La desocupación y la crispación política le preocupan a la Iglesia

La Presidenta encabezará hoy el Tedéum en la Basílica de Luján, en un nuevo aniversario de la Revolución de Mayo, en el día en que el Gobierno celebrará la década de gestión de kirchnerismo. El arzobispo Radrizzani, que dará la homilía, anticipó su pensamiento y dijo que a la Iglesia le preocupa que toda la dirigencia crea que tiene la verdad

HACE TRES AÑOS, TEDEUM EN LUJÁN. Radrizzani saluda, el 25 de Mayo de 2010, a la Presidenta, quien estuvo acompañada por su esposo Néstor Kirchner. TELAM (ARCHIVO) HACE TRES AÑOS, TEDEUM EN LUJÁN. Radrizzani saluda, el 25 de Mayo de 2010, a la Presidenta, quien estuvo acompañada por su esposo Néstor Kirchner. TELAM (ARCHIVO)
25 Mayo 2013

BUENOS AIRES.- El arzobispo Agustín Radrizzani, quien hoy presidirá la misa de la que participará Cristina Fernández, dijo que "preocupa la proyección" del desempleo. Afirmó que la relación con el Gobierno "se benefició con la elección del papa Francisco". Radrizzani señaló que "las últimas estadísticas dicen que creció levemente la desocupación. Y eso nos preocupa. Lo que más preocupa es la proyección a futuro", dijo en declaraciones a Infobae.com


El religioso, que presidirá el Tedéum oficial por el aniversario de la Revolución de Mayo en la Basílica de Luján, afirmó que "lo fundamental, para sostener una democracia válida es la independencia de poderes".

"Con educación se puede combatir la inseguridad y con fuentes de trabajo se puede combatir la desocupación", remarcó. Además, afirmó que "el problema es: no sé hasta dónde, los que intervienen en el mundo político y social, quieren caminar juntos".

Más fraterna

El arzobispo dijo no dudar que "el año que viene irá a la Catedral porteña" la Presidenta, al tiempo que afirmó que "nosotros soñamos con una Argentina más fraterna y dialogante, en la que se deje de lado lo que nos divide y se busque mucho más lo que nos une". Al respecto, criticó que "cada uno permanece firme en su posición, en creerse depositario de la verdad" y advirtió que "vivir abroquelados, con la convicción de que uno tiene la verdad, arruina los caminos del diálogo".

"Las sociedades más desarrolladas tienen muy pocos partidos políticos y se agrupan en torno a ellos. Nosotros tenemos una multitud de manifestaciones políticas, que hacen muy difícil poder caminar juntos", evaluó.

Sobre la relación con la Iglesia, admitió que "se ha beneficiado con la elección de Francisco" y recordó que "la primera persona a la que recibió fue a la Presidenta. Eso aceitó las relaciones, lo cual no deja de ver las luces y sombras".

Acción de gracias

La Presidenta, con su visita a la basílica de Luján, vuelve a participar de la celebración de acción de gracias a Dios por una nueva fiesta patria ante la Virgen de Luján, patrona de la Argentina, tal como lo hizo en 2010, en el marco de los históricos festejos por el Bicentenario de la Revolución de Mayo.

Cristina llevará una de las siete banderas que flamearon en Malvinas en 1966, en el marco del operativo Cóndor, cuando un grupo de jóvenes militantes desvió un avión de Aerolíneas Argentinas y aterrizó en las islas.

Llevará también un pesebre obsequiado al Gobierno el año pasado por el hoy papa emérito Benedicto XVI, el gobierno de la Ciudad del Vaticano y la Fundación Juan Pablo II.

Es que el Tedéum -que proviene del latín Te Deum y significa "A ti Dios"- fue históricamente realizado en la catedral de Buenos Aires, desde el 25 de mayo de 1810.

En 2005, el entonces presidente Néstor Kirchner decidió trasladar la celebración religiosa a distintas ciudades del interior del país, decisión que fue continuada por Cristina durante su gestión. Así, en los últimos años, el Tedéum fue celebrado en Bariloche, Resistencia, Tucumán, Salta, Mendoza y Santiago del Estero.

Por su parte, el arzobispo porteño y primado de la Argentina celebrará, hoy a las 11, otro Tedéum en la Catedral Metropolitana, al que asistirá el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, y todo su Gabinete. (Télam-Especial)

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ANALISIS

Néstor supo consolidar su poder

Walter Schmidt - DyN

"Es patético", dijo Néstor Kirchner ante la TV, cuando Carlos Menem renunció al balotaje, el 14 de mayo de 2003. Ese 22,3% de los votos lo convertía en Presidente, pero lo mostraba débil. Nacía el kirchnerismo, con un líder desconocido, asociado por la gente más con el actor Tristán que con un gobernador. Tras celebrar en la casa de su vice Daniel Scioli, Kirchner se fue a Santa Cruz, donde pergeñó no sólo su gabinete sino cómo revertir la imagen de debilidad. En su mente estaban frescos los afiches que decían: "El chirolita de Duhalde". 

