Proust, la pasión por leer y las claves de su obra y las de otros autores

ADICTO. Proust consumía libros con pasión. "ADICTO". Proust consumía libros con pasión.
28 Julio 2013

ENSAYO

DÍAS DE LECTURA

MARCEL PROUST

(Taurus - Buenos Aires)

En esta recopilación esmerada de trabajos del consagrado Marcel Proust, se intenta explorar el por qué leemos sin intención informativa, pragmática, sino como niños que se pierden fuera del tiempo y del espacio envueltos en el placer de la literatura.

Cinco textos conforman la obra, algunos de ellos extraídos de sus ensayos Contre Sainte-Beuve, Pastiches et Mélanges y Ensayos y artículos. En efecto, se trata de una selección cuyo eje temático es el valor de la lectura a partir de la contemplación, apreciación minuciosa y posterior testimonio de belleza.

Inauguran la obra esclarecedoras meditaciones sobre la obra de John Ruskin (1819-1900). Este crítico y escritor, según Proust, "buscó la verdad y encontró la belleza hasta en las tablas cronológicas y las leyes sociales". Empero, en este libro, el autor de A la búsqueda…, solo se ocupa de las reflexiones del esteta Ruskin en el campo de las bellas artes. Es así como exalta la predilección constante del autor británico por la arquitectura y la escultura de la Edad Media francesa e italiana a la que suma, en esta última, la pintura y con especial deleite, la del Fra Angélico.

"Ruskin no conoció en su vida más que una religión: la de la Belleza". En esta afirmación flota una visible identificación de Proust con Ruskin, al que tradujo minuciosamente con ayuda de su madre, luego de la muerte del escritor inglés.

Adicción bibliográfica
Aborda luego dos capítulos titulados como esta publicación, en los que analiza sus lecturas de infancia y juventud: Molière, Gautier, Balzac, entre otros. Evoca esos momentos concentrados, durante los que consumía con pasión libros que le resultaban "adictivos"; tanto es así que califica de cruel al epílogo y se declara insatisfecho al terminar el texto, puesto que considera indispensable conocer aún más de las vidas de las criaturas literarias.

En el ensayo Contra Sainte-Beuve (entre 1908 y 1910), Proust reúne tanto intuiciones estéticas cuanto la poética que dará lugar a su obra cumbre, A la búsqueda del tiempo perdido. Las evocaciones de la memoria involuntaria son esbozadas en este segmento cuando dice: "cada momento de nuestra vida, tan pronto muere, se encarna y se oculta tras algún objeto material".

En este segmento, Proust denosta a Sainte-Beuve (1804-1869) al calificar su prosa como un producto basado sobre juegos intelectuales y le reprocha su acercamiento a las cosas "con mil trucos y malabarismos". Por el contrario, no considera así su poética, a la que percibe encantadora y sincera.

Sólo cuatro carillas finales para desarrollar Swann explicado por Proust. Aquí el autor califica su libro como "novela del inconsciente" y caracteriza la memoria de la inteligencia y de los ojos como voluntaria, mientras que un olor o un sabor recuperados del pasado nutren la obra del artista involuntariamente.

Resumiendo, nos hemos aproximado brevemente a un pequeño libro delicioso en el que se afirma la noción de que la novela proustiana es un tiempo psicológico dominado por el narrador y, en alguna medida, nos prepara para leer con mayor soltura la narrativa contemporánea, que, en términos generales, prioriza las sensaciones más que los hechos.

© LA GACETA
Beatriz E. de Parolo

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