Por Luis María Ruiz
12 Agosto 2013
Los llevaban a votar; luego, a la casa donde "regalaban" bolsones
"El puntero busca autos y movilizadores que trabajen para ellos", explicó un beneficiario. El oficialismo recurrió a viejas prácticas clientelares en la capital tucumana, el distrito en el que peleó la elección palmo a palmo con el canismo
PARA LLEVAR A CASA. Los movilizadores trasladaban a los electores a las escuelas, y luego a la sede de un puntero, a pocas cuadras del penal de Villa Urquiza. Allí, decenas de votantes recibieron bolsones con alimentos. LA GACETA / FOTOS DE FRANCO VERA
"Marcelo, estate despierto, mi vida". Con fingida paciencia, una blonda puntera intentaba explicarle a un desorientado movilizador cuál era su rol en el complejo aparato electoral oficialista. Sobre la vereda del colegio María Montessori, en avenida Belgrano al 2.000, la mujer repetía las instrucciones, en voz alta, sosteniendo dos planillas. "No es una por auto, sino una por escuela. Mirá: escribís la chapa patente en esta columna, así... y cada pasada que hagás la anotás aquí, al lado", decía ella, mientras completaba la ficha apoyando el papel en una moto estacionada, sin pudor por los votantes matutinos que pasaban a su lado, ni por los policías que caminaban serenos por la vereda del colegio.
Tras varios minutos, Marcelo por fin asintió con la cabeza al escuchar las instrucciones. Eran cerca de las 10 cuando se subió al taxi VW Gol, que tenía pegado en la luneta un cartel amarillo que decía "Guille". Así se identificaba ayer a los autos del dirigente ultraalperovichista Guillermo Gassenbauer, hijo del ministro de Seguridad, Jorge Gassenbauer, y vocero de la Casa de Gobierno en la Legislatura.
El movilizador empezó a actuar. Le dio la orden al chofer del taxi y partieron, con tres votantes a bordo, hacia la zona norte de la ciudad. A algunas cuadras de allí, en calle España al 1.700, el auto se detuvo para que una mujer bajara a sufragar en la Escuela Miguel Lillo. A los pocos minutos, la electora regresó al VW Gol, y Marcelo indicó otra vez el camino a seguir.
El siguiente destino fue la calle México al 1.500. Allí no había urnas ni escuelas. Pero sí otros vehículos que llevaban el cartel de "Guille". La mayoría eran taxis, pero también autos particulares desfilaron por la casa de fachada blanca, evidente punto de reunión.
Marcelo y su pequeña tropa de votantes saludaron a un hombre alto, de cabello canoso, que los recibió con un saludo cálido. Todos entraron a la vivienda. Cuando salieron, las dos mujeres y el hombre que habían sido movilizados llevaban bolsas con alimentos. Ya habían cumplido con lo pactado. Sin perder tiempo, Marcelo subió otra vez al taxi, y se marchó.
"Que trabajen para ellos"
La mayoría de los electores trasladados por el aparato oficialista se marchaba a pie de la sede de Villa Urquiza. A pocas cuadras de allí, bajo la condición de no dar su nombre, uno de ellos le contó a LA GACETA cómo funciona el sistema.
- ¿Cómo fue que se enteró del traslado para votar?
- Bueno, el puntero comienza su trabajo buscando autos y movilizadores que trabajen para ellos. Por supuesto, pagan un dinero por eso. A ver, ya vengo...
El hombre abrió la puerta de su casa, y entró para dejar la bolsa plástica que acababa de recibir. En el garaje había un auto estacionado, y el living y la cocina lucían ordenados y bien decorados. Un perro ladraba desde el fondo. A los pocos segundos, el elector movilizado salió para seguir la charla. - ¿Puede explicar el sistema?- Mirá, vos tenés que ir con el auto a la sede donde está el puntero, y de ahí levantás a la gente que va a ir a votar. Obviamente, los que van con ellos llevan el voto en el bolsillo. Esperan en la puerta de la escuela a que uno vote y te traen de nuevo a la sede. Eso es todo.
- ¿Y ahí le entregan el bolsón?- Sí, así es... - ¿Y qué tiene el bolsón? - No... No sé, alimentos, aceite, todavía no me fijé. Sé que algunos tienen menos, y otros más.
Pasado el mediodía, LA GACETA regresó a esa zona, cercana al penal de Villa Urquiza, para verificar si el traslado de electores continuaba. El VW Gol que antes había partido del colegio Montessori estaba estacionado frente a la vivienda de frente gris, junto a otros vehículos. El otrora confundido movilizador ya había logrado comprender el complejo sistema que aplica el imponente aparato alperovichista.
