Apareció el francotirador

Ermini volvió a ponerse el traje de héroe para darle al "santo" la victoria que tanto esperaba.

DEFINICIÓN. Facundo Ermini comienza a celebrar su gol, el segundo de San Martín, mientras Orcellet se lamenta. DEFINICIÓN. Facundo Ermini comienza a celebrar su gol, el segundo de San Martín, mientras Orcellet se lamenta.
28 Abril 2013
CONCEPCION DEL URUGUAY.- (Marcelo Androetto, especial para LA GACETA).-Llevaba apenas tres minutos en la cancha cuando desde su pie izquierdo salió la bala de la victoria, una bala en sentido contrario a las que los jugadores de San Martín dicen ponerles el pecho por estos días. Facundo Ermini fue el héroe "santo", el protagonista clave en un sábado de resurrección al final de una semana de vía crucis. "Fue una pared que tiramos con Bruno (Lescano), que me quedó justo y por suerte nos llevamos tres puntos que como veníamos nosotros, luchándola, son muy importantes", dijo el delantero.

Más importante es lo que no dice: fue un golazo que derivó de una jugada iniciada por él mismo, con descarga para el lateral izquierdo y pase al vacío de éste: el "Demonio" le ganó la espalda a Maximiliano Suárez y le dio de sobrepique. Resultado: la clavó en el ángulo superior izquierdo para el 2-1 final sobre Gimnasia en Concepción del Uruguay.

"Veníamos de semanas complicadas, de renuncias, de no poder cobrar, este plantel le puso el pecho a las balas nuevamente. La venimos remando, en medio de problemas institucionales que nos pegan un poquito también, pero el grupo demostró que está para dar pelea", agrega Ermini, quien festejó su obra de arte con los brazos extendidos, como aquella noche de principios de abril en el "Mario Alberto Kempes", en que silenció a más de 35.000 cordobeses con el gol del empate 1-1 con Talleres.

Hoy los goles llegaron desde el banco. Primero a través de Lucas Chacana, que reemplazó apenas empezado el partido al lesionado Gonzalo Rodríguez. Después llegó el de Ermini, sustituto de Ibáñez cuando el cotejo entraba en su recta final.

"Por suerte tenemos a la 'bestia' sentada en el banco. Hay 30 ó 35 muchachos que laburan para eso, para que cuando les toca entrar puedan dar una solución", elogió Chanquía al goleador. Pero Ermini insiste en hacer un culto a la modestia. "Uno siempre quiere jugar, obviamente uno trata de aportar su granito de arena cuando le toca". El "Pibe Turbo", como lo llaman en el plantel por su velocidad, volvió a sembrar vientos, a diferencia de lo que dice el refrán, en este caso para amainar tempestades.

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