01 Agosto 2011
AMO Y SEÑOR. En el paraje Cerco Viejo el silencio parece tener nombre y apellido. Así lo disfruta don Pedro Mamaní.
El 5 de julio llegó un correo electrónico a la redacción de LA GACETA. En ese mensaje, el ingeniero Miguel Angel Ruiz explicaba que había descubierto la extraordinaria vida de un hombre alejado de la sociedad. "Salimos en una larga caminata, dificultosa, por los 60 años que tenemos, al amanecer del sábado 25 de junio, desde el límite oeste de San Pedro de Colalao. Como suponíamos -decía Ruiz-, por informes en el pueblo, en el sendero encontramos a este buen hombre, personaje de más de 70 años, pequeño, delgado y en un estado físico admirable, que regresó a su casa cueva para mostrárnosla".
Fernando Facceti y Francisco Bobba acompañaron a Ruiz en aquella excursión. "Es una historia digna de que se conozca", escribió por e-mail. Luego LA GACETA organizó la expedición para visitar a don Pedro Mamaní.
Fernando Facceti y Francisco Bobba acompañaron a Ruiz en aquella excursión. "Es una historia digna de que se conozca", escribió por e-mail. Luego LA GACETA organizó la expedición para visitar a don Pedro Mamaní.
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