"Institucionalidad y liderazgo van de la mano"

El ex presidente de Colombia (entre 2002 y 2010) disertará en Tucumán acerca de los desafíos de "liderar en tiempos de crisis". Tras haber manejado un país azotado por la violencia y el narcotráfico, el ex mandatario hablará de problemas y estrategias

VALORES. Uribe destaca cinco claves: seguridad, confianza e inversión, cohesión social, independencia de las instituciones y pluralismo participativo. REUTERS VALORES. Uribe destaca cinco claves: seguridad, confianza e inversión, cohesión social, independencia de las instituciones y pluralismo participativo. REUTERS
15 Septiembre 2013

Puede haber muchas formas de gobernar pero todas se ponen en verdadera prueba cuando deben enfrentar la crisis. Mucho más, cuando se trata de una región azotada por la violencia. Ese ha sido el caso de Colombia, país sacudido durante años por los flagelos de la guerrilla de las FARC, el narcotráfico y los paramilitares. Alvaro Uribe ha gobernado Colombia entre 2002 y 2010, y en su presidencia se ha desarrollado la llamada política de seguridad democrática, que ha ayudado a desmovilizar a grupos irregulares -no sin controversias- y ha tenido episodios impactantes, como el histórico rescate de 15 secuestrados por la guerrilla (2008), entre ellos Ingrid Betancourt. Polémico, frontal y al mismo tiempo sosegado disertante, Uribe es una de las figuras emblemáticas de su país. De él se habla y se discute en las redes sociales y de su paso siempre quedan huellas. Sobre los desafíos de "liderar en tiempos de crisis" hablará en Tucumán. La cita es en el hotel Catalinas Park, el martes a las 17.30. Con él conversó por teléfoino, LA GACETA:

- Mi incursión en la vida pública se da bastante antes del uso de razón. Yo nací en 1952, en plena violencia entre los partidos políticos de Colombia y mis padres eran activistas por la reconciliación por el Frente Nacional; mi madre era la mayor activista por los derechos políticos de la mujer. Tengo recuerdo de estar de las manos de mi madre en los años 56, 57 y 58, acompañándola en esas reuniones.

- ¿Y cómo se forjó su idea de liderazgo?

- En mi carrera hay unos aspectos empíricos y otros académicos. En los empíricos diría que me correspondió nacer en un momento difícil en la vida colombiana, que era la violencia entre los partidos, y después, en la universidad había un gran dominio del marxismo -y crecían las guerrillas marxistas en Colombia- y siempre me enfrenté a eso. En la universidad estudié las instituciones del Estado democrático.

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- ¿En qué líderes se inspiró?

- Hay muchos... yo diría que todos los héroes latinoamericanos fueron grandes inspiradores; les tocó sortear batallas muy duras. Y una de las cosas que ellos inspiran es que hay que tener una gran consistencia en el momento de las dificultades. Profesores que inspiran: Rosabeth Moss Kanter, John Kotter... la comunicación del presidente de los EEUU Abraham Lincoln con la ciudadanía... es una comunicación que inspira cómo el líder tiene que sentirse más de carne y hueso que los interlocutores.

Uribe es abogado, recibido en la universidad de Antoquía y cursó estudios de administración, gerencia y negociación de conflictos en Harvard. Fue funcionario en empresas públicas. Fue alcalde, concejal, senador, gobernador de Antioquía y presidente (reelegido en 2006). Promovió una política de seguridad con participación popular. Sus programas sobre el tratamiento a paramilitares y sobre derechos humanos han generado polémicas. Dejó el gobierno en 2010 con una Colombia más pacificada y su figura tiene buenos índices de popularidad, tal como lo destacó un concurso realizado por el canal de televisión History Channel.

- ¿Qué opina de los líderes actuales de la región?

- No quiero referirme a temas personales; quiero mirar a América Latina desde el punto de vista de cinco valores democráticos: la seguridad, la confianza e inversión; la cohesión social; la independencia de las instituciones -es la gran garante de las libertades- y el pluralismo participativo.

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- ¿Cómo generar credibilidad?

- Me voy a referir a cuatro valores que los trae mucho la profesora Rosabeth Moss Kanter, y voy a contar mis experiencias personales frente a ellos. Son la consistencia, la congruencia, la competencia y las relaciones humanas. Para generar credibilidad en las grandes metas es muy importante ir ganando metas parciales.

- Sí pero cada decisión implica enfrentar obstáculos.

