18 Marzo 2011
Nadie sabía dónde estaban los policías de la Banda
Varios compañeros de los ex uniformados acusados de encubrimiento dieron versiones sobre lo que sucedió el 26 de noviembre de 2004. El oficial que estaba de guardia en la comisaría se enteró de que su jefe había salido cuando faltaba media hora para la medianoche, y ya todos sabían del homicidio.
POCO PARA DECIR. La fiscala pidió que los policías Cruz y Jiménez se sometieran a un careo, pero ninguno aportó pruebas novedosas al debate oral. LA GACETA / ANALÍA JARAMILLO
"Estaba convencido que el comisario (Rodolfo) Domínguez estaba recorriendo la ciudad. Por eso asenté en el libro de guardia que estaba de recorrido"", dijo el oficial Dardo Jiménez, encargado de llevar el registro de las entradas y salidas en la comisaría de Banda del Río Salí.
Ayer, en el juicio por el asesinato del juez de Menores Héctor Agustín Aráoz, declararon los policías que trabajaban en la dependencia del Este tucumano el 26 de noviembre de 2004, cuando se produjo el crimen. Según el relato de los imputados Domínguez, Andrés Fabersani y Rubén Albornoz, pasadas las 21 llegó Ema Hortensia Gómez a la comisaría.
La ex agente buscó a Fabersani, le contó que había recibido un llamado anónimo en el que le decían que Aráoz estaba muerto, y cerca de las 22 decidieron trasladarse hasta Yerba Buena para corroborar este hecho.
Sin embargo, en el libro de guardia no está registrado el ingreso de Albornoz a la comisaría (según consta se retiró a las 13.56), y a las 23.28 figura que Domínguez y Fabersani salieron "a recorrer".
"No vi cuando se fueron. A la hora que figura en el libro, pregunté a mis subalternos a dónde se había ido Domínguez, y ninguno sabía. Supuse que se fue a recorrer", dijo Jiménez.
Cuando fue increpado por este dato erróneo, el oficial alegó que fue un descuido. "Soy un ser humano y propenso a equivocaciones. No es que me he equivocado; no me he dado cuenta", se defendió.
Todas esas irregularidades, más el hecho de haber cruzado tres jurisdicciones antes de avisar a sus superiores, llevaron a que el fiscal de Instrucción, Guillermo Herrera, los acusara de incumplimiento de sus deberes de funcionarios públicos y encubrimiento agravado. Gómez y el ex oficial Darío Pérez fueron imputados de homicidio.
El representante de la Provincia, Rodolfo Baza, le pidió a Jiménez que explique para qué sirve el libro de guardia. "Está para registrar novedades. Es un instrumento de ley en el que se asienta la entrada y salida del personal y de los detenidos", afirmó.
Luego, hizo una comparación recurrente: "Es como contar una historia. Al libro de guardia se lo lee y se lo tiene que entender. El que escribe el libro de guardia está contando una historia; en este caso la historia de la comisaría de Banda del Río Salí", comentó.
El primer policía que declaró, el miércoles a la noche, fue Ricardo Elías. Ayer, además de Jiménez, también dieron su versión Luis Cruz, Carlos Paz y Antonio Bianconi.
Cruz y Paz fueron los únicos que afirmaron haber visto esa tarde a Albornoz, que era el escribiente de la comisaría. Según el primero, estaba de cuartelero de dos menores que habían intentado asaltar en una escuela, cuando observó al oficial llegar por la parte trasera de la dependencia.
Paz, por su parte, dijo que estaba charlando con Albornoz cuando llegó Domínguez y le ordenó que lo acompañara a un procedimiento.
Fabersani, en su declaración, había afirmado que Ema Gómez llamó a la comisaría y pidió hablar con él. "Me dijo que quería encontrarse conmigo. Le dije que estaba trabajando; por eso ella vino a la comisaría", declaró.
Una voz femenina
Bianconi, en cambio, afirmó haber sido la persona que atendió ese llamado. "Una voz femenina, que dijo ser del Juzgado de Menores, pidió hablar con el jefe o con el oficial de turno. Yo le dije que el oficial se llamaba Fabersani, y le pasé con él", manifestó Bianconi.
La fiscala de Cámara, Juana Prieto de Sólimo, fue la más incisiva en los interrogatorios. Otro punto en el que insistió, fue en la llegada de Gómez a la dependencia, y su salida un tiempo después.
"Ema Gómez llegó a la comisaría. Estaba llorando, pero no parecía drogada", contestó a las preguntas Elías. "Era la primera vez que la veía en la comisaría", agregó. Paz fue el encargado de atender a la ex agente. "Me preguntó por Fabersani. Yo la anuncié e ingresó a la oficina donde estaba el auxiliar. Más tarde, como ya dije, vino Domínguez y se lo llevó a Albornoz", explicó el oficial.
