Una inyección keynesiana que puede cubrir económicamente los daños causados por el tsunami

Por Eugenio Nanni, Economista-Docente de la UNT.

20 Marzo 2011
Si el análisis keynesiano es correcto, el menor de los problemas para Japón luego de la catástrofe será su economía. El PBI de Japón (unos U$S 5 billones para 2010) ha estado estancado desde hace casi 20 años y su tasa de crecimiento ha sido muy baja en este período.

De hecho, en los últimos 10 años tuvieron deflación (el nivel general de precios cayó un 11%) lo que significa una demanda agregada estancada. La tasa de crecimiento del producto real en los últimos diez años fue casi cero y en los últimos 17 años estuvo por debajo del 1% (0,87% anual).

La destrucción de una gran cantidad de bienes de capital provocada por el terremoto se parece a los efectos que provoca un bombardeo y, una vez superados los problemas más graves, Japón deberá encarar la reconstrucción de su infraestructura. Para ello las autoridades económicas inyectarán enormes cantidades de dinero lo que tendrá un efecto positivo en su lánguida economía de las últimas dos décadas. Si, como consecuencia de esta "inyección keynesiana" la tasa de crecimiento de Japón subiera cuatro puntos por año (del 3% al 7%), esos tres puntos representarían U$S 200.000 millones cada año, cifra que alcanzaría para cubrir los daños causados por el sismo (obviamente sólo en sus aspectos materiales). Aún si los daños materiales resultaran en una suma bastante mayor, la tasa de crecimiento podría sostenerse por varios años a un nivel más alto que el promedio registrado en las últimas dos décadas (0,87%).

Para la teoría keynesiana la II Guerra Mundial se consideró un tipo de "experimento crucial" ya que, finalizada, los países -vencedores y vencidos- salieron de la larga depresión de los años 30 pasando de tasas negativas o nulas a tasas importantes de crecimiento real. En esta ocasión la catástrofe sufrida permitiría anticipar un aumento en la tasa de crecimiento de Japón una vez que los daños sean reparados.

Lo analizado constituye un hecho paradójico, ya que el sentido común parece sugerir que un accidente de este tipo solo puede dañar a un sistema económico; sin embargo, la relación causal no está centrada en el accidente (o la destrucción) y la posterior recuperación, sino en la expansión monetaria que la reparación de los daños exige realizar. Lo anterior parece mostrar que en la explicación e interpretación (keynesianas) de las crisis económicas y su solución el dinero sí importa. Esto no significa que el desastre (natural o bélico) por si solo vaya a generar una automática recuperación; se requiere un suministro de capital que haga posible la reconstrucción. En el caso de la II Guerra Mundial la recuperación de Alemania estuvo financiada por préstamos de EEUU a largo plazo y a tasas bajas (Plan Marshall).

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