07 Enero 2013
Zermoglio: "al intendente no le importan los papeles, sólo que el hotel no se haga"
La dueña del Embajador del Tafí defiende el establecimiento en construcción y anuncia que peleará la orden de derribo en los Tribunales. "Me aconsejaron que hable con Susana (Trimarco), que tiene trato con la Presidenta, pero yo no voy a pasar por encima del Gobierno", admite.
ARCHIVO LA GACETA / FOTO DE JORGE OLMOS SGROSSO
Bibliorato gordo bajo el brazo. 65 años. Gesto decidido. Anteojos de sol a modo de vincha. Anillos dorados. Emilia del Valle Gómez de Zermoglio quiere salir del silencio que guardó desde que su proyecto de hotel, el Embajador del Tafí, se convirtió en noticia no precisamente por sus cualidades para el turismo. "Soy la popular Lita", dice en LA GACETA este sábado por la tarde. Vino al diario porque está al tanto de que el intendente tafinisto Jorge Yapura Astorga, al que jamás llama por su nombre, ratificó la orden de derribar su establecimiento. "A él no le importan los papeles, sólo que el hotel no se haga", explica con la voz electrizada de bronca.
Hay mucha tela para cortar porque el lío comenzó en septiembre de 2008, cuando Guillermo Gray, entonces a cargo de Obras y Servicios Públicos de Tafí, suspendió el permiso para construir que había firmado el 16 de enero de aquel año. "Es la novela del verano", ironiza la empresaria, que en la capital gestiona el hotel Embajador de la calle Las Heras. Y enumera: "me recibieron el anteproyecto, me hicieron pagar $ 14.700, me dieron la autorización y se acabó la historia. Y a los nueve meses comenzaron a molestarme, a molestarme, a molestarme, a molestarme... Quieren que deje de construir, pero yo tengo un derecho adquirido".
En 2010, Gray manifestó que el proyecto no tenía los papeles reglamentarios. Con la estructura ya levantada, surgió el nudo del conflicto: la altura (según la codificación urbana de Tafí, esta no puede superar los 6,5 metros; en el último decreto "demoledor" que firmó, Yapura Astorga insiste en que los muros llegan a los 9,4 metros y niega que haya un subsuelo, como asevera Zermoglio). En aquel momento, el gobernador José Alperovich intervino en el conflicto por primera vez y ordenó al (entonces) intendente oficialista Carlos Rodríguez que despejase el camino para el establecimiento de la familia Zermoglio (Luis Jesús, uno de los hijos de la mujer, representa al grupo en el expediente municipal).
"Pero lo primero que hizo este personaje (Yapura Astorga), cuando llegó a la Municipalidad (en 2011), fue clausurar la obra. Entonces me llama el gobernador, que es un hombre muy respetuoso y me dice: 'mire señora, he estado conversando con el intendente y a mí me interesa que la obra se haga. ¿Por qué no hace el favor de entregar los papeles?'. A Alperovich le llevé la misma carpeta que tengo aquí. Aparece (el ministro del Interior, Osvaldo) Jaldo, miran todo y me piden que presente un escrito. Les respondo: '¿ustedes creen que con eso termina el tema? Yo estoy obligada a presentar solamente el final de obra'. Porque el Municipio debía pedir las cosas antes de darme el permiso para edificar: yo no estaba enterada de (los requisitos)", relata Zermoglio, que dice no recordar ya cuánto dinero lleva gastado en el establecimiento de 40 habitaciones que pensaba inaugurar en 2009.
La versión de la empresaria sigue así: "al otro día de que (Alperovich) anuncia en los medios que el hotel se hace o se hace, caigo yo, paloma, con la carpeta en la Municipalidad de Tafí del Valle. Llevaba una hora esperando y (el intendente) no venía. En eso se presenta un hombre y grita: 'esa obra no sigue, al menos mientras yo esté aquí. Y la voy a demoler porque vos no vas a hacer en este lugar lo que se te rebaje la gana'. Yo lo miro al muchacho que me había atendido y le pregunto quién era ese sujeto. 'Es el intendente', me contesta. Entonces le digo: 'buenos días, señor'. Y él salta: 'señor las p...'. Para qué voy a repetir las palabrotas: ¡en mi vida me sentí tan maltratada! Y el personaje sigue: 'esa obra no se va a hacer porque no tiene nada'. Entonces yo le propongo que revisemos los papeles. 'No, yo no quiero ver nada. Y lo que diga el gobernador, le aviso a usted, que yo me lo paso por las b...'. 'Ah no, aquí no me quedo un segundo más', me dije a mí misma. Levanté mis cosas y me fui llorando".
