20 Marzo 2013
LA GACETA / FOTO DE JORGE OLMOS SGROSSO
David Felipe Specchiale, delegado episcopal para el Ecumenismo y el Diálogo Interreligioso, acaba de bajarse del ómnibus que lo trajo desde San Luis. El sacerdote y la materia de su especialidad parecen estar de parabienes con la llegada de Jorge Mario Bergoglio a El Vaticano. "Su papado supondrá un momento de plenitud para la relación del catolicismo con los otros credos que comenzó a partir del Concilio Vaticano II (1962-1965). Están dadas las condiciones para construir una gran hermandad y lograr la unidad que tanto deseamos", pronostica té en mano.
Specchiale, que vino a Tucumán para intercambiar opiniones con representantes locales de las diferentes religiones, considera que el papa Francisco conoce bien qué significa dialogar con líderes de otros cultos. "Tiene una experiencia inmensa porque ha vivido promoviendo la conversación con todo tipo de credos", expone en Poste Restante, el café de la galería LA GACETA, ante la mirada de dos de sus anfitriones en Tucumán: el filósofo católico Ramón Eduardo Ruiz Pesce y el ensayista judío Yoel Ben Arye (fue anotado en el Registro Civil con el nombre de Oscar Feler).
El sacerdote graduado en Ciencias Económicas precisa asimismo que Francisco sabe cuáles son las consecuencias destructivas de la falta de diálogo: "ese vacío genera intolerancia y agresión, y, tarde o temprano, deriva en violencia". El autor del estudio "Y así todo Israel será salvado" expresa que la conciencia sobre la necesidad de entablar el intercambio interreligioso crece paulatinamente en el seno del catolicismo. "Es un proceso que está en marcha y que tiene promoción oficial. Hay quienes están más dispuestos a emprender el diálogo y quienes experimentan reticencias. Pero, en general, prevalece la sensación de que no podemos seguir desunidos", evalúa. Specchiale vuelve una y otra vez sobre la idea de que el apetito católico por el diálogo interreligioso no es tan nuevo como parece: "parafraseando al tango ('Volver'), 50 años no es nada. Si pudiésemos pensar a la Iglesia como una empresa, diría que el jefe dio la orden y que esta baja lentamente... La conversación con los credos es un asunto que sí interesa a buena parte de los católicos aunque, bueno, hay de todo en la viña del Señor".
Ser uno sin absorber
El sacerdote ordenado en 1991 y doctorado en Teología Bíblica en Roma considera que judíos y católicos tienen un patrimonio inmenso en común. "El Antiguo Testamento no está abolido para el catolicismo. Es más, los tres primeros capítulos del Génesis plantean la base de la religión cristiana", ejemplifica Specchiale.
En el trámite de pensar cuál fue el momento de máxima división entre ambos cultos, el religioso postula al siglo IV, cuando Roma sustituyó a Israel y la Iglesia comenzó a acusar a la comunidad judía de "pueblo deicida". "Esa posición se acabó con el Concilio Vaticano II. Pero aún antes, el papa Pío XI había afirmado que los católicos, como hijos de Abraham, somos también espiritualmente semitas", advierte Specchiale. Y fantasea: "tengo un profundo amor por Israel. Si los judíos se incorporasen a la Iglesia, esta sería más fuerte todavía. No se trata de que un culto absorba al otro, sino de que seamos uno a partir del diálogo teológico y el respeto mutuo".
Specchiale, que vino a Tucumán para intercambiar opiniones con representantes locales de las diferentes religiones, considera que el papa Francisco conoce bien qué significa dialogar con líderes de otros cultos. "Tiene una experiencia inmensa porque ha vivido promoviendo la conversación con todo tipo de credos", expone en Poste Restante, el café de la galería LA GACETA, ante la mirada de dos de sus anfitriones en Tucumán: el filósofo católico Ramón Eduardo Ruiz Pesce y el ensayista judío Yoel Ben Arye (fue anotado en el Registro Civil con el nombre de Oscar Feler).
El sacerdote graduado en Ciencias Económicas precisa asimismo que Francisco sabe cuáles son las consecuencias destructivas de la falta de diálogo: "ese vacío genera intolerancia y agresión, y, tarde o temprano, deriva en violencia". El autor del estudio "Y así todo Israel será salvado" expresa que la conciencia sobre la necesidad de entablar el intercambio interreligioso crece paulatinamente en el seno del catolicismo. "Es un proceso que está en marcha y que tiene promoción oficial. Hay quienes están más dispuestos a emprender el diálogo y quienes experimentan reticencias. Pero, en general, prevalece la sensación de que no podemos seguir desunidos", evalúa. Specchiale vuelve una y otra vez sobre la idea de que el apetito católico por el diálogo interreligioso no es tan nuevo como parece: "parafraseando al tango ('Volver'), 50 años no es nada. Si pudiésemos pensar a la Iglesia como una empresa, diría que el jefe dio la orden y que esta baja lentamente... La conversación con los credos es un asunto que sí interesa a buena parte de los católicos aunque, bueno, hay de todo en la viña del Señor".
Ser uno sin absorber
El sacerdote ordenado en 1991 y doctorado en Teología Bíblica en Roma considera que judíos y católicos tienen un patrimonio inmenso en común. "El Antiguo Testamento no está abolido para el catolicismo. Es más, los tres primeros capítulos del Génesis plantean la base de la religión cristiana", ejemplifica Specchiale.
En el trámite de pensar cuál fue el momento de máxima división entre ambos cultos, el religioso postula al siglo IV, cuando Roma sustituyó a Israel y la Iglesia comenzó a acusar a la comunidad judía de "pueblo deicida". "Esa posición se acabó con el Concilio Vaticano II. Pero aún antes, el papa Pío XI había afirmado que los católicos, como hijos de Abraham, somos también espiritualmente semitas", advierte Specchiale. Y fantasea: "tengo un profundo amor por Israel. Si los judíos se incorporasen a la Iglesia, esta sería más fuerte todavía. No se trata de que un culto absorba al otro, sino de que seamos uno a partir del diálogo teológico y el respeto mutuo".
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