06 Noviembre 2012
ÚLTIMO TRAMO DE CAMPAÑA. El ex presidente Bill Clinton (primero de la izquierda) acompañó ayer a Barack Obama en un acto en New Hampshire. REUTERS
WASHINGTON.- Tras meses de campaña; U$S 2.600 millones de gasto entre los dos principales candidatos, Barack Obama y Mitt Romney; seis horas de debates televisivos entre ellos; cientos de mítines y numerosos anuncios de televisión de 30 segundos, 315 millones de estadounidenses esperan saber hoy quién es el Presidente del país para los próximos cuatro años. Sólo la mitad votará, en forma voluntaria.
En una esquina del ring, Obama, el mandatario demócrata, el hombre que hechizó al mundo en 2008, pero que ahora llega al día D con una escasísima ventaja, según las encuestas. Al otro lado, Romney, el líder republicano, el millonario mormón que quiere trasladar su éxito personal y empresarial al país y acabar con el cuento de hadas del primer presidente afroamericano.
El bipartidismo hace que los otros cuatro postulantes presidenciales queden limitados a una breve mención simbólica, sólo para que la historia los registre, y sin expectativa alguna de incidir en el resultado. Son Gary Johnson (Partido Libertario); Jill Stein (Partido Verde); Virgil Goode (Partido de la Constitución) y Rocky Anderson (Partido de la Justicia).
Y como espectadores, todo el mundo: desde la renqueante Europa a la expectante Latinoamérica, pasando por el siempre conflictivo Cercano y Medio Oriente, el amenazante Irán o la Siria inmersa en una guerra interna.
Las encuestas están tan parejas que nadie se anima a anticipar un resultado. Tan corta es la ventaja de Obama que el sondeo de Reuters conocido ayer lo pone al frente por 48% de intención de voto, frente al 47% de su rival, cuando el margen de error estadístico es del 3,5%. Según el diario The New York Times, la distancia a favor del demócrata es de 1,3 punto en el promedio de 12 encuestas nacionales recientes. El relevamiento de la cadena CNN da un empate absoluto, en el 49% de apoyo para cada uno.
Las últimas horas de campaña se centraron en Estados considerados indefinidos y clave para el triunfo, como Virginia y Ohio (los demócratas tendrían mayoría), donde el Presidente pidió el apoyo mediante el voto anticipado. En Florida (la ventaja sería para los republicanos) optó por este mecanismo casi 4,5 millones de ciudadanos y muchos más quedaron reclamando poder hacerlo. En todo el país, unos 27 millones de electores ya sufragaron
"No es sólo una elección entre dos candidatos o dos partidos políticos: es una elección entre dos visiones fundamentalmente diferentes de América", afirma Obama, al que la catástrofe provocada por el huracán Sandy impulsó hacia arriba, al dejarse ver como comandante en jefe del país. El mandatario confesó ayer: "va a ser una elección que se decidirá por la participación; si no movilizamos el voto, podemos perder la ventaja ganada".
Romney se presenta como alternativa de cambio y recuerda las promesas incumplidas de su rival. "América está a punto de volver rugiendo. Nos queda algo por hacer: que la gente vaya a votar", clamó, henchido de moral y de ilusiones.
Problemas por el ciclón
La concurrencia a las urnas será muy complicada en Nueva York y en Nueva Jersey, los distritos más afectados por el ciclón que causó 106 muertos en su territorio. Ante el temor de que no haya aún electricidad en algunos locales electorales, el Ejército está preparando tiendas de campaña y contenedores para que los electores emitan su voto.
Las filosofías de Obama y de Romney no pueden ser más dispares, sobre todo en economía, en sanidad y en la presencia del Estado en la vida diaria. En general, las minorías raciales (en especial los hispanos y los negros, a los que se suman grupos asiáticos) apoyan la política demócrata, mientras que los blancos conservadores y los ricos confían más en la estrategia republicana.
