Se acostó junto a su víctima y se tapó para disimular el homicidio

El sospechoso mató a un hombre pegándole con una piedra en la cabeza.

LA CASA DE JUANINO. En esta precaria vivienda dormía la víctima cuando fue sorprendido por su homicida. LA GACETA / FOTO DE ENRIQUE GALINDEZ LA CASA DE "JUANINO". En esta precaria vivienda dormía la víctima cuando fue sorprendido por su homicida. LA GACETA / FOTO DE ENRIQUE GALINDEZ
20 Mayo 2013
"Ay Dios, Ay Dios", gritó Juan Ángel Ríos cuando vio a su homicida acercándose hacia él con una piedra. Esas fueron las palabras que Carmen, su vecina, dice haber escuchado en la madrugada de ayer. Cuando llegó la Policía, el agresor intentó ocultar el cuerpo acostándose a su lado y tapándolo con una colcha.

"Es mi tío, soy su sobrino", repetía el joven. Los policías corrieron las colchas y descubrieron el cuerpo ensangrentado del dueño de la vivienda.

La acción de un vecino permitió que fuera aprehendido el supuesto homicida de Ríos, quien habría ingresado a la casa buscando una vía de escape luego de haber roto el vidrio de un auto que estaba estacionado en Reconquista y Sarmiento, en Yerba Buena.

A las 4.30 de ayer, Daniel escuchó los ladridos insistentes de sus perros. Vive en el pasaje Estación, que termina en una pared lindante con la cancha de Unión Aconquija. Se levantó para averiguar qué estaba pasando.

Fue entonces cuando vio a un hombre encapuchado que caminaba por el patio de Ríos, su vecino. "Llamé al 101 y me dijeron que ya venían. Estuve 20 minutos en la puerta haciendo la guardia, para que no se escape. Tuve que llamar una segunda vez a la Policía, y llegaron 10 minutos más tarde", comentó el vecino.

Con una linterna

Dos motoristas de la comisaría de Yerba Buena, supervisados por el comisario Carlos Danielsen, se detuvieron en la esquina del pasaje Estación y Sarmiento. Daniel les hizo señas con su linterna y se acercaron.

El vecino contó que entraron en silencio a la propiedad de Ríos, quien vive en una casa precaria. Con la luz de la linterna, llegó a ver al intruso parado en la puerta.

Cuando entraron en la vivienda, los policías vieron a una persona durmiendo en la cama. "No hay nadie más", le dijo uno de los motoristas a Daniel. El vecino insistió con que había una persona extraña, y se acercó a la cama.

"Él no es de aquí, nunca antes lo vi", le manifestó el vecino a los policías, luego de que el joven asegurara que era sobrino de Ríos. Al destaparlo encontraron al dueño de la casa ensangrentado, acostado a la par del intruso.

Carmen, la madre de Daniel, contó que escuchó los gritos de "Juanino" (como le decían sus vecinos) mientras su hijo esperaba la llegada de la Policía.

"Juanino" fue golpeado con una piedra en la cabeza. La hipótesis de los policías de la Regional Norte, a cargo de los comisarios Raúl Ferreira y Mario Rojas, es que el joven habría ingresado para robar.

La hipótesis de Daniel, el vecino, es distinta. Cree que el joven se metió en esa casa porque al intentar escapar por el pasaje se dio con la pared de la cancha. "Estaba como perdido", describió el vecino. Entre las ropas del aprehendido estaban los papeles de un auto que había sido robados minutos antes, a pocos metros de la casa de la víctima.

Ríos tenía 64 años, vivía sólo y casi no recibía visitas. "Nosotros le pasábamos un plato de comida casi todos los días. Fue cosechero, y ahora no tenía ingresos. A veces se iba a la vuelta a tomar. Esa era su vida. Lo vamos a extrañar", dijo la esposa de Daniel.

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