La opción "K": "proyecto popular o embajada yanqui"

Domínguez, entre lo nacional y lo extranjero. El oficialismo y la oposición plantean alternativas de hierro a los electores.

19 Julio 2013

NEUQUÉN/BUENOS AIRES.- En esta campaña, las alternativas son dramáticas, según lo exponen tanto desde el oficialismo como desde la oposición. Por ejemplo, el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, opinó que la opción es "proyecto nacional versus embajada de los Estados Unidos"; mientras que el peronista disidente Francisco de Narváez entiende que están en juego los próximos 10 años, por lo que hay que derrotar al kirchnerismo.

Domínguez opinó que en la campaña hacia las elecciones legislativas está en debate "un proyecto nacional y popular o los que creen que en la embajada yanqui está lo mejor para el interés de la Argentina".

"Hoy claramente discutimos qué tipo de dirigente queremos que conduzca a la Argentina en los próximos años, los que interpretan que en lo nacional está la expresión más fuerte, o los que creen que en la embajada norteamericana, en la consultoría con los americanos, que en el afuera está lo mejor para el interés de la Argentina", dijo el legislador en Neuquén.

En apoyo a la campaña de los candidatos neuquinos del Frente para la Victoria, Domínguez contrapuso dos modelos o corrientes que, sostuvo, confrontaron entre sí en las últimas tres décadas.

"Durante estos 30 años de democracia hay un modelo vinculado al liberalismo político, económico, a la maximización de la rentabilidad y hay otra corriente de opinión que tiene anclaje en el movimiento nacional y popular que lidera Cristina Fernández, que es el nuevo humanismo social sobre la base del trabajo, la producción y la visión compartida de la Argentina y del futuro", afirmó.

Sin proyectos comunes
Por su parte, el senador nacional Marcelo Fuentes, que busca renovar su banca, sostuvo que "por un lado hay un proyecto político claro, con una conducción clara y por otro lado hay un conglomerado opositor donde no hay proyectos comunes".

"Sigue siendo una opción entre revalidar un acompañamiento importante de votos del proyecto nacional, después de décadas de ausencia del mismo. Esta es una clara opción entre la gobernabilidad y un salto al vacío", añadió.

Minoría en el Congreso
De Narváez consideró ayer que "en estas elecciones están en juego los próximos diez años", para lo cual evaluó como "fundamental" que el kirchnerismo no conserve su mayoría en las dos cámaras del Congreso. "El 11 de agosto (día de las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias) y el 24 de octubre (fecha en la que se desarrollará la elección) están en juego los próximos diez años, porque el Gobierno tiene la decisión de continuar en el poder", indicó.

De Narváez, postulante de la lista Unidos por la libertad y el trabajo, aseveró que debe conformarse un Congreso nacional "con equilibrio" a partir de las próximas elecciones legislativas.

En ese sentido, dijo que "para ponerle fin a este Congreso exprés que vota la democratización de la Justicia como si fuera un homenaje, primero tenemos que darle equilibrio y luego discutir de verdad un proyecto de seguridad nacional y medidas para bajar la inflación, entre otras cuestiones prioritarias".

Para De Narváez, "el momento de ponerle un límite al kirchnerismo es ahora" porque "ya vimos que se animan a todo y son implacables a la hora de intentar sostenerse en el poder". (Télam-DyN)

 Desbordado por su propia agenda

Walter Schmidt - columnista de DYN

BUENOS AIRES.- El kirchnerismo siempre se jactó de manejar la agenda política, incluso sacando de la galera temas que desalojaran a otros que le eran adversos. Pero, ya carente de los mismos reflejos, desde hace un tiempo no sólo perdió esa virtud, sino que sufre los propios temas que la mismísima Casa Rosada instala. La campaña electoral para las PASO del 11 de agosto se podría decir que es un tema adverso, toda vez que el oficialismo marcharía detrás de candidatos de la oposición en distritos claves como Capital Federal, Córdoba, Santa Fe, Mendoza y hasta en Buenos Aires.

Una muestra de ese escenario es la rara "predisposición" de los candidatos del Frente para la Victoria, muchas veces renuentes a entrevistas o a dialogar con los medios de comunicación que no son "K", a hablar y debatir ante los micrófonos. En ese contexto, la presidenta, Cristina Fernández, se mostró mas activa con decisiones de fondo como la renovación de la cúpula de las Fuerzas Armadas y el acuerdo con Chevron.

Paradójicamente, ambas cuestiones, que en el discurso oficial son dos pilares esgrimidos en la "Década ganada" como los militares supeditados al pleno respeto por los derechos humanos y la política energética, con la reestatización de YPF como bandera de una acción nacional y popular, se convirtieron en un Talón de Aquiles del gobierno.

Al jefe del Ejército, César Milani, lo persigue el fantasma de la represión, no sólo como parte del listado del terrorífico Batallón 601 sino a partir de una denuncia de un ex preso político de La Rioja, Ramón Olivera, que lisa y llanamente lo calificó de un "represo". Allí el kirchnerismo podría llegar con lo justo o incluso no aprobar ese ascenso, lo que significaría una cara derrota para el gobierno, que vale doble en época electoral.

El caso de Chevron es igual de complejo. Ese acuerdo, iría en sentido contrario a lo que siempre proclamó el Gobierno acerca de la soberanía energética y a la sumisión de los intereses empresariales a los intereses nacionales y populares. Los privilegios con los que contaría la empresa norteamericana reflejan la desesperación del Gobierno por obtener una inversión importante, que debió haberse asegurado antes de reestatizar YPF.

Los conflictos parecen haber ocultado la campaña electoral que, en todo caso, es un terreno mas seguro para cualquier político y, mas aún, cualquier gobierno, que dispone de recursos inagotables para hacer llegar su mensaje. Pero cuando la realidad soslaya a la retórica, el riesgo es discutir cuestiones de fondo, que para cualquier gobernante, resulta al menos incómodo.

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