Fue durante la tarde noche del 9 de noviembre de 2007, en el lobby del Sheraton de Mar del Plata, durante el 43° Coloquio Anual de IDEA. Carlos Fuentes era el invitado estelar de ese megaencuentro de empresarios y yo había pactado con él una charla antes de la cena. "Téngame paciencia; dejo mis cosas en la habitación y me hago unos minutos. Tomás Eloy (Martínez) me habla siempre de su Tucumán y del diario en el que trabajó", me recibió proverbial y sencillo. "En estos lugares se habla mucho de números, pero también hay que hablar de ideas, así que me propongo esclarecer las ideas", insistió. Fueron unos minutos grandiosos para mí, hasta que el enjambre de asistentes a la reunión nos descubrió y se abalanzó sobre el gran mexicano. Su esposa trató de ponerlo a salvo, casi empujando a la multitud. Se despidió con afecto y luego ofreció una conferencia magistral. "Las novelas tienen las mejores ideas del mundo y son las que quedan; lo que deja la literatura es lo que queda". Esa frase que me dijo me acompañará toda la vida.

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