Un mellizo en La Quesería
Despliega planos e informes. Incluso imágenes que anticipan cómo podría quedar el Embajador del Tafí, cuyo diseño lujoso incluye un spa y un gimnasio con vista al valle. "Yo pensaba construirlo en las Termas de Río Hondo, donde antes había tenido uno. Mis hijos no querían edificar arriba porque la plaza es muy jodida. Lo sabemos porque nosotros mandamos muchos turistas para allá y estos vuelven amargados porque les cobran $ 8 una empanada o porque una habitación en un hotel de cuarta sale $ 500. Eso no fomenta el turismo. Yo amo Tafí porque me parece de una paz terrible. Entonces convenzo a mis hijos y les digo que, cuando esté más vieja, haremos otro en las Termas. Y, por desgracia, me puse a construir allí", se lamenta.
En la queja manifiesta que ninguno de los documentos que tiene sirven para el intendente; que llevó un boleto de compraventa del terreno con firma certificada en la Escribanía de Marcos Padilla (h); que en julio de 2007 compró la propiedad a Leonor Graciela Torres y que aún no tiene escritura por la demora de un juicio sucesorio; que la ley exime al hotel del estudio de impacto ambiental, pero que ella igual lo sacó; que le objetaron el informe de impacto arqueológico porque no había pasado por el Ente Cultural de Tucumán; que ni el de ingeniería ni el sistema contra incendios valen...
"A mí (el intendente) me desconoce todo. Pero en La Quesería van a inaugurar el mismo hotel los del gremio de la Cervecería Quilmes. Le saqué fotos para que lo vean. Es exactamente igual, salvo por el frente. ¿Por qué ese sí y el de los Zermoglio no?", interroga. Después comenta: "me aconsejaron que hable (sobre el tema) con Susana (Trimarco -madre de María de los Ángeles Verón-), que tiene trato con la presidenta (Cristina Kirchner), pero yo no voy a pasar por encima del Gobierno".
Según la empresaria, él (el intendente) creyó siempre que su hotel era, en realidad, del legislador oficialista (José) Orellana. Precisa: "yo no tengo trato sólo con 'El Mellizo': siempre apoyé a los políticos y no al revés. En mi hotel (de San Miguel de Tucumán) hizo la campaña el (ex gobernador) Julio Miranda y estuvo (el ex presidente Fernando) De la Rúa. Es un lugar muy acogedor, pero no por eso soy amiga de ellos. Nunca usé mis contactos políticos para el hotel de Tafí. No, porque si los hubiese usado...".
Desmiente el rumor de que la ex legisladora Teresa Felipe de Heredia compró las aberturas del establecimiento de Tafí: "que Dios me mande la muerte si alguien me dio algo. Soy muy solidaria, la plata no me importa. Lo único que sé hacer es trabajar y dar trabajo. A mí me interesan los seres humanos. En un hotel quedan sábanas cada seis meses y colchones cada año. Hago mal en decirlo, pero yo regalo esas cosas, no las vendo. Los políticos después las reparten. No me gusta hablar de esto, pero quiero aclarar mi relación con los dirigentes".
Zermoglio asegura que no hizo declaraciones públicas antes por su familia y sus 45 años de reputación en el medio (afirma que fue dueña de la panadería El Cadillal y del Michel Motel de las Termas). "Me trataron de 'delincuenta' e infractora. ¿Qué puedo contestar frente a tanta grosería?", pregunta. Dice que se siente perseguida; que no accederá a ajustar la altura de la construcción al criterio municipal y que seguirá la pelea en los Tribunales (con el patrocinio de Francisco García Posse, flamante titular del Colegio de Abogados de la Capital). Matiza: "no cederé por un capricho. Si le quito una planta, deja de ser redituable. Si él (Yapura Astorga) se mete en mi propiedad a demoler, lo hago meter preso. Yo no voy a regalar mi hotel; no lo terminaré mientras él esté en la Municipalidad, pero seguiré luchando en la Justicia, y demandaré los daños y el lucro cesante. Ahora vamos por todo, como dice la (senadora Beatriz) 'Betty' (Rojkés de Alperovich). Mis empleados querían viajar este viernes a Tafí del Valle y ponerse al frente (del reclamo), porque todos están esperando que terminemos el hotel para poder ir. El único que no lo ve como una posibilidad es el intendente".
