Necesitan más lugares públicos

22 Julio 2012
Promocionar el juego es fomentar el desarrollo y la inclusión cultural de los niños y niñas, y debe hacerse de un modo lúdico, sano y espontáneo; a través de la creación de situaciones de juego, de la oferta de espacios públicos adecuados, la dedicación de tiempo para jugar con los chicos y, también, de la capacidad de escucha a sus demandas y necesidades. La realidad de nuestra vida cotidiana en la ciudad nos pone de manifiesto que las posibilidades de esparcimiento de la infancia son cada vez más limitadas y, por ende, también su desarrollo lúdico. Las condiciones inadecuadas de los espacios públicos o su inexistencia reducen el acceso a plazas, parques de juego y senderos para andar en bicicleta o caminar.

Según datos del estudio Barómetro de la Deuda Social de la Infancia 2010, elaborado por la Universidad Católica y la Fundación Arcor, cerca del 90 % de los niños de entre 2 y 5 años juega en sus casas. Estos datos pueden disparar una serie de preguntas en todos los que tenemos a nuestro cargo la crianza de niños.

¿Cuán importante es jugar en familia? ¿Qué lugares tenemos para jugar? ¿Con qué juegan los chicos? Las respuestas a estos interrogantes deberían partir de no perder de vista la importancia de jugar desde el comienzo de la vida, dado que allí radica nuestra capacidad como adultos de brindarles a los niños y niñas, herramientas para construir relaciones afectivas fluidas y ricas, promover su desarrollo emotivo, sus posibilidades de expresión y comunicación, y el aprendizaje de reglas y límites, en un marco de respeto de sus derechos y un entorno de contención.

En un mundo en constante cambio, el juego es una fuente inagotable para el desarrollo de la infancia por lo que resulta imprescindible fortalecer el derecho básico e inalienable de los niños y niñas a jugar.

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