La cultura política de "los '70" y el recuerdo de la represión fueron dos columnas ideológicas que usó en su rédito político. La inconstitucionalidad de las Leyes del Perdón y el emblemático descuelgue del retrato de Jorge Videla, alimentaron el revisionismo "K" que provocó la división de las organizaciones de Derechos Humanos. 

El descabezamiento de las Fuerzas Armadas; el pedido al Congreso para hacerles juicio político a los miembros de la Corte menemista y el inicio de la reestructuración de la deuda, le dieron a Kirchner el protagonismo del que carecía. 

Contra Duhalde 

A la construcción de liderazgo le faltaba un paso: deshacerse de su mentor, Eduardo Duhalde. En las legislativas de 2005, Cristina derrotó a "Chiche" Duhalde y así se comenzó a gestar su relato de la historia, apelando a la "transversalidad" para acabar con el poder de fuego del PJ y de la UCR. 

Con una alianza con el Brasil de Lula y con la Venezuela de Chávez, Kirchner promovió la muerte del proyecto del ALCA de los EEUU, con una Cumbre de las Américas que hizo que George W. Bush lo maldijera. Los "K" también colaboraron para resquebrajar una relación histórica con España, involucrando en un conflicto sin parangón con Uruguay, por las papeleras, al rey Juan Carlos de España. Los EEUU y Europa pasaron a ser los "antimodelos". La cancelación de la deuda con el FMI permitió a Kirchner avanzar en la intervención del Indec. 

Cuatro años y medio después, y ayudada por una oposición atomizada, Cristina llegó a la Presidencia en 2007 con mayoría en ambas Cámaras. Un año antes de las presidenciales de 2011, Kirchner ordenó: "No digan más que puede ser ella porque el candidato voy a ser yo. Ella no quiere". 

Pero el 27 de octubre de 2010, Néstor falleció en Río Gallegos. En el desenlace, Cristina le juró que iba a continuar y no lo iba a hacer "quedar mal". (DyN)

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ANALISIS

Cristina, presidenta con estilo propio

Susana Grassi - DyN

Desde que asumió la Presidencia, Cristina Fernández continuó en lo formal el modelo iniciado por su antecesor, Néstor Kirchner, pero a partir de la muerte de su marido comenzó a desarrollar un estilo propio que la ubica más cerca del fundamentalismo que del pragmatismo del patagónico. Igual que Kirchner, Cristina se mantiene en un círculo cerrado de allegados, pero ya no son los que estuvieron con el matrimonio desde sus inicios en Santa Cruz. Ella los fue cambiando con el tiempo y el elenco actual está conformado, en su mayoría, por "sub 40".

Ese sólo detalle marca la diferencia entre ambos. Kirchner escuchaba y muchas veces aceptaba consejos de los amigos históricos. Cristina prefiere la uniformidad de criterio sobre sus puntos de vista. Los que conocen la intimidad del despacho presidencial admiten que la "doctora", como le dicen, "compra" una idea y la mantiene a ultranza. No quiere disensos y no debate alternativas, y sólo se mantienen en su entorno las personas que siguen esa regla de oro.

Verdadera personalidad

La impronta de Néstor era muy fuerte en cada paso de Cristina. Pero desde el 27 de octubre de 2010 (cuando muere Kirchner), hubo un cambio profundo. Cristina desarrolló a partir de allí una imagen propia, en parte armada por sus publicistas y en parte porque afloró su verdadera personalidad.

Contrariamente a Kirchner, que sólo hablaba cuando en su opinión tenía algo que decir y prefería la soledad de su despacho para estudiar los temas de gobierno, la Presidenta disfruta sus apariciones públicas diarias. En cada discurso, muestra su fuerte personalismo, abunda en auto referencias, apela a un lenguaje coloquial que incluye palabras en lunfardo y hasta se permite retar a sus funcionarios.

Cristina disfruta de las grandes fiestas y las demostraciones ampulosas. Por eso, sus colaboradores ya saben que cada vez que la mandataria quiere festejar algo, debe ser a lo grande y sin reparar en gastos. Así fue para el Bicentenario y así será hoy para conmemorar la "década ganada", es decir, los 10 años del kirchnerismo en el poder.

Hay muchas diferencias de estilo entre ella y su fallecido esposo, pero ambos tuvieron una marca común: mantener en reserva su vida privada, un rasgo que pese a los cambios que impuso a su imagen, Cristina no varió y sólo se limita cada tanto a dar algún pequeño dato de la vida en Olivos, pero sin que toque la intimidad. (DyN)

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