21 Septiembre 2013
REDONDA TAMBIÉN VALE. Nico se divirtió jugando al fútbol-tenis con Cabrera, Federico Mentz, Gonzalo Lamarca, y otros. LA GACETA / FOTO DE JORGE OLMOS SGROSSO
Pidió pista, se la dieron y no tardó en comenzar a pagar el voto de confianza con intereses de tres dígitos. Transitando sus días más gloriosos desde que alcanzó el grado de Puma, Nicolás Sánchez aprovechó el franco otorgado por el entrenador Santiago Phelan para volver a su casa. No a la de Francia, donde es el apertura de Bordeaux, sino a la de Tucumán, donde es "Cachorro", el hijo, el hermano, el amigo.
"Trato de abstraerme y vivir todo esto con la mayor tranquilidad posible. No quiero volverme loco", confiesa el 10, cuyas brillantes actuaciones en el Rugby Championship lo convirtieron en el Puma del momento. Su celular vibra todo el tiempo, sobre todo desde que la Sanzar (entidad organizadora del torneo) lo incluyó en su equipo ideal. "Te llena de orgullo que te reconozcan a ese nivel. Pero no me quiero quedar con eso. Todavía quedan dos partidos y sólo pienso en jugarlos de la mejor manera posible", afirma, sin grandilocuencias.
Y es que, más allá de la multiplicación de los flashes, nada en él se ve distinto a cuando pateaba en la "Caldera del Parque". Él sigue siendo "Nico", el mismo de siempre. "Para mí no ha cambiado nada. Sí, ahora soy profesional y vivo en otro lugar, pero sigo teniendo las mismas prioridades de siempre: mi familia, mi novia, mis amigos y mi club".
El hincha
Terminada la sesión de trabajo en Natación con el profe Domingo "Patita" Cabrera, a Nico se le da por patear una ovalada hacia un arco de fútbol ubicado a cierta distancia. La pelota cae cerca de un hincha de Argentinos del Norte, que estaba observando la práctica de su equipo. El joven la devuelve con la destreza propia de quien jamás ha pateado una guinda. "Cachorro" se la regresa, esta vez indicándole cómo debe patearla. El segundo intento del hincha "sagrado" es notablemente mejor, aunque ni se imagine que ese con quien está peloteando es el apertura de Los Pumas.
"Casi no pude descansar en estos días. Mucho tiene que ver que duermo muy poco, por el cambio de horario. Durante todo el día tengo sueño, pero llegan las cuatro de la mañana y no puedo dormir. Me quedo mirando el techo hasta que me levanto y me distraigo con el celular o la PC", cuenta, y se revela como otro adicto más al Candy Crush.
Así y todo, trata de cumplir. "Mientras estoy en Tucumán, siempre tengo muchísimas cosas por hacer, gente con quien estar, y a veces uno quisiera poder estar más tiempo con la familia. Pero hay compromisos que no podés dejar de atender", asegura.
Las horas vuelan y el domingo de la vuelta al trabajo se acerca al galope. "Pero el grupo está convencido de que puede ganar alguno de los dos partidos que quedan. Estuvimos cerca, tal vez nos faltó un poco de experiencia para manejar momentos clave. Pero va a llegar, es solo cuestión de tiempo", tranquiliza el conductor, que a pesar de todo, aún no se siente dueño de la 10. "En este nivel, no hay margen de error. Dos partidos malos y volvés al banco", concluye "Cachorro", antes de partir hacia otro compromiso. Para entonces, el hincha ya se ha enterado de con quién estuvo jugando, y lo saluda mientras se va. Ahí nomás, le comenta a otro que llega: ¡a que no sabés con quién estuve pateando...!
"Trato de abstraerme y vivir todo esto con la mayor tranquilidad posible. No quiero volverme loco", confiesa el 10, cuyas brillantes actuaciones en el Rugby Championship lo convirtieron en el Puma del momento. Su celular vibra todo el tiempo, sobre todo desde que la Sanzar (entidad organizadora del torneo) lo incluyó en su equipo ideal. "Te llena de orgullo que te reconozcan a ese nivel. Pero no me quiero quedar con eso. Todavía quedan dos partidos y sólo pienso en jugarlos de la mejor manera posible", afirma, sin grandilocuencias.
Y es que, más allá de la multiplicación de los flashes, nada en él se ve distinto a cuando pateaba en la "Caldera del Parque". Él sigue siendo "Nico", el mismo de siempre. "Para mí no ha cambiado nada. Sí, ahora soy profesional y vivo en otro lugar, pero sigo teniendo las mismas prioridades de siempre: mi familia, mi novia, mis amigos y mi club".
El hincha
Terminada la sesión de trabajo en Natación con el profe Domingo "Patita" Cabrera, a Nico se le da por patear una ovalada hacia un arco de fútbol ubicado a cierta distancia. La pelota cae cerca de un hincha de Argentinos del Norte, que estaba observando la práctica de su equipo. El joven la devuelve con la destreza propia de quien jamás ha pateado una guinda. "Cachorro" se la regresa, esta vez indicándole cómo debe patearla. El segundo intento del hincha "sagrado" es notablemente mejor, aunque ni se imagine que ese con quien está peloteando es el apertura de Los Pumas.
"Casi no pude descansar en estos días. Mucho tiene que ver que duermo muy poco, por el cambio de horario. Durante todo el día tengo sueño, pero llegan las cuatro de la mañana y no puedo dormir. Me quedo mirando el techo hasta que me levanto y me distraigo con el celular o la PC", cuenta, y se revela como otro adicto más al Candy Crush.
Así y todo, trata de cumplir. "Mientras estoy en Tucumán, siempre tengo muchísimas cosas por hacer, gente con quien estar, y a veces uno quisiera poder estar más tiempo con la familia. Pero hay compromisos que no podés dejar de atender", asegura.
Las horas vuelan y el domingo de la vuelta al trabajo se acerca al galope. "Pero el grupo está convencido de que puede ganar alguno de los dos partidos que quedan. Estuvimos cerca, tal vez nos faltó un poco de experiencia para manejar momentos clave. Pero va a llegar, es solo cuestión de tiempo", tranquiliza el conductor, que a pesar de todo, aún no se siente dueño de la 10. "En este nivel, no hay margen de error. Dos partidos malos y volvés al banco", concluye "Cachorro", antes de partir hacia otro compromiso. Para entonces, el hincha ya se ha enterado de con quién estuvo jugando, y lo saluda mientras se va. Ahí nomás, le comenta a otro que llega: ¡a que no sabés con quién estuve pateando...!