Nada cambió en el área rival

Luego de erigirse en el artillero el torneo pasado, "Pulguita" inició el nuevo con otra conquista.

EL FESTEJO. Luis Rodríguez se besa el escudo de la camiseta luego de su gol, mientras recibe la felicitación de Montiglio. FOTOS DE JUAN FERNáDEZ (ESPECIAL PARA LA GACETA) EL FESTEJO. Luis Rodríguez se besa el escudo de la camiseta luego de su gol, mientras recibe la felicitación de Montiglio. FOTOS DE JUAN FERNáDEZ (ESPECIAL PARA LA GACETA)
05 Agosto 2013
JUJUY (De nuestro enviado especial, Leo Noli).- Luis Rodríguez es para Atlético lo que un oasis es para un extraviado en medio del desierto. No fue su partido ideal, es verdad, aunque poco le importará a él, a los suyos y a la gente. "I Love Simoca" se encargó de barrer la historia de un plumazo. Quizás sea hora de cambiar su apodo, de borrarle el afamado "Pulguita" y congraciarlo con "Señor Milagro"... "No, no, ja, ja. Uno trata de dejar todo siempre en la cancha; trabajo para darle una alegría a la gente", le dice a LG Deportiva el artillero que tuvo la divisional la temporada pasada. Si de humildad de trata, Luis Miguel hace escuela. Y si de nervios de acero se trata, también Rodríguez es dueño del posgrado al Hombre Nuclear.

"Ojalá podamos volver este año a Primera", dice y no tapa su sueño el delantero, aunque sí le pone un manto de calma. Esto es larguísimo. "Ojalá el equipo vaya encontrando el juego que Ricardo (Rodríguez) pretende y que tanto queremos nosotros, como también lo desean los hinchas", hace la pausa y termina la idea. "Pelear el ascenso sería olvidarnos de pelear el descenso. Eso es lo que queremos. Y cuando se acerque el final del campeonato sabremos para qué estamos".

"Pulguita" no se olvida de los desacoples, de la falta de tacto, algo normal a esta altura de las circunstancias. "Empezar ganando te sube todo, te olvidás de que todavía estás duro", confía la bandera de un Atlético que parece haber encontrado la horma de su zapato ofensivo en él y en Fabricio Lenci, uno de los refuerzos. "Hay que ver lo positivo, pero también hay que seguir trabajando porque falta mucho", agrega a su discurso el goleador, encomendado a no enloquecer por un inicio de película. El simoqueño sabe que Atlético se sacó un vagón de peso de encima. Empezó ganando en tierras hostiles y se sacó la mufa en un lugar donde ni el destino lo trababa bien.

Rodríguez no lo dice, pero su apellido se conjuga con la felicidad. Y eso es lo que encontró en Jujuy. Un gol decisivo y amor en un desierto jujeño que hasta ayer era un laberinto sin salida para el historial "decano".

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