En ese sector de la ciudad también se vieron muchos autos que llevaban insignias que referían a los legisladores Marcelo Caponio y Gerónimo Vargas Aignasse, y al edil Javier Morof. Hacia el oeste, había mayor presencia de vehículos del legislador Carlos "Alito" Assán. En menor medida, se vio la firma "DL" (Dante Loza). Cada auto estaba numerado en el parabrisas, y en el caso de "Guille", por ejemplo, la cifra superaba los 700.
El alperovichismo mostró así su poder para trasladar votantes. El amayismo, en la zona norte, no se hizo notar demasiado, salvo por algunos taxis y autos particulares con los colores de la Municipalidad: celeste, blanco y verde. Así, el sistema movilizador se extendió por la capital, con muchos "Marcelo" trasladando electores desde escuelas hacia bocas de expendio de bolsones.
Tras varios minutos, Marcelo por fin asintió con la cabeza al escuchar las instrucciones. Eran cerca de las 10 cuando se subió al taxi VW Gol, que tenía pegado en la luneta un cartel amarillo que decía "Guille". Así se identificaba ayer a los autos del dirigente ultraalperovichista Guillermo Gassenbauer, hijo del ministro de Seguridad, Jorge Gassenbauer, y vocero de la Casa de Gobierno en la Legislatura.
El movilizador empezó a actuar. Le dio la orden al chofer del taxi y partieron, con tres votantes a bordo, hacia la zona norte de la ciudad. A algunas cuadras de allí, en calle España al 1.700, el auto se detuvo para que una mujer bajara a sufragar en la Escuela Miguel Lillo. A los pocos minutos, la electora regresó al VW Gol, y Marcelo indicó otra vez el camino a seguir.
El siguiente destino fue la calle México al 1.500. Allí no había urnas ni escuelas. Pero sí otros vehículos que llevaban el cartel de "Guille". La mayoría eran taxis, pero también autos particulares desfilaron por la casa de fachada blanca, evidente punto de reunión.
Marcelo y su pequeña tropa de votantes saludaron a un hombre alto, de cabello canoso, que los recibió con un saludo cálido. Todos entraron a la vivienda. Cuando salieron, las dos mujeres y el hombre que habían sido movilizados llevaban bolsas con alimentos. Ya habían cumplido con lo pactado. Sin perder tiempo, Marcelo subió otra vez al taxi, y se marchó.
"Que trabajen para ellos"
La mayoría de los electores trasladados por el aparato oficialista se marchaba a pie de la sede de Villa Urquiza. A pocas cuadras de allí, bajo la condición de no dar su nombre, uno de ellos le contó a LA GACETA cómo funciona el sistema.
- ¿Cómo fue que se enteró del traslado para votar?
- Bueno, el puntero comienza su trabajo buscando autos y movilizadores que trabajen para ellos. Por supuesto, pagan un dinero por eso. A ver, ya vengo...
El hombre abrió la puerta de su casa, y entró para dejar la bolsa plástica que acababa de recibir. En el garaje había un auto estacionado, y el living y la cocina lucían ordenados y bien decorados. Un perro ladraba desde el fondo. A los pocos segundos, el elector movilizado salió para seguir la charla. - ¿Puede explicar el sistema?- Mirá, vos tenés que ir con el auto a la sede donde está el puntero, y de ahí levantás a la gente que va a ir a votar. Obviamente, los que van con ellos llevan el voto en el bolsillo. Esperan en la puerta de la escuela a que uno vote y te traen de nuevo a la sede. Eso es todo.
- ¿Y ahí le entregan el bolsón?- Sí, así es... - ¿Y qué tiene el bolsón? - No... No sé, alimentos, aceite, todavía no me fijé. Sé que algunos tienen menos, y otros más.
Pasado el mediodía, LA GACETA regresó a esa zona, cercana al penal de Villa Urquiza, para verificar si el traslado de electores continuaba. El VW Gol que antes había partido del colegio Montessori estaba estacionado frente a la vivienda de frente gris, junto a otros vehículos. El otrora confundido movilizador ya había logrado comprender el complejo sistema que aplica el imponente aparato alperovichista.
En ese sector de la ciudad también se vieron muchos autos que llevaban insignias que referían a los legisladores Marcelo Caponio y Gerónimo Vargas Aignasse, y al edil Javier Morof. Hacia el oeste, había mayor presencia de vehículos del legislador Carlos "Alito" Assán. En menor medida, se vio la firma "DL" (Dante Loza). Cada auto estaba numerado en el parabrisas, y en el caso de "Guille", por ejemplo, la cifra superaba los 700.
El alperovichismo mostró así su poder para trasladar votantes. El amayismo, en la zona norte, no se hizo notar demasiado, salvo por algunos taxis y autos particulares con los colores de la Municipalidad: celeste, blanco y verde. Así, el sistema movilizador se extendió por la capital, con muchos "Marcelo" trasladando electores desde escuelas hacia bocas de expendio de bolsones.
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