27 Octubre 2013
Estadounidenses reclamaron el fin de las escuchas
Movilización en Washington contra la Ley Patriótica, aprobada tras el ataque de 2001, que amplió el poder de las agencias FBI y NSA. "Basta de vigilarnos", fue la consigna principal de la concentración. Clinton criticó la respuesta del Gobierno a los indignados socios europeos. Planteo de un senador opositor
WASHINGTON. Cerca del Capitolio, manifestantes despliegan un paracaídas en el "Rally contra la vigilancia masiva". REUTERS
WASHINGTON.- Miles de personas procedentes de todo Estados Unidos, participaron ayer en Washington de la primera gran marcha contra los abusos de los programas de espionaje del Gobierno de Barack Obama, tras las revelaciones del ex empleado de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA), Edward Snowden (quien adhirió a la movilización desde Rusia -ver "Vigilancia total"-), sobre las intercepciones norteamericanas a las comunicaciones telefónicas y por Internet en el mundo.
Los manifestantes entregaron más de medio millón de firmas a los legisladores para reclamar la reforma de la cuestionada Ley Patriótica (la Patriot Act fue aprobada tras el ataque de Al Qaeda a las Torres Gemelas, en setiembre de 2001), que amplió los poderes del FBI y de la NSA y habilitó a esas agencias a espiar a cualquier persona sospechada de tener actividades o simpatías terroristas.
"Pedimos que se conozcan los nombres de los funcionarios responsables de los abusos o culpables de cubrir la verdad, y que sean perseguidos por la justicia", sostuvo Rainey Reitman, una de las organizadoras del acto.
La protesta fue convocada por un centenar de organizaciones de defensa de las libertades civiles, bajo el lema Stop Watching Us (Basta de vigilarnos). De la concentración participaron activistas sociales, referentes de la cultura, como el director de cine Oliver Stone y los actores John Cusack y Maggie Gyllenhaal, y miembros de la Unión Americana de Libertades Civiles; del Consejo de Relaciones Americano-Islámica; del Competitive Enterprise Institute y de Freedom Works.
Las encuestas muestran un fuerte incremento en la cantidad de estadounidenses preocupados por la recolección de datos personales.
Los cuestionamientos al Gobierno fueron más allá de las organizaciones sociales. La ex secretaria de Estado de Obama, Hillary Clinton, señaló que su país no respondió correctamente a las acusaciones de espionaje de sus indignados aliados europeos. "No se arrojó plena claridad sobre lo que sucedió. Las sospechas no fueron respondidas adecuadamente, ni se proporcionaron los datos necesarios", puntualizó.
Una década sobre Merkel
La canciller alemana, Ángela Merkel, es una de las voces más molestas por la actividad de vigilancia global (habría abarcado a 35 líderes mundiales), y manifestó su repudio al espionaje del que habría sido víctima desde 2002, según datos difundidos ayer por el semanario germano Der Spiegel y el diario The New York Times.
El primer medio precisó que el teléfono de la mandataria figuró en las listas del Servicio de Recolección Especial (SCS, en inglés) marcado como "Canciller Alemania Merkel" y que seguía apareciendo semanas antes de la visita de Obama a Berlín, en junio.
En un documento del SCS citado por la revista, la agencia indicó que tenía una "división de espionaje no registrada legalmente" en la embajada estadounidense en la capital alemana, cuya exposición llevaría a un "grave daño para las relaciones de EEUU con otro Gobierno". Desde allí, la NSA y la CIA estuvieron interviniendo la comunicación con equipamiento de vigilancia de alta tecnología. Der Spiegel afirmó que las agencias tenían otras 80 centrales en todo el mundo, algunas en París, Madrid, Roma, Praga, Ginebra y Fráncfort.
El diario germano Frankfurter Allgemeinen Zeitung adelantó ayer (la nota completa es publicada hoy) que Obama le aseguró personalmente a Merkel que él nunca tuvo conocimiento de que su teléfono celular había sido intervenido por la NSA, lo que supondría un reconocimiento indirecto de lo sucedido. Alemania enviará a jefes de inteligencia a Washington en busca de respuestas formales.
En EEUU se entiende que el escándalo fue sobredimensionado en Europa para contener políticamente a los reclamos sociales. El senador republicano (principal fuerza opositora a Obama), Marco Rubio, aseguró que el malestar de los líderes europeos fue solo una respuesta a "presiones internas". "Ninguno de ellos está realmente sorprendido por nada de esto, son conscientes de ello. Todo el mundo espía a todo el mundo. Es simplemente un hecho, quieran reconocerlo públicamente o no", aseveró.
