22 Enero 2013
EN CAMPAÑA. Desde afiches en Jerusalén, los postulantes buscan el voto. REUTERS
TEL AVIV.- Israel elegirá hoy a su nuevo Parlamento, el cual nombrará al futuro Gobierno, en medio del crecimiento de la extrema derecha y la caída de las fuerzas de centro y de izquierda. Los cambios en el electorado no pondrían en duda la victoria del actual primer ministro, Benjamin Netanyahu, pero influirán en las negociaciones para una futura coalición legislativa y la conformación del gabinete.
Los partidos pelearon ayer, hasta último momento, por atraer a los votantes indecisos, en las últimas horas de campaña antes de las elecciones.
Según el sondeo del viernes, el 20% del electorado no sabía a quién iba a votar, pero podría hacerlo por el centro político.
Se espera que la coalición entre el Likud e Israel Beteinu (Nuestra Casa Israel), que conforman las agrupaciones de Netanyahu y del ex ministro de Relaciones Exteriores, Avigdor Lieberman, logre entre 32 y 35 de los 120 escaños del Parlamento, y se mantenga así como la principal fuerza política pese a perder varias bancas. De este retroceso se beneficiaría, sobre todo, el partido ultraderechista Habait Hjehudi (Casa Judía), encabezado por el carismático millonario Naftali Bennett.
Las encuestas proyectan que una unión de conservadores, ultraderecha y partidos religiosos podría lograr 63 bancas. Las agrupaciones de centro y de izquierda (atomizadas y divididas en varias propuestas) conseguirían 57 escaños. Un ejemplo de la caída es la proyección en los sondeos del centrista Kadima: de 28 bancas, no lograría más de dos en esta ocasión.
Por ello, es muy probable que el premier vaya a pactar la integración de su gabinete con la derecha más dura. Estas previsiones no suponen buenas noticias para el estancado proceso de paz con los palestinos. Netanyahu y Lieberman aseguran estar a favor de la solución de dos Estados, uno Israel judío y otro palestino, pero muchos israelíes creen que es sólo una falsa declaración de intenciones para tranquilizar a la comunidad internacional.
El ala más conservadora del Likud reclama incluso la anexión de parte de Cisjordania, tal como proclama abiertamente el partido de Bennett. (DPA-Télam)
Los partidos pelearon ayer, hasta último momento, por atraer a los votantes indecisos, en las últimas horas de campaña antes de las elecciones.
Según el sondeo del viernes, el 20% del electorado no sabía a quién iba a votar, pero podría hacerlo por el centro político.
Se espera que la coalición entre el Likud e Israel Beteinu (Nuestra Casa Israel), que conforman las agrupaciones de Netanyahu y del ex ministro de Relaciones Exteriores, Avigdor Lieberman, logre entre 32 y 35 de los 120 escaños del Parlamento, y se mantenga así como la principal fuerza política pese a perder varias bancas. De este retroceso se beneficiaría, sobre todo, el partido ultraderechista Habait Hjehudi (Casa Judía), encabezado por el carismático millonario Naftali Bennett.
Las encuestas proyectan que una unión de conservadores, ultraderecha y partidos religiosos podría lograr 63 bancas. Las agrupaciones de centro y de izquierda (atomizadas y divididas en varias propuestas) conseguirían 57 escaños. Un ejemplo de la caída es la proyección en los sondeos del centrista Kadima: de 28 bancas, no lograría más de dos en esta ocasión.
Por ello, es muy probable que el premier vaya a pactar la integración de su gabinete con la derecha más dura. Estas previsiones no suponen buenas noticias para el estancado proceso de paz con los palestinos. Netanyahu y Lieberman aseguran estar a favor de la solución de dos Estados, uno Israel judío y otro palestino, pero muchos israelíes creen que es sólo una falsa declaración de intenciones para tranquilizar a la comunidad internacional.
El ala más conservadora del Likud reclama incluso la anexión de parte de Cisjordania, tal como proclama abiertamente el partido de Bennett. (DPA-Télam)
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