Por Fernando García Soto
23 Julio 2012
El jueves, en menos de dos horas, un reducido grupo de industriales azucareros y de cañeros realizaron un diagnóstico acotado pero bastante acertado sobre la realidad de la actividad azucarera. Palabras más, palabras menos, reconocieron que al sector le falta diálogo y trabajo, y que hay dificultades en el plano comercial, que se acrecientan cuando prevalecen los problemas estructurales en los azucareros (sobreofertas por exceso de individualismo). Lo bueno es que se pudo hablar de temas que a menudo se prefieren no incluir en las agendas de diálogo, y lo malo es que en el encuentro no estuvieron presentes todas las entidades que representan a los azucareros tucumanos.
La excusa para la reunión de los hombres que elaboran el 60% del azúcar de la Argentina era la firma de un acuerdo tendiente a establecer pautas de comercialización del producto durante la presente temporada. En esencia, los dueños de 11 de los 15 ingenios tucumanos se comprometieron a exportar 100.000 toneladas del producto hasta el 29 de agosto; una retención para vender al exterior del 15% que se obtenga en la presente zafra, que se liquidará a un valor de $ 135 por bolsa de azúcar común tipo A incluido IVA. Además, los ingenios retendrán a los cañeros un 6% de la producción para el fraccionado que exige el Gobierno nacional (Cuota Moreno), que se paga a $ 75 la bolsa, e inmovilizarán 100.000 toneladas de azúcar blanca tipo A hasta el 15 de agosto, oportunidad en que se decidirá su exportación o la devolución al cañero. Este aporte implica una retención extra del 10%, con lo que el total que los cañeros terminarán aportando llegará al 31%, incluida la Cuota Moreno.
Por falta de entendimiento entre personas que se ven casi todos los días y que a veces viven hablando por celular, en el acuerdo no aparecen las firmas de las autoridades del Centro de Agricultores Cañeros de Tucumán (Cactu), de la Unión Cañeros del Sur (UCS) y de Cañeros Unidos del Este (CUE).
El problema es que el dechado de buenas intenciones plasmado en el pacto choca con la historia reciente de la actividad, con azúcares que en la última temporada se retuvieron a los cañeros y no se exportaron, con empresas que importaron azúcar para su propio provecho, y luego incumplieron el compromiso que habían asumido de reexportar esos stocks, y con complicidades entre dueños de ingenios para dibujar números para tapar a los que especulan. Todas estas acciones derivaron en un desplome del precio del azúcar de tal magnitud que hoy la actividad está sumida en la desesperanza y en el quebranto, cuando podría estar gozando de buena salud. Y justamente, a quienes están dispuestos a decir la verdad y a desenmascarar a los que le hacen mal al conjunto, no se los incluye en los acuerdos que se firman.
El jueves, frente a la prensa, los azucareros manifestaron intenciones de diseñar acciones que permitan salir de la crisis crónica a la actividad. En pocos minutos, hablaron sobre los intermediarios que pagan precios viles a los cañeros de menor escala, que desarrollan economía de subsistencia y cuyo futuro está verdaderamente comprometido. En esta línea, dijeron que los ingenios saben perfectamente quiénes son estos personajes -también conocidos como "cuiteros", porque poseen el CUIT que no tienen los pequeños productores para negociar con los ingenios- que distorsionan la marcha de la actividad. También se mencionó que los ingenios elaboran azúcar negro a través de rendimientos, del peso y de los residuos de la caña. Hablaron sobre la necesidad de que la actividad posea una oficina comercial única que concentre la venta de azúcar. En definitiva, los diagnósticos parecen acertados. Habrá que ver si se encaran los problemas.
La excusa para la reunión de los hombres que elaboran el 60% del azúcar de la Argentina era la firma de un acuerdo tendiente a establecer pautas de comercialización del producto durante la presente temporada. En esencia, los dueños de 11 de los 15 ingenios tucumanos se comprometieron a exportar 100.000 toneladas del producto hasta el 29 de agosto; una retención para vender al exterior del 15% que se obtenga en la presente zafra, que se liquidará a un valor de $ 135 por bolsa de azúcar común tipo A incluido IVA. Además, los ingenios retendrán a los cañeros un 6% de la producción para el fraccionado que exige el Gobierno nacional (Cuota Moreno), que se paga a $ 75 la bolsa, e inmovilizarán 100.000 toneladas de azúcar blanca tipo A hasta el 15 de agosto, oportunidad en que se decidirá su exportación o la devolución al cañero. Este aporte implica una retención extra del 10%, con lo que el total que los cañeros terminarán aportando llegará al 31%, incluida la Cuota Moreno.
Por falta de entendimiento entre personas que se ven casi todos los días y que a veces viven hablando por celular, en el acuerdo no aparecen las firmas de las autoridades del Centro de Agricultores Cañeros de Tucumán (Cactu), de la Unión Cañeros del Sur (UCS) y de Cañeros Unidos del Este (CUE).
El problema es que el dechado de buenas intenciones plasmado en el pacto choca con la historia reciente de la actividad, con azúcares que en la última temporada se retuvieron a los cañeros y no se exportaron, con empresas que importaron azúcar para su propio provecho, y luego incumplieron el compromiso que habían asumido de reexportar esos stocks, y con complicidades entre dueños de ingenios para dibujar números para tapar a los que especulan. Todas estas acciones derivaron en un desplome del precio del azúcar de tal magnitud que hoy la actividad está sumida en la desesperanza y en el quebranto, cuando podría estar gozando de buena salud. Y justamente, a quienes están dispuestos a decir la verdad y a desenmascarar a los que le hacen mal al conjunto, no se los incluye en los acuerdos que se firman.
El jueves, frente a la prensa, los azucareros manifestaron intenciones de diseñar acciones que permitan salir de la crisis crónica a la actividad. En pocos minutos, hablaron sobre los intermediarios que pagan precios viles a los cañeros de menor escala, que desarrollan economía de subsistencia y cuyo futuro está verdaderamente comprometido. En esta línea, dijeron que los ingenios saben perfectamente quiénes son estos personajes -también conocidos como "cuiteros", porque poseen el CUIT que no tienen los pequeños productores para negociar con los ingenios- que distorsionan la marcha de la actividad. También se mencionó que los ingenios elaboran azúcar negro a través de rendimientos, del peso y de los residuos de la caña. Hablaron sobre la necesidad de que la actividad posea una oficina comercial única que concentre la venta de azúcar. En definitiva, los diagnósticos parecen acertados. Habrá que ver si se encaran los problemas.