08 Noviembre 2012
CHICAGO.- El número de asistentes fue menor al de hace cuatro años y el recinto era cubierto, pero la fiesta de celebración del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, durante la madrugada del miércoles, sí tuvo una cosa en común con la noche electoral de 2008: esperanza.
Pese a las penurias económicas que quitaron el brillo a su mandato como primer presidente negro de Norteamérica, Obama derrotó al republicano Mitt Romney en una ajustada contienda por la Casa Blanca y lo celebró con confetis, abrazos y una promesa de representar a todos. "Hoy, pese a todas adversidades que hemos afrontado, pese a todas las frustraciones de Washington, nunca he estado más esperanzado sobre nuestro futuro", aseguró. "Nunca he estado más esperanzado sobre América. Y les pido que mantengan esa esperanza", remarcó a la multitud que celebraba su victoria en Chicago, su ciudad natal.
"Nos hemos recuperado, hemos dado la pelea, para Estados Unidos, lo mejor está por venir", afirmó en su mensaje.
Obama ganó la presidencia del país en 2008 con los lemas "esperanza" y "cambio". Pero excepto en las últimas semanas de la campaña, ignoró esas palabras clave durante su apuesta por un segundo mandato ante los ataques republicanos contra su gestión económica y otros temas. Con su victoria, las embestidas -al menos las de Romney- han acabado. El presidente lanzó un cable conciliador a su oponente en sus declaraciones. "Puede que hayamos combatido encarnizadamente, pero sólo porque amamos profundamente a este país y nos preocupamos encarecidamente por su futuro", insistió.
"En las semanas próximas, deseo sentarme con el gobernador Romney para abordar dónde podemos trabajar juntos para hacer avanzar a este país", agregó.
En 2008, Obama habló ante una multitud de unas 240.000 personas en el parque Grant de Chicago, que celebraron su histórica victoria sobre el republicano John McCain. Este año, eligió un centro de convenciones, McCormick Place, con capacidad para 18.000 personas sentadas.
La capacidad del recinto no fue el único cambio respecto a cuatro años atrás. El pelo tiene más canas, sus hijas son más altas y el aspecto histórico de su elección fue menos pronunciado que en 2008. La multitud, no obstante, fue tan entusiasta como hace cuatro años.
"Esto solidifica algo que empezó en 2008", dijo Karen Lehman, de 59 años. "Me siento tan bien que apenas puedo describirlo. Es una victoria para todos los que estamos aquí, que el presidente Obama fue capaz de movilizar. Creo que está avanzando en la buena dirección. Estoy encantada".
La gente se abrazó, ondeó pequeñas banderas estadounidenses, bailó y levantó los puños al aire. Antes de su victoria, cada vez que un Estado se proyectaba hacia su bando, los partidarios celebraban a gritos.
Antes de sus palabras, la mujer de Obama, Michelle Obama, y sus hijas, Malia y Sasha, le acompañaron en el escenario. Cuando se marcharon, hizo una pausa para escuchar la canción de Stevie Wonder: Signed, Sealed, Delivered, I'm Yours (Firmado, Sellado, Entregado, soy tuyo) antes de empezar a hablar.
Algunas personas del público se enjuagaron las lágrimas mientras pronunciaba su discurso. Cuando finalizó, las familias de Obama y el vicepresidente Joe Biden subieron al escenario y comenzó a caer confeti. Luego, todos saludaron y se marcharon. Cuando su mujer e hijas desaparecían tras una cortina azul, Obama volvió al centro del escenario, miró a su alrededor, saludó de nuevo y dijo: "Gracias".
El demócrata -que se impuso en Estados como Nueva York, California, Pennsylvania y Ohio- superó los 270 votos necesarios en el Colegio Electoral, lo que le asegura su reelección. El rival republicano solamente ganó uno de los Estados clave, Carolina del Norte. La victoria en Ohio, como habían proyectado las cadenas televisivas, fue un gran paso en la lucha por los 270 votos electorales y puso fin a las esperanzas del postulante opositor. Obtuvo además triunfos un poco más estrechos en Wisconsin, Iowa, Pennsylvania y New Hampshire.
Mientras que los seguidores de Obama celebraban en Chicago, el centro de Romney en Boston tenía un aspecto lúgubre mientras los anuncios de los resultados se veían en las pantallas gigantes instaladas en el lugar. Romney, un ex gobernador de Massachussetts de 65 años, reconoció la victoria de Obama en un discurso ante sus decepcionados seguidores. "Este es un momento de un gran desafío para nuestra nación", dijo. "Rezo para que el presidente tenga éxito guiando a nuestra nación".
El resultado de la votación en el Estado de Florida, hasta ayer, no había sido anunciado, lo que implica que hay todavía 29 votos electorales sin adjudicar. También estuvo en juego la renovación de parte del Congreso. Los republicanos mantuvieron el control de la Cámara de Representantes, mientras que los demócratas retuvieron su estrecha mayoría en el Senado.
La votación a nivel nacional fue extremadamente pareja, con el postulante a la reelección sumando alrededor del 50 % de los votos contra el 49 % de Romney tras una campaña en la que los candidatos y sus aliados gastaron alrededor de 2.000 millones de dólares.
El reelecto presidente siguió el desarrollo de la elección por televisión en su casa en Chicago. Su asesor de campaña David Axelrod reveló por correo electrónico que el mandatario se sentía "genial".