Hay mucha tela para cortar porque el lío comenzó en septiembre de 2008, cuando Guillermo Gray, entonces a cargo de Obras y Servicios Públicos de Tafí, suspendió el permiso para construir que había firmado el 16 de enero de aquel año. "Es la novela del verano", ironiza la empresaria, que en la capital gestiona el hotel Embajador de la calle Las Heras. Y enumera: "me recibieron el anteproyecto, me hicieron pagar $ 14.700, me dieron la autorización y se acabó la historia. Y a los nueve meses comenzaron a molestarme, a molestarme, a molestarme, a molestarme... Quieren que deje de construir, pero yo tengo un derecho adquirido".
En 2010, Gray manifestó que el proyecto no tenía los papeles reglamentarios. Con la estructura ya levantada, surgió el nudo del conflicto: la altura (según la codificación urbana de Tafí, esta no puede superar los 6,5 metros; en el último decreto "demoledor" que firmó, Yapura Astorga insiste en que los muros llegan a los 9,4 metros y niega que haya un subsuelo, como asevera Zermoglio). En aquel momento, el gobernador José Alperovich intervino en el conflicto por primera vez y ordenó al (entonces) intendente oficialista Carlos Rodríguez que despejase el camino para el establecimiento de la familia Zermoglio (Luis Jesús, uno de los hijos de la mujer, representa al grupo en el expediente municipal).
"Pero lo primero que hizo este personaje (Yapura Astorga), cuando llegó a la Municipalidad (en 2011), fue clausurar la obra. Entonces me llama el gobernador, que es un hombre muy respetuoso y me dice: 'mire señora, he estado conversando con el intendente y a mí me interesa que la obra se haga. ¿Por qué no hace el favor de entregar los papeles?'. A Alperovich le llevé la misma carpeta que tengo aquí. Aparece (el ministro del Interior, Osvaldo) Jaldo, miran todo y me piden que presente un escrito. Les respondo: '¿ustedes creen que con eso termina el tema? Yo estoy obligada a presentar solamente el final de obra'. Porque el Municipio debía pedir las cosas antes de darme el permiso para edificar: yo no estaba enterada de (los requisitos)", relata Zermoglio, que dice no recordar ya cuánto dinero lleva gastado en el establecimiento de 40 habitaciones que pensaba inaugurar en 2009.
La versión de la empresaria sigue así: "al otro día de que (Alperovich) anuncia en los medios que el hotel se hace o se hace, caigo yo, paloma, con la carpeta en la Municipalidad de Tafí del Valle. Llevaba una hora esperando y (el intendente) no venía. En eso se presenta un hombre y grita: 'esa obra no sigue, al menos mientras yo esté aquí. Y la voy a demoler porque vos no vas a hacer en este lugar lo que se te rebaje la gana'. Yo lo miro al muchacho que me había atendido y le pregunto quién era ese sujeto. 'Es el intendente', me contesta. Entonces le digo: 'buenos días, señor'. Y él salta: 'señor las p...'. Para qué voy a repetir las palabrotas: ¡en mi vida me sentí tan maltratada! Y el personaje sigue: 'esa obra no se va a hacer porque no tiene nada'. Entonces yo le propongo que revisemos los papeles. 'No, yo no quiero ver nada. Y lo que diga el gobernador, le aviso a usted, que yo me lo paso por las b...'. 'Ah no, aquí no me quedo un segundo más', me dije a mí misma. Levanté mis cosas y me fui llorando".
