02 Abril 2011
TOKIO, Japón.- Trabajan a destajo y sólo esperan la muerte. Esa es la síntesis de la dramática situación que viven los 300 trabajadores de la central atómica de Fukushima, en Japón, que resultó dañada por el terremoto de 9 grados en la escala de Richter, que devastó el país el 11 de marzo pasado, y que dejó más de 11.000 muertos.
Los operarios y bomberos, bautizados por los medios como los "kamikazes" o "samurais" de Fukushima saben que lo único que les espera es la muerte, como consecuencia de los altos niveles de radiación a los que están expuestos. De acuerdo con el diario español "El Mundo", la madre de uno de ellos admitió al periódico británico "The Daily Telegraph" que su hijo y el resto de los empleados se reunieron y discutieron sobre su situación y llegaron a la conclusión de que su única posibilidad es perder la vida. "Llorar es inútil. Si estamos en el infierno ahora todo lo que se puede hacer es trepar hasta el cielo. Tengan cuidado con la fuerza oculta de la energía nuclear", escribió otro de ellos en un correo electrónico para sus familiares. (Especial)
Los operarios y bomberos, bautizados por los medios como los "kamikazes" o "samurais" de Fukushima saben que lo único que les espera es la muerte, como consecuencia de los altos niveles de radiación a los que están expuestos. De acuerdo con el diario español "El Mundo", la madre de uno de ellos admitió al periódico británico "The Daily Telegraph" que su hijo y el resto de los empleados se reunieron y discutieron sobre su situación y llegaron a la conclusión de que su única posibilidad es perder la vida. "Llorar es inútil. Si estamos en el infierno ahora todo lo que se puede hacer es trepar hasta el cielo. Tengan cuidado con la fuerza oculta de la energía nuclear", escribió otro de ellos en un correo electrónico para sus familiares. (Especial)
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