviembre de 2004, acribillado de nueve balazos en su casa de la avenida Aconquija. Gómez y el ex policía Darío Pérez están acusados del crimen, mientras que Fabersani y otros dos ex agentes, Rubén Albornoz y Rodolfo Domínguez, enfrentan una acusación por encubrimiento. LA GACETA ©

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