23 Agosto 2013
El desarrollo de la campaña 2013 no fue muy sencillo para los productores. A los inconvenientes que se presentaron al inicio por la falta de calibres adecuados, como fruto de la intensa sequía ocurrida, se sumaron los problemas sanitarios -ya por todos conocidos- que afectan la cosmética de la fruta, como "melanosis", "botrytis", "cancrosis" y "trips de las orquídeas", afirmó Hernán Salas, coordinador del Programa Citrus de la Eeaoc.
No obstante, el mayor perjuicio para el cultivo se presentó con las heladas ocurridas en la segunda quincena de julio. Hasta ese momento, el volumen cosechado llegaba al 70% de la producción local. A partir de este hecho, el deterioro de la fruta se produjo en forma acelerada, y numerosos empaques optaron por anticipar el cierre de campaña ante la falta de seguridad sobre el estado de la fruta que se debía procesar. Las industrias, en este momento, están recibiendo esta fruta que, día a día, va perdiendo calidad para su proceso, tanto para la extracción de aceite esencial como de jugo.
Si bien el daño de estas heladas sobre la producción principal afectó un 20% del total, el impacto fue muy marcado sobre un alto porcentaje de la fruta "de verano" (se comercializa entre octubre y febrero del año siguiente), la cual constituye una ayuda importante para el productor. Además, con solo recorrer la zona citrícola de Tucumán, en muchas zonas se puede apreciar el daño general sufrido por las plantas por el fenómeno meteorológico. En el caso de las plantaciones nuevas y jóvenes, las que sobrevivieron a las heladas deberán ser sometidas a un severo proceso de poda, para eliminar los tejidos muertos una vez que estén bien marcados. Asimismo, generalizada la brotación, tratamientos con "fosfito de potasio" o "fosetil aluminio" serán necesarios para prevenir daños por enfermedades.
Las plantaciones adultas, en algunas zonas, sufrieron importantes daños en órganos vegetativos. Esto impactará en una reducción de la producción para la próxima campaña. Sin embargo, hacer estimaciones de esa reducción no será factible, hasta no tener un panorama claro de los daños, además de la incertidumbre por las condiciones ambientales por venir.
No obstante, el productor deberá asumir nuevamente todas las estrategias para lograr obtener fruta con la calidad necesaria para la próxima campaña, teniendo en cuenta los problemas sanitarios que afectan a cada zona, y lote en particular, y que se presentan todos los años. Para esto, deberá tener en cuenta las recomendaciones referidas a productos, momentos y formas de realizar los tratamientos, de manera tal de alcanzar una producción de calidad, tanto sanitaria como de inocuidad.
No obstante, el mayor perjuicio para el cultivo se presentó con las heladas ocurridas en la segunda quincena de julio. Hasta ese momento, el volumen cosechado llegaba al 70% de la producción local. A partir de este hecho, el deterioro de la fruta se produjo en forma acelerada, y numerosos empaques optaron por anticipar el cierre de campaña ante la falta de seguridad sobre el estado de la fruta que se debía procesar. Las industrias, en este momento, están recibiendo esta fruta que, día a día, va perdiendo calidad para su proceso, tanto para la extracción de aceite esencial como de jugo.
Si bien el daño de estas heladas sobre la producción principal afectó un 20% del total, el impacto fue muy marcado sobre un alto porcentaje de la fruta "de verano" (se comercializa entre octubre y febrero del año siguiente), la cual constituye una ayuda importante para el productor. Además, con solo recorrer la zona citrícola de Tucumán, en muchas zonas se puede apreciar el daño general sufrido por las plantas por el fenómeno meteorológico. En el caso de las plantaciones nuevas y jóvenes, las que sobrevivieron a las heladas deberán ser sometidas a un severo proceso de poda, para eliminar los tejidos muertos una vez que estén bien marcados. Asimismo, generalizada la brotación, tratamientos con "fosfito de potasio" o "fosetil aluminio" serán necesarios para prevenir daños por enfermedades.
Las plantaciones adultas, en algunas zonas, sufrieron importantes daños en órganos vegetativos. Esto impactará en una reducción de la producción para la próxima campaña. Sin embargo, hacer estimaciones de esa reducción no será factible, hasta no tener un panorama claro de los daños, además de la incertidumbre por las condiciones ambientales por venir.
No obstante, el productor deberá asumir nuevamente todas las estrategias para lograr obtener fruta con la calidad necesaria para la próxima campaña, teniendo en cuenta los problemas sanitarios que afectan a cada zona, y lote en particular, y que se presentan todos los años. Para esto, deberá tener en cuenta las recomendaciones referidas a productos, momentos y formas de realizar los tratamientos, de manera tal de alcanzar una producción de calidad, tanto sanitaria como de inocuidad.
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