Pero haber conseguido más votos en las urnas no asegura la consagración presidencial, que depende de la cantidad de miembros del Colegio Electoral que obtenga cada candidato (ver ¿Qué es..."). En vista de los sondeos, algunos incluso se preparan para lo impensable: una paridad tal que prolongue la incógnita por varios días, con escrutinios de los votos y debates por cada sufragio que sea dudoso parecerán eternos. (DPA-AFP-Télam-Reuters)
En una esquina del ring, Obama, el mandatario demócrata, el hombre que hechizó al mundo en 2008, pero que ahora llega al día D con una escasísima ventaja, según las encuestas. Al otro lado, Romney, el líder republicano, el millonario mormón que quiere trasladar su éxito personal y empresarial al país y acabar con el cuento de hadas del primer presidente afroamericano.
El bipartidismo hace que los otros cuatro postulantes presidenciales queden limitados a una breve mención simbólica, sólo para que la historia los registre, y sin expectativa alguna de incidir en el resultado. Son Gary Johnson (Partido Libertario); Jill Stein (Partido Verde); Virgil Goode (Partido de la Constitución) y Rocky Anderson (Partido de la Justicia).
Y como espectadores, todo el mundo: desde la renqueante Europa a la expectante Latinoamérica, pasando por el siempre conflictivo Cercano y Medio Oriente, el amenazante Irán o la Siria inmersa en una guerra interna.
Las encuestas están tan parejas que nadie se anima a anticipar un resultado. Tan corta es la ventaja de Obama que el sondeo de Reuters conocido ayer lo pone al frente por 48% de intención de voto, frente al 47% de su rival, cuando el margen de error estadístico es del 3,5%. Según el diario The New York Times, la distancia a favor del demócrata es de 1,3 punto en el promedio de 12 encuestas nacionales recientes. El relevamiento de la cadena CNN da un empate absoluto, en el 49% de apoyo para cada uno.
Las últimas horas de campaña se centraron en Estados considerados indefinidos y clave para el triunfo, como Virginia y Ohio (los demócratas tendrían mayoría), donde el Presidente pidió el apoyo mediante el voto anticipado. En Florida (la ventaja sería para los republicanos) optó por este mecanismo casi 4,5 millones de ciudadanos y muchos más quedaron reclamando poder hacerlo. En todo el país, unos 27 millones de electores ya sufragaron
"No es sólo una elección entre dos candidatos o dos partidos políticos: es una elección entre dos visiones fundamentalmente diferentes de América", afirma Obama, al que la catástrofe provocada por el huracán Sandy impulsó hacia arriba, al dejarse ver como comandante en jefe del país. El mandatario confesó ayer: "va a ser una elección que se decidirá por la participación; si no movilizamos el voto, podemos perder la ventaja ganada".
Romney se presenta como alternativa de cambio y recuerda las promesas incumplidas de su rival. "América está a punto de volver rugiendo. Nos queda algo por hacer: que la gente vaya a votar", clamó, henchido de moral y de ilusiones.
Problemas por el ciclón
La concurrencia a las urnas será muy complicada en Nueva York y en Nueva Jersey, los distritos más afectados por el ciclón que causó 106 muertos en su territorio. Ante el temor de que no haya aún electricidad en algunos locales electorales, el Ejército está preparando tiendas de campaña y contenedores para que los electores emitan su voto.
Las filosofías de Obama y de Romney no pueden ser más dispares, sobre todo en economía, en sanidad y en la presencia del Estado en la vida diaria. En general, las minorías raciales (en especial los hispanos y los negros, a los que se suman grupos asiáticos) apoyan la política demócrata, mientras que los blancos conservadores y los ricos confían más en la estrategia republicana.
Pero haber conseguido más votos en las urnas no asegura la consagración presidencial, que depende de la cantidad de miembros del Colegio Electoral que obtenga cada candidato (ver ¿Qué es..."). En vista de los sondeos, algunos incluso se preparan para lo impensable: una paridad tal que prolongue la incógnita por varios días, con escrutinios de los votos y debates por cada sufragio que sea dudoso parecerán eternos. (DPA-AFP-Télam-Reuters)
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