08 Noviembre 2012
Obama, más de lo mismo para América Latina
Una lista larga de asignaturas pendientes separan a la región de la Casa Blanca. En el presupuesto 2013, el gobierno de Obama recortó la asistencia al hemisferio sur en un 9%. Se desvanece la influencia de EEUU y Brasil comienza a ganar ese lugar. El apoyo a México en el combate contra el narcotráfico es más que nada un gesto político
EN CHICAGO. El reelecto presidente saluda a la multitud, al confirmarse el triunfo. Su esposa, Michelle Robinson y sus hijas, Sasha y Malia, lo acompañan. REUTERS
MÉXICO DF.- La lista de asignaturas pendientes es larga, pero América Latina tendría que conformarse con obtener de Estados Unidos apenas un impulso al comercio y algunas medidas migratorias menores durante el segundo mandato de Barack Obama. Ausente en la lista de prioridades de Washington y con un Congreso estadounidense que continuará dividido tras la reelección de Obama, la región deberá resignarse a que sigan acumulando polvo sus grandes reclamos, como una reforma migratoria amplia, más respaldo en el combate a las drogas y un acercamiento a Cuba. "Estados Unidos no va a tener la posibilidad de hacer más con América Latina de lo que ha hecho", dijo Andrés Rozental, ex vicecanciller mexicano. "No creo que vayan a voltear más a la región". El presupuesto de Obama no deja dudas: recortó la asistencia total hacia el hemisferio en un 9% para el año fiscal 2013 (inicó el 1 de octubre): lo dejó en U$S 1.652 millones, según datos del Departamento de Estado. Junto con el dinero se desvanece de a poco la histórica influencia política de EEUU en la región.
Brasil, el peso pesado latinoamericano, empieza a ocupar en el cono sur el hueco dejado por el Tío Sam. A pesar de eso, y de que una China sedienta de materias primas ha ganado presencia en países como Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua, donde Washington causa irritación, EEUU sigue siendo el mayor socio comercial e inversor de la región en su conjunto.
Aunque mantiene acuerdos de libre comercio con México, Centroamérica, Colombia, Chile, Panamá y Perú, Obama aún no ha logrado convencer a Brasil de sumarse a la lista. En rigor, el mandatario estadounidense no firmó ningún pacto comercial con la región desde que lleva las riendas de la mayor economía mundial.
La Casa Blanca insistirá en engordar el volumen de comercio con Latinoamérica porque eso sí contribuye a la prioridad más urgente de Obama, que es acelerar la recuperación de la economía estadounidense y crear puestos de trabajo. Pero eso no borrará la desilusión del rostro de Latinoamérica, que había dado la bienvenida hace cuatro años a un líder montado en promesas de una nueva era de relaciones que se quedaron en palabras.
Obama estará más centrado en aumentar el comercio con Asia, sofocar conflictos en Medio Oriente y presionar para que Europa encuentre una solución a su crisis, que en mirar al sur. La lista de desencantos incluye la falta de un mayor compromiso en la lucha contra las drogas, que afecta sobre todo a México -protagonista de una guerra contra los cárteles que ha dejado 60.000 muertos desde el 2006- y a Centroamérica.
México exige freno al flujo ilegal de armas hacia su territorio, que alimenta el poder de fuego de los cárteles. Obama exhortó a prorrogar una ley que caducó en 2004 y prohibía vender armas semiautomáticas y fusiles de asalto, pero se topó con un muro de resistencia.
Cuando se mira la iniciativa para asistir la lucha mexicana contra el narcotráfico, de los U$S 1.400 millones de dólares comprometidos en asistencia y equipamiento para el plan trianual finalizado en 2010, Washington aún no desembolsó los últimos 325 millones. La iniciativa es casi un mero gesto político. Los 1.400 millones en asistencia a tres años equivalen a un 13% del presupuesto de seguridad de México para este año. (Reuters)
Brasil, el peso pesado latinoamericano, empieza a ocupar en el cono sur el hueco dejado por el Tío Sam. A pesar de eso, y de que una China sedienta de materias primas ha ganado presencia en países como Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua, donde Washington causa irritación, EEUU sigue siendo el mayor socio comercial e inversor de la región en su conjunto.
Aunque mantiene acuerdos de libre comercio con México, Centroamérica, Colombia, Chile, Panamá y Perú, Obama aún no ha logrado convencer a Brasil de sumarse a la lista. En rigor, el mandatario estadounidense no firmó ningún pacto comercial con la región desde que lleva las riendas de la mayor economía mundial.
La Casa Blanca insistirá en engordar el volumen de comercio con Latinoamérica porque eso sí contribuye a la prioridad más urgente de Obama, que es acelerar la recuperación de la economía estadounidense y crear puestos de trabajo. Pero eso no borrará la desilusión del rostro de Latinoamérica, que había dado la bienvenida hace cuatro años a un líder montado en promesas de una nueva era de relaciones que se quedaron en palabras.
Obama estará más centrado en aumentar el comercio con Asia, sofocar conflictos en Medio Oriente y presionar para que Europa encuentre una solución a su crisis, que en mirar al sur. La lista de desencantos incluye la falta de un mayor compromiso en la lucha contra las drogas, que afecta sobre todo a México -protagonista de una guerra contra los cárteles que ha dejado 60.000 muertos desde el 2006- y a Centroamérica.
México exige freno al flujo ilegal de armas hacia su territorio, que alimenta el poder de fuego de los cárteles. Obama exhortó a prorrogar una ley que caducó en 2004 y prohibía vender armas semiautomáticas y fusiles de asalto, pero se topó con un muro de resistencia.
Cuando se mira la iniciativa para asistir la lucha mexicana contra el narcotráfico, de los U$S 1.400 millones de dólares comprometidos en asistencia y equipamiento para el plan trianual finalizado en 2010, Washington aún no desembolsó los últimos 325 millones. La iniciativa es casi un mero gesto político. Los 1.400 millones en asistencia a tres años equivalen a un 13% del presupuesto de seguridad de México para este año. (Reuters)