Desde que comenzaron las revelaciones de Snowden, en varias oportunidades el Gobierno norteamericano expresó que sus agencias de inteligencia recogen "información extranjera del mismo tipo que la que recopilan todos los países", y que no ejercen una vigilancia mundial. (Télam-DPA-Reuters)
Los manifestantes entregaron más de medio millón de firmas a los legisladores para reclamar la reforma de la cuestionada Ley Patriótica (la Patriot Act fue aprobada tras el ataque de Al Qaeda a las Torres Gemelas, en setiembre de 2001), que amplió los poderes del FBI y de la NSA y habilitó a esas agencias a espiar a cualquier persona sospechada de tener actividades o simpatías terroristas.
"Pedimos que se conozcan los nombres de los funcionarios responsables de los abusos o culpables de cubrir la verdad, y que sean perseguidos por la justicia", sostuvo Rainey Reitman, una de las organizadoras del acto.
La protesta fue convocada por un centenar de organizaciones de defensa de las libertades civiles, bajo el lema Stop Watching Us (Basta de vigilarnos). De la concentración participaron activistas sociales, referentes de la cultura, como el director de cine Oliver Stone y los actores John Cusack y Maggie Gyllenhaal, y miembros de la Unión Americana de Libertades Civiles; del Consejo de Relaciones Americano-Islámica; del Competitive Enterprise Institute y de Freedom Works.
Las encuestas muestran un fuerte incremento en la cantidad de estadounidenses preocupados por la recolección de datos personales.
Los cuestionamientos al Gobierno fueron más allá de las organizaciones sociales. La ex secretaria de Estado de Obama, Hillary Clinton, señaló que su país no respondió correctamente a las acusaciones de espionaje de sus indignados aliados europeos. "No se arrojó plena claridad sobre lo que sucedió. Las sospechas no fueron respondidas adecuadamente, ni se proporcionaron los datos necesarios", puntualizó.
Una década sobre Merkel
La canciller alemana, Ángela Merkel, es una de las voces más molestas por la actividad de vigilancia global (habría abarcado a 35 líderes mundiales), y manifestó su repudio al espionaje del que habría sido víctima desde 2002, según datos difundidos ayer por el semanario germano Der Spiegel y el diario The New York Times.
El primer medio precisó que el teléfono de la mandataria figuró en las listas del Servicio de Recolección Especial (SCS, en inglés) marcado como "Canciller Alemania Merkel" y que seguía apareciendo semanas antes de la visita de Obama a Berlín, en junio.
En un documento del SCS citado por la revista, la agencia indicó que tenía una "división de espionaje no registrada legalmente" en la embajada estadounidense en la capital alemana, cuya exposición llevaría a un "grave daño para las relaciones de EEUU con otro Gobierno". Desde allí, la NSA y la CIA estuvieron interviniendo la comunicación con equipamiento de vigilancia de alta tecnología. Der Spiegel afirmó que las agencias tenían otras 80 centrales en todo el mundo, algunas en París, Madrid, Roma, Praga, Ginebra y Fráncfort.
El diario germano Frankfurter Allgemeinen Zeitung adelantó ayer (la nota completa es publicada hoy) que Obama le aseguró personalmente a Merkel que él nunca tuvo conocimiento de que su teléfono celular había sido intervenido por la NSA, lo que supondría un reconocimiento indirecto de lo sucedido. Alemania enviará a jefes de inteligencia a Washington en busca de respuestas formales.
En EEUU se entiende que el escándalo fue sobredimensionado en Europa para contener políticamente a los reclamos sociales. El senador republicano (principal fuerza opositora a Obama), Marco Rubio, aseguró que el malestar de los líderes europeos fue solo una respuesta a "presiones internas". "Ninguno de ellos está realmente sorprendido por nada de esto, son conscientes de ello. Todo el mundo espía a todo el mundo. Es simplemente un hecho, quieran reconocerlo públicamente o no", aseveró.
Desde que comenzaron las revelaciones de Snowden, en varias oportunidades el Gobierno norteamericano expresó que sus agencias de inteligencia recogen "información extranjera del mismo tipo que la que recopilan todos los países", y que no ejercen una vigilancia mundial. (Télam-DPA-Reuters)