Al mediodía, la fiscala solicitó un careo entre Cruz y Jiménez. Había diferencias en los horarios registrados en el libro, en relación a un operativo sobre traslado de detenidos; y dieron versiones distintas sobre la ropa que llevaba Fabersani. En menos de 10 minutos, los policías se sentaron frente a frente y discutieron sobre puntos sin relevancia para la causa. En definitiva, los jueces deberán armar el rompecabezas que, por partes, van dilucidando qué pasó ese día en la comisaría.
Ayer, en el juicio por el asesinato del juez de Menores Héctor Agustín Aráoz, declararon los policías que trabajaban en la dependencia del Este tucumano el 26 de noviembre de 2004, cuando se produjo el crimen. Según el relato de los imputados Domínguez, Andrés Fabersani y Rubén Albornoz, pasadas las 21 llegó Ema Hortensia Gómez a la comisaría.
La ex agente buscó a Fabersani, le contó que había recibido un llamado anónimo en el que le decían que Aráoz estaba muerto, y cerca de las 22 decidieron trasladarse hasta Yerba Buena para corroborar este hecho.
Sin embargo, en el libro de guardia no está registrado el ingreso de Albornoz a la comisaría (según consta se retiró a las 13.56), y a las 23.28 figura que Domínguez y Fabersani salieron "a recorrer".
"No vi cuando se fueron. A la hora que figura en el libro, pregunté a mis subalternos a dónde se había ido Domínguez, y ninguno sabía. Supuse que se fue a recorrer", dijo Jiménez.
Cuando fue increpado por este dato erróneo, el oficial alegó que fue un descuido. "Soy un ser humano y propenso a equivocaciones. No es que me he equivocado; no me he dado cuenta", se defendió.
Todas esas irregularidades, más el hecho de haber cruzado tres jurisdicciones antes de avisar a sus superiores, llevaron a que el fiscal de Instrucción, Guillermo Herrera, los acusara de incumplimiento de sus deberes de funcionarios públicos y encubrimiento agravado. Gómez y el ex oficial Darío Pérez fueron imputados de homicidio.
El representante de la Provincia, Rodolfo Baza, le pidió a Jiménez que explique para qué sirve el libro de guardia. "Está para registrar novedades. Es un instrumento de ley en el que se asienta la entrada y salida del personal y de los detenidos", afirmó.
Luego, hizo una comparación recurrente: "Es como contar una historia. Al libro de guardia se lo lee y se lo tiene que entender. El que escribe el libro de guardia está contando una historia; en este caso la historia de la comisaría de Banda del Río Salí", comentó.
El primer policía que declaró, el miércoles a la noche, fue Ricardo Elías. Ayer, además de Jiménez, también dieron su versión Luis Cruz, Carlos Paz y Antonio Bianconi.
Cruz y Paz fueron los únicos que afirmaron haber visto esa tarde a Albornoz, que era el escribiente de la comisaría. Según el primero, estaba de cuartelero de dos menores que habían intentado asaltar en una escuela, cuando observó al oficial llegar por la parte trasera de la dependencia.
Paz, por su parte, dijo que estaba charlando con Albornoz cuando llegó Domínguez y le ordenó que lo acompañara a un procedimiento.
Fabersani, en su declaración, había afirmado que Ema Gómez llamó a la comisaría y pidió hablar con él. "Me dijo que quería encontrarse conmigo. Le dije que estaba trabajando; por eso ella vino a la comisaría", declaró.
Una voz femenina
Bianconi, en cambio, afirmó haber sido la persona que atendió ese llamado. "Una voz femenina, que dijo ser del Juzgado de Menores, pidió hablar con el jefe o con el oficial de turno. Yo le dije que el oficial se llamaba Fabersani, y le pasé con él", manifestó Bianconi.
La fiscala de Cámara, Juana Prieto de Sólimo, fue la más incisiva en los interrogatorios. Otro punto en el que insistió, fue en la llegada de Gómez a la dependencia, y su salida un tiempo después.
"Ema Gómez llegó a la comisaría. Estaba llorando, pero no parecía drogada", contestó a las preguntas Elías. "Era la primera vez que la veía en la comisaría", agregó. Paz fue el encargado de atender a la ex agente. "Me preguntó por Fabersani. Yo la anuncié e ingresó a la oficina donde estaba el auxiliar. Más tarde, como ya dije, vino Domínguez y se lo llevó a Albornoz", explicó el oficial.
Al mediodía, la fiscala solicitó un careo entre Cruz y Jiménez. Había diferencias en los horarios registrados en el libro, en relación a un operativo sobre traslado de detenidos; y dieron versiones distintas sobre la ropa que llevaba Fabersani. En menos de 10 minutos, los policías se sentaron frente a frente y discutieron sobre puntos sin relevancia para la causa. En definitiva, los jueces deberán armar el rompecabezas que, por partes, van dilucidando qué pasó ese día en la comisaría.
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