09 Mayo 2012
Conocí a Caloi en 1996, en una muestra de Sergio Langer, otro dibujante de Clarín. Él me había dicho "acá los vas a conocer a todos" y, en efecto, allí estaba el "Negro" Loiseau y también Quino. Era muy agradable, aunque también tímido, como casi todos los dibujantes. Desde entonces lo vi ocasionalmente; en realidad, tuve más contacto con Tute, su hijo, mientras yo vivía en Buenos Aires y trabajaba en La Prensa. Pero la relación que mantuve con Caloi era la que se tiene con un maestro a la distancia, ya que me crié leyendo a Clemente y también me enamoraba el arte de su página en la revista Viva. Creo que hay que tener oficio para hacer un tira diaria, como la hacía él.
Otra cosa que me une con Caloi es la pasión por el fútbol (él era un enfermo hincha de River). De hecho, me contó alguna vez que su eterno sueño fue ser el número 9 de River, meterle un gol a Boca en La Bombonera y que ese gol le valiera el campeonato. Desde entonces, le he copiado la fantasía, pero sustituyendo a River por Atlético.
Otra cosa que me une con Caloi es la pasión por el fútbol (él era un enfermo hincha de River). De hecho, me contó alguna vez que su eterno sueño fue ser el número 9 de River, meterle un gol a Boca en La Bombonera y que ese gol le valiera el campeonato. Desde entonces, le he copiado la fantasía, pero sustituyendo a River por Atlético.
Lo más popular






















