Por Carlos Páez de la Torre H
14 Noviembre 2013
JOAQUIN TULA. El párroco de La Merced posa con amigos políticos, en los jardines de la Escuela Sarmiento LA GACETA / ARCHIVO
El presbítero Joaquín Tula, párroco del templo de La Merced de nuestra ciudad, fue una figura interesante y valorada en el Tucumán de su tiempo. Una nota de la revista porteña "Fray Mocho", de 1912, firmada por Alberto Tena, le dedicaba largos y elogiosos párrafos.
Lo calificaba de "clérigo patriota, entusiasta e inquieto". Apuntaba que "siendo catamarqueño, ha adquirido en la provincia de Tucumán una figuración apreciable. Tiene muchos amigos y muchos enemigos. Pero su labor ímproba y silenciosa, sus estudios, su modestia y la independencia de su espíritu, le crean una personalidad. En política, está en desacuerdo con todo lo que no siente con sinceridad". Tenía en esos momentos una banca de diputado a la Legislatura.
La revista recordaba su reciente campaña para sostener que fue a la imagen de la Virgen "chica" que Belgrano entregó el bastón, en 1812. En esas discusiones, se reveló como "un polemista ardiente y de vasta ilustración", y obtuvo al final un éxito completo.
Recordaba que Tula era muy versado en Teología. Su trabajo "Sínodo Diocesano de Tucumán", resultó "elogiado por el Papa León XIII e impreso en Roma por deseo del Cardenal Vives y Toto". Se ocupaba también de estudios sobre el pasado. "Fray Mocho" afirmaba que ha escrito una "Historia de Tucumán", obra que "publicará en breve, con documentación abundante y un estilo literario ameno".
En suma, para la revista, "enérgico, vehemente y lleno de fe", el presbítero Tula "expresa sus ideas y sus opiniones con valentía, presto a sostenerlas con argumentos fundados. Todo lo que no estima, lo ataca. Sea bueno o sea malo. Como un Don Quijote".
Lo calificaba de "clérigo patriota, entusiasta e inquieto". Apuntaba que "siendo catamarqueño, ha adquirido en la provincia de Tucumán una figuración apreciable. Tiene muchos amigos y muchos enemigos. Pero su labor ímproba y silenciosa, sus estudios, su modestia y la independencia de su espíritu, le crean una personalidad. En política, está en desacuerdo con todo lo que no siente con sinceridad". Tenía en esos momentos una banca de diputado a la Legislatura.
La revista recordaba su reciente campaña para sostener que fue a la imagen de la Virgen "chica" que Belgrano entregó el bastón, en 1812. En esas discusiones, se reveló como "un polemista ardiente y de vasta ilustración", y obtuvo al final un éxito completo.
Recordaba que Tula era muy versado en Teología. Su trabajo "Sínodo Diocesano de Tucumán", resultó "elogiado por el Papa León XIII e impreso en Roma por deseo del Cardenal Vives y Toto". Se ocupaba también