Un mellizo en La Quesería
Despliega planos e informes. Incluso imágenes que anticipan cómo podría quedar el Embajador del Tafí, cuyo diseño lujoso incluye un spa y un gimnasio con vista al valle. "Yo pensaba construirlo en las Termas de Río Hondo, donde antes había tenido uno. Mis hijos no querían edificar arriba porque la plaza es muy jodida. Lo sabemos porque nosotros mandamos muchos turistas para allá y estos vuelven amargados porque les cobran $ 8 una empanada o porque una habitación en un hotel de cuarta sale $ 500. Eso no fomenta el turismo. Yo amo Tafí porque me parece de una paz terrible. Entonces convenzo a mis hijos y les digo que, cuando esté más vieja, haremos otro en las Termas. Y, por desgracia, me puse a construir allí", se lamenta.
En la queja manifiesta que ninguno de los documentos que tiene sirven para el intendente; que llevó un boleto de compraventa del terreno con firma certificada en la Escribanía de Marcos Padilla (h); que en julio de 2007 compró la propiedad a Leonor Graciela Torres y que aún no tiene escritura por la demora de un juicio sucesorio; que la ley exime al hotel del estudio de impacto ambiental, pero que ella igual lo sacó; que le objetaron el informe de impacto arqueológico porque no había pasado por el Ente Cultural de Tucumán; que ni el de ingeniería ni el sistema contra incendios valen...
"A mí (el intendente) me desconoce todo. Pero en La Quesería van a inaugurar el mismo hotel los del gremio de la Cervecería Quilmes. Le saqué fotos para que lo vean. Es exactamente igual, salvo por el frente. ¿Por qué ese sí y el de los Zermoglio no?", interroga. Después comenta: "me aconsejaron que hable (sobre el tema) con Susana (Trimarco -madre de María de los Ángeles Verón-), que tiene trato con la presidenta (Cristina Kirchner), pero yo no voy a pasar por encima del Gobierno".
Según la empresaria, él (el intendente) creyó siempre que su hotel era, en realidad, del legislador oficialista (José) Orellana. Precisa: "yo no tengo trato sólo con 'El Mellizo': siempre apoyé a los políticos y no al revés. En mi hotel (de San Miguel de Tucumán) hizo la campaña el (ex gobernador) Julio Miranda y estuvo (el ex presidente Fernando) De la Rúa. Es un lugar muy acogedor, pero no por eso soy amiga de ellos. Nunca usé mis contactos políticos para el hotel de Tafí. No, porque si los hubiese usado...".
Desmiente el rumor de que la ex legisladora Teresa Felipe de Heredia compró las aberturas del establecimiento de Tafí: "que Dios me mande la muerte si alguien me dio algo. Soy muy solidaria, la plata no me importa. Lo único que sé hacer es trabajar y dar trabajo. A mí me interesan los seres humanos. En un hotel quedan sábanas cada seis meses y colchones cada año. Hago mal en decirlo, pero yo regalo esas cosas, no las vendo. Los políticos después las reparten. No me gusta hablar de esto, pero quiero aclarar mi relación con los dirigentes".
Zermoglio asegura que no hizo declaraciones públicas antes por su familia y sus 45 años de reputación en el medio (afirma que fue dueña de la panadería El Cadillal y del Michel Motel de las Termas). "Me trataron de 'delincuenta' e infractora. ¿Qué puedo contestar frente a tanta grosería?", pregunta. Dice que se siente perseguida; que no accederá a ajustar la altura de la construcción al criterio municipal y que seguirá la pelea en los Tribunales (con el patrocinio de Francisco García Posse, flamante titular del Colegio de Abogados de la Capital). Matiza: "no cederé por un capricho. Si le quito una planta, deja de ser redituable. Si él (Yapura Astorga) se mete en mi propiedad a demoler, lo hago meter preso. Yo no voy a regalar mi hotel; no lo terminaré mientras él esté en la Municipalidad, pero seguiré luchando en la Justicia, y demandaré los daños y el lucro cesante. Ahora vamos por todo, como dice la (senadora Beatriz) 'Betty' (Rojkés de Alperovich). Mis empleados querían viajar este viernes a Tafí del Valle y ponerse al frente (del reclamo), porque todos están esperando que terminemos el hotel para poder ir. El único que no lo ve como una posibilidad es el intendente".