- Bueno, lo más importante para atacar los problemas es tener determinación política. Se requieren leyes y recursos, pero cuando hay voluntad se va encontrando el camino para hacer las cosas bien, con ajuste a la ley, y también se van encontrando los recursos.

- ¿Y cómo transmite esa voluntad a quienes lo siguen?

- Con persistencia y dando ejemplo; y el ejemplo se da con dedicación, estando a toda hora, día y noche, días laborales, días de descanso. El líder tiene que estar en la primera línea; allí es que tiene que jalonar los procesos; el principal jalonador es el ejemplo y el principal ejemplo es estar al frente de la tarea.

- ¿Como se combaten prácticas corruptas en el Estado?

- Yo creo muchísimo en la participación de la opinión pública. Una de las cosas que hice como presidente fue ordenar que todos los contratos se discutieran y adjudicaran en audiencia pública y eso ayudó. De los contratos de obras públicas que nuestro gobierno adjudicó no hay uno solo que hoy pueda tener una controversia moral porque todos se adjudicaron con una gran discusión y eso dio mucha confianza.

- ¿Cómo se enfrenta el narcotráfico?

- El líder debe estar al frente de esa responsabilidad. Voy a explicar las diferentes acciones que asumimos contra el narcotrafico y a contar los resultados que se tuvieron en este que es un flagelo universal y que necesita de la cooperación de todos los países, a partir de unas decisiones: primera: al consumidor no se le puede llevar a la cárcel, hay que llevarlo al hospital. Segundo: hay que promover la prevención, la educación. Tercero: hay que llevar a la cárcel al distribuidor.

- Sí. Pero ya las drogas blandas entraron a la sociedad. ¿Hay que cambiar la estrategia?

- Yo creo que hay que aplicarla. Si a uno le dicen que la estrategia exige no llevar a los consumidores a la cárcel, uno dice: magnífico, a los consumidores hay que rehabilitarlos; si hay que premiar políticas de prevención y educación, magnífico, hay que hacerlo... pero eso no es óbice para combatir y llevar a la cárcel a los distribuidores y a los narcotraficantes. Además una cosa que hay que tener clara: las drogas no son generadoras de libertad, sino de esclavitud porque el ser humano con el consumo de las drogas se vuelve un ser alienado y le genera mucho riesgo a la comunidad. Le voy a citar un caso: el ciento por ciento de los sicarios capturados en Colombia después de cometer un asesinato han sido encontrados bajo el influjo de drogas.

- ¿Cómo se mejora la seguridad en la sociedad civil?

- Se necesita una gran participación de la sociedad civil y de manera permanente. Nosotros lo hicimos. Yo creo en el equilibrio entre la democracia representativa y la participativa. El gobierno nuestro ha tenido diálogo serio con los ciudadanos; muchas veces había que decir no, pero con argumentos; y ante problemas graves que no se podían resolver de inmediato no podíamos salir e irnos; teníamos que crear opciones. Todo eso generó credibilidad, construyó confianza.

- Pero las fuerzas de seguridad suelen aislarse de la gente.

- Yo soy un creyente de que hay que integrar la fuerza pública con la ciudadanía. Por ejemplo en mi gobierno se creó una red de cuatro millones de informantes; y cuando esa red opera, entonces el ciudadano se siente obligado a informar, a ayudar a la fuerza pública; y la fuerza siente que esto la obliga a proceder con presteza y transparencia.

- ¿Eso se mantiene en Colombia?

- Se ha decaído mucho. Sin embargo la gran barrera es que la ciudadanía colombiana quedó convencida que la seguridad es un valor democratico al que no se puede renunciar.

- ¿Se puede mejorar la institucionalidad para que no haya dependencia de un líder?

- La institucionalidad y el liderazgo van de la mano. Colombia lo demostró; mis críticos decían que yo tenía un liderazgo muy absorbente y que eso afectaba la institucionalidad. Pero las encuestas mostraron cómo las instituciones funcionaban gracias a que había un liderazgo eficaz. La gran diferencia entre el líder democrático y el dictador es que el primero da ejemplo de sometimiento a la ley. Ahora, si usted tiene instituciones democráticas, por bien concebidas que estén, con un liderazgo tibio, sin fuerzas, esas instituciones empiezan a desencantar al ciudadano y producen desconfian za. Por eso se necesita la combinación entre el liderazgo y las instituciones.

- ¿Y cómo ve, en ese sentido, el populismo?

- Diría yo que el populismo tiene muchas expresiones. Yo lo definiría como aquella actividad que logra conseguir apoyo popular en algún momento, pero que no define un camino para que haya progreso en la comunidad.

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