Alperovich: "ya no sé qué más podemos hacer"

El ombudsman pide a la Justicia que investigue y sancione a los responsables de la quema que dejó sin luz a miles de tucumanosAmbientalistas y dirigentes políticos consideran que el Gobierno debe ponerle freno a una práctica que atenta contra la salud pública. Durante este mes, se detectaron alrededor de 160 incendios en la provincia, de acuerdo con los datos de Defensa Civil

PREOCUPACIÓN VECINAL. Pobladores de Arcadia observan cómo el fuego consume la caña, cerca de sus viviendas, a la vera de la ruta nacional 38. LA GACETA / FOTO DE OSVALDO RIPOLL PREOCUPACIÓN VECINAL. Pobladores de Arcadia observan cómo el fuego consume la caña, cerca de sus viviendas, a la vera de la ruta nacional 38. LA GACETA / FOTO DE OSVALDO RIPOLL
31 Julio 2013

Las cifras de Defensa Civil provincial sobre el viejo problema de la quema de cañaverales en Tucumán son elocuentes: en julio se detectaron 160 incendios en diferentes campos, mediante las denuncias telefónicas al 103. De este total, 90 focos se produjeron entre el sábado, el domingo y el lunes en plantaciones de caña y en pastizales. En tanto, el incendio que anteayer afectó una línea de 132 kilovoltios (Kv), que unía El Bracho con la estación Independencia, y que dejó sin luz a más de 70.000 usuarios del sur de la capital, fue denunciado ayer en la Policía, según consignó el defensor del Pueblo, Hugo Cabral. El funcionario explicó que en la presentación también se solicitó a la Justicia que encuentre y que sancione a los responsables. "Los campos donde se produjeron los incendios están identificados. Ahora es necesario que se multe a quienes provocaron los incendios", manifestó.

El titular de Defensa Civil provincial, Fernando Torres, precisó, en virtud del reporte que elaboró la repartición con los llamadas al 103, que la mayoría de los fuegos se encienden entre las 10.30 y las 11. "Durante estas horas, las llamas aún no crecen porque hace frío y queda humedad de la noche anterior. Pero con el calor del mediodía comienzan a propagarse hacia la tarde. Quienes encienden las llamas aprovechan la sequía de esta época del año para que el incendio prospere", explicó. Agregó que se reciben denuncias telefónicas hasta las 20. "La gente se comunica cuando ve que la situación se descontrola", añadió.

Hacer cumplir la ley

El gerente operativo de la empresa de transporte de energía Transnoa, Oscar Mealla, opinó que la quema de caña y de pastizales se agrava a un ritmo sostenido desde hace 20 años, pese a la vigencia de la Ley Provincial de Medio Ambiente N° 6.253.

"Es necesario que el Gobierno haga cumplir la ley, que prohibe esta práctica y que prohibe a los ingenios recibir caña quemada", subrayó. La norma, que fue modificada recientemente, prevé sanciones para quienes inicien focos de incendio.

"El que quemare caña de azúcar, cosechada o en pie, rastrojos de caña de azúcar u otros restos de vegetación, y/o pastizales será sancionado con una multa equivalente a entre cinco y 500 veces el sueldo básico de la categoría inicial de la Administración Pública Centralizada, estimado en $ 1.000", remarca el texto, que además, gradúa las sanciones según con las características del infractor.

Mealla señaló que los efectos negativos de la quema de cañaverales no sólo afecta a poblaciones y al medio ambiente de Tucumán, sino también de localidades de Santiago del Estero y de Catamarca. "En Jujuy y en Salta, donde hay industrias azucareras, no existe este problema. Por eso es clave el control del Estado", insistió el directivo.

El gobernador tucumano, José Alperovich, fue escueto al referirse a la problemática y al corte de luz que afectó a usuarios del sur de la capital: "uno hace hasta dónde puede actuar. Hacemos multas, hacemos esto, ya no se qué más podemos hacer".

Otro foco de incendio causó alarma a pobladores de Arcadia


Un intenso incendio de cañaverales, cuyo origen se desconoce, se generó ayer al mediodía frente a los barrios 30 Viviendas y Sagrado Corazón de Jesús, de Arcadia. El siniestro alarmó a la gente del lugar en razón de que las plantaciones se encuentran a apenas 15 metros de sus hogares.

"Esto es una locura. Si fue intencional este incendio, el provocador no le interesa la vida de las personas", dijo enfurecida la vecina Enriqueta Medina. Aunque las llamas no alcanzaron las casas, el humo y la lluvia del bagazo quemado, afectaron a algunos vecinos, que denunciaron problemas broncopulmonares.

Los niños, ajenos al riesgo que representaba el fuego, se acercaron peligrosamente al siniestro, ante el descuido de sus padres. Afortunadamente, el hecho no pasó a mayores. Durante la jornada se observaron más de 10 focos de incendios en cañaverales del sur tucumano de fácil combustión al acusar las consecuencias de las últimas heladas.

"La quema de caña en pie y de pastizales es una práctica desaprensiva y criminal; fumiga a los seres humanos que viven alrededor de los campos", indicó a LA GACETA Pedro Martínez, de Conciencia Ambiental Tucumán. Según el dirigente social, la situación es clara: "hay responsables de estas prácticas, que son los dueños de los campos".

Según Martínez, año tras año, "los tucumanos somos testigos presenciales y mudos de esta práctica que daña el medio ambiente y la salud de la población". Alejandro Sangenis (Movimiento Popular Tres Banderas) y Rodolfo Burgos (Frente Amplio Progresista) afirman que, con la zafra azucarera, se potencia la recurrente contaminación atmosférica que en Tucumán tiene un único responsable: José Alperovich. "Es al Poder Ejecutivo a quien corresponde hacer cumplir las numerosas leyes ambientales existentes, como la que prohibe la quema de caña, la que prohibe a los ingenios recibir caña quemada o la que obliga a las fábricas a instalar filtros en sus chimeneas", indican.

Según los dirigentes, en Tucumán ni el Siprosa ni la policía ambiental cuentan con medios necesarios para fiscalizar el cumplimiento de estas leyes, por desidia o desinterés del Ejecutivo, lo que termina produciendo un verdadero descalabro en las condiciones de vida y en el producto final salud pública.

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ANALISIS

La vacilación del gobernante

por Marcelo Aguaysol - Redacción LA GACETA

Si la máxima autoridad de la provincia dice que ya no sabe qué más puede hacer para evitar la quema de caña de azúcar entonces, ¿qué pueden hacer los habitantes de esta bendita tierra? Es un problema cíclico, pero que lleva décadas. Nadie le pone el cascabel al gato. Miles de tucumanos se quedan sin luz. Industrias, sin energía, no producen. No hay responsables por los daños que ocasiona todo esto al medio ambiente y a la salud de la población. ¿No habrá llegado la hora de volver a sentar a todos los actores de la actividad en una misma mesa y tomar el toro por las astas? Tal vez así, el gobernante pueda decirle a los ciudadanos que el problema va encarrilándose. Y exclamar "vamos a hacerlo".

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