El testamento de Alberdi

Libros para fundar una biblioteca en Tucumán.

JUAN BAUTISTA ALBERDI. Efigie del prócer en la medalla que acuñó la Biblioteca Alberdi por el cincuentenario de su fundación, en 1953. LA GACETA / ARCHIVO JUAN BAUTISTA ALBERDI. Efigie del prócer en la medalla que acuñó la Biblioteca Alberdi por el cincuentenario de su fundación, en 1953. LA GACETA / ARCHIVO
Durante su breve regreso a la Argentina (setiembre de 1879 a agosto de 1881), Juan Bautista Alberdi redactó el último de sus tres testamentos, el 13 de junio de 1881. Dejaba legados a su ahijada Leonor Borbón; a los hijos de su hermana Tránsito; al sobrino, doctor Luis F. Aráoz; a la hija de otro sobrino, Guillermo Aráoz; a su ahijada Susana Pía Benítez; a Angelina Dauge. A "don Manuel Alberdi, que se firma Alberdi" (sin decir que era su hijo), legaba sus derechos de autor y una tercera parte de lo que quedara después de pagadas sus deudas.

En cuanto a "mis papeles privados", decía, "ruego a mis ejecutores testamentarios se sirvan no permitir que pasen a manos de ninguna persona, que se diga o pretenda ser mi heredera, y aunque fuere realmente, pues no siendo concernientes a negocios de interés material, sino apuntes de interés político, social, científico y amistoso, quiero que después de examinados por mis amigos albaceas, se quemen y destruyan las cartas particulares de modo que el hecho quede probado". Lo que tuviera "algún interés público e histórico", debía depositarse en "archivos de carácter público" del país donde estuvieran.

Los papeles relativos a la familia Aráoz, debían entregarse "a mi ilustre primo el doctor Miguel Moisés Aráoz, obispo de Berissa", para los distribuyera a su criterio entre los parientes. Añadía: "Dejo mis libros de estudio para base de una biblioteca pública, cuya fundación suplico iniciar en Tucumán a mi amigo y sobrino, el doctor Luis Aráoz", quien debía obrar con el consejo del pariente obispo.

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