Los vicepresidentes siempre fueron polémicos (y nada "decorativos")

El sistema presidencialista acota las funciones del segundo en el Ejecutivo, pero hubo excepciones.

EN EJERCICIO. Cobos tuvo tras su ruptura con el kirchnerismo un pico de popularidad, que se disipó rápidamente. FOTO TOMADA DE PUBLICARONLINE.NET EN EJERCICIO. Cobos tuvo tras su ruptura con el kirchnerismo un pico de popularidad, que se disipó rápidamente. FOTO TOMADA DE PUBLICARONLINE.NET
13 Octubre 2011
El "voto no positivo" de Julio Cobos torció el rumbo de la política argentina el 17 de julio de 2008. No sólo porque echó por tierra el proyecto de retenciones al agro impulsado por el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, sino porque trastocó los roles institucionales del país.

Mucho se discutió en ese momento sobre el rol del cargo de vicepresidente, cuyas funciones específicas podrían resumirse en lo que dictan dos artículos de la Constitución Nacional: El 75, que dice que debe reemplazar al titular del Poder Ejecutivo cuando fuera necesario, y el 49, que lo convierte en presidente del Senado, con voz pero sin voto a menos que deba desempatar (lo que ocurrió aquella noche con la resolución 125).

Pero el de Cobos no fue el primer caso de un vicepresidente que incomoda al primer mandatario, en un sistema presidencialista como el argentino. Fue Marcos Paz, por ejemplo, el que más tiempo ejerció la presidencia, reemplazando a Bartolomé Mitre durante dos años, cuando este se puso al frente del Ejército en la Guerra del Paraguay. Cada uno de ellos perdió un hijo en esa contienda.

Carlos Pellegrini se convirtió en un gran "piloto de tormentas", cuando en 1890 tuvo que reemplazar al renunciante Miguel Juárez Celman. La gestión estuvo marcada por la Revolución del Parque y el asedio de Julio Argentino Roca, que junto a su nuevo aliado, Mitre, armó la fórmula Luis Sáenz Peña - José Evaristo Uriburu para las elecciones.

Sáenz Peña, que ganó, renunció como consecuencia de una crisis económica... asumió Uriburu, que aceptó lo que su antecesor no quería: apoyar la escalada guerrera que Roca buscaba para reposicionarse políticamente. Así, este logró llegar a su segundo mandato.

En mayo de 1906, José Figueroa Alcorta tuvo que asumir la presidencia al morir Manuel Quintana, en mayo de 1906. Fue el responsable de la represión por la huelga de Inquilinos y la Semana Roja de 1909. Por eso, los festejos que organizó poco después para celebrar el Primer Centenario, quedaron opacados.

Luego asumió Roque Sáenz Peña, socio político de Figueroa Alcorta, pero murió en agosto de 1914 dejándole el cargo a Victorino de la Plaza, quien tuvo que hacerse cargo la continuidad de la Ley electoral y de mantener la neutralidad argentina durante la I Guerra Mundial.

El caso del vicepresidente de Hipólito Irigoyen no merece discusiones, ya que Francisco Beiró murió en 1928, antes de asumir en el cargo.

Julio Argentino Roca (h) fue uno de los vicepresidentes con mayor protagonismo. Acompañó en la fórmula a Agustín P. Justo. Además de haber inmortalizado la extraña frase "la Argentina por su interdependencia económica es una parte integrante del Imperio británico", encabezó movimientos políticos muy cuestionados en su momento. Como el rechazo de los pliegos del senador electo por Santa Fe Enzo Bordabehere. Lo hizo para restarle fuerza a Lisandro de la Torre, con quien mantuvo fuertes cruces (en especial por la ley de la carne), dejando una banca vacía en el recinto.

Otro fue el caso del conservador Ramón Castillo, que reemplazó al radical alvearista Roberto Marcelino Ortiz, dejando inconclusa la lucha contra el fraude electoral iniciada por su antecesor. También profundizó la alianza con el Reino Unido y el modelo agroexportador, que Castillo quería modificar.

Juan Domingo Perón fue, como vicepresidente, un activo armador político. Asumió, al mismo tiempo, los cargos de ministro de Guerra y de secretario de Trabajo y Previsión. Así, le llevó pocos meses ser el político más poderoso del país, y mientras los conspiradores se fijaban en él, torció el rumbo de la historia cosechando niveles de respaldo popular nunca vistos. El salto a la presidencia, tras el adelantamiento de dos años de las elecciones, fue un mero trámite.

Para su segundo mandato, la elección de su compañero de fórmula no fue nada sencilla. Su esposa, Eva Duarte de Perón, era la elegida por la CGT y gran parte del pueblo. Pero no por las fuerzas armadas y los sectores conservadores de la sociedad, que lograron imponerse. Tras el "renunciamiento histórico" de Evita, fue postulado el veterano e inofensivo radical aperturista Hortensio Quijano. Pero no pudo asumir, ya que murió de cáncer días antes del traspaso de mando.

En 1954, Perón convocó a elecciones de vicepresidente (junto a las legislativas), y fue electo Alberto Tessaire. Sin embargo, el almirante Isaac Francisco Rojas ejerció como vicepresidente de facto, y luego fue el segundo de Eduardo Lonardi en la "Revolución Libertadora".

Las conspiraciones parecen haber estado siempre a la orden del día, con vices como protagonistas. Fue el caso de Alejandro Gómez, segundo de Arturo Frondizi, que seis meses después de haber asumido, jaqueado por las denuncias sobre su intento de derrocar al mandatario, renunció.

En 1973, ante la renuncia del presidente Héctor Cámpora y del vice Vicente Solano Lima, debería haber asumido el presidente provisional del Senado, Alejandro Díaz Bialet. Una maniobra de los lopezrreguistas le dejó el cargo al yerno de José López Rega, Raúl Lastiri. Luego, Cuando Perón asumió en el ejercicio de su tercer mandato, lo sucedió su esposa, María Estela Martínez, que finamente fue derrocada por un golpe militar.

Antes del "voto no positivo" cobista, Carlos "Chacho" Alvarez dio la nota al renunciar como vicepresidente de Fernando De la Rúa. Lo hizo denunciando corrupción en el Senado ante la sanción de la ley de flexibilización laboral. El episodio quedó registrado como el de la "ley Banelco". LA GACETA ©

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