Cada uno de los candidatos ofreció políticas distintas para curar a la alicaída economía estadounidense: Obama prometió elevar los impuestos a los más ricos y Romney ofreció recortes de impuestos como una forma de encender una fuerte recuperación económica.
Pese a las penurias económicas que quitaron el brillo a su mandato como primer presidente negro de Norteamérica, Obama derrotó al republicano Mitt Romney en una ajustada contienda por la Casa Blanca y lo celebró con confetis, abrazos y una promesa de representar a todos. "Hoy, pese a todas adversidades que hemos afrontado, pese a todas las frustraciones de Washington, nunca he estado más esperanzado sobre nuestro futuro", aseguró. "Nunca he estado más esperanzado sobre América. Y les pido que mantengan esa esperanza", remarcó a la multitud que celebraba su victoria en Chicago, su ciudad natal.
"Nos hemos recuperado, hemos dado la pelea, para Estados Unidos, lo mejor está por venir", afirmó en su mensaje.
Obama ganó la presidencia del país en 2008 con los lemas "esperanza" y "cambio". Pero excepto en las últimas semanas de la campaña, ignoró esas palabras clave durante su apuesta por un segundo mandato ante los ataques republicanos contra su gestión económica y otros temas. Con su victoria, las embestidas -al menos las de Romney- han acabado. El presidente lanzó un cable conciliador a su oponente en sus declaraciones. "Puede que hayamos combatido encarnizadamente, pero sólo porque amamos profundamente a este país y nos preocupamos encarecidamente por su futuro", insistió.
"En las semanas próximas, deseo sentarme con el gobernador Romney para abordar dónde podemos trabajar juntos para hacer avanzar a este país", agregó.
En 2008, Obama habló ante una multitud de unas 240.000 personas en el parque Grant de Chicago, que celebraron su histórica victoria sobre el republicano John McCain. Este año, eligió un centro de convenciones, McCormick Place, con capacidad para 18.000 personas sentadas.
La capacidad del recinto no fue el único cambio respecto a cuatro años atrás. El pelo tiene más canas, sus hijas son más altas y el aspecto histórico de su elección fue menos pronunciado que en 2008. La multitud, no obstante, fue tan entusiasta como hace cuatro años.
"Esto solidifica algo que empezó en 2008", dijo Karen Lehman, de 59 años. "Me siento tan bien que apenas puedo describirlo. Es una victoria para todos los que estamos aquí, que el presidente Obama fue capaz de movilizar. Creo que está avanzando en la buena dirección. Estoy encantada".
La gente se abrazó, ondeó pequeñas banderas estadounidenses, bailó y levantó los puños al aire. Antes de su victoria, cada vez que un Estado se proyectaba hacia su bando, los partidarios celebraban a gritos.
Antes de sus palabras, la mujer de Obama, Michelle Obama, y sus hijas, Malia y Sasha, le acompañaron en el escenario. Cuando se marcharon, hizo una pausa para escuchar la canción de Stevie Wonder: Signed, Sealed, Delivered, I'm Yours (Firmado, Sellado, Entregado, soy tuyo) antes de empezar a hablar.
Algunas personas del público se enjuagaron las lágrimas mientras pronunciaba su discurso. Cuando finalizó, las familias de Obama y el vicepresidente Joe Biden subieron al escenario y comenzó a caer confeti. Luego, todos saludaron y se marcharon. Cuando su mujer e hijas desaparecían tras una cortina azul, Obama volvió al centro del escenario, miró a su alrededor, saludó de nuevo y dijo: "Gracias".
El demócrata -que se impuso en Estados como Nueva York, California, Pennsylvania y Ohio- superó los 270 votos necesarios en el Colegio Electoral, lo que le asegura su reelección. El rival republicano solamente ganó uno de los Estados clave, Carolina del Norte. La victoria en Ohio, como habían proyectado las cadenas televisivas, fue un gran paso en la lucha por los 270 votos electorales y puso fin a las esperanzas del postulante opositor. Obtuvo además triunfos un poco más estrechos en Wisconsin, Iowa, Pennsylvania y New Hampshire.
Mientras que los seguidores de Obama celebraban en Chicago, el centro de Romney en Boston tenía un aspecto lúgubre mientras los anuncios de los resultados se veían en las pantallas gigantes instaladas en el lugar. Romney, un ex gobernador de Massachussetts de 65 años, reconoció la victoria de Obama en un discurso ante sus decepcionados seguidores. "Este es un momento de un gran desafío para nuestra nación", dijo. "Rezo para que el presidente tenga éxito guiando a nuestra nación".
El resultado de la votación en el Estado de Florida, hasta ayer, no había sido anunciado, lo que implica que hay todavía 29 votos electorales sin adjudicar. También estuvo en juego la renovación de parte del Congreso. Los republicanos mantuvieron el control de la Cámara de Representantes, mientras que los demócratas retuvieron su estrecha mayoría en el Senado.
La votación a nivel nacional fue extremadamente pareja, con el postulante a la reelección sumando alrededor del 50 % de los votos contra el 49 % de Romney tras una campaña en la que los candidatos y sus aliados gastaron alrededor de 2.000 millones de dólares.
El reelecto presidente siguió el desarrollo de la elección por televisión en su casa en Chicago. Su asesor de campaña David Axelrod reveló por correo electrónico que el mandatario se sentía "genial".
Cada uno de los candidatos ofreció políticas distintas para curar a la alicaída economía estadounidense: Obama prometió elevar los impuestos a los más ricos y Romney ofreció recortes de impuestos como una forma de encender una fuerte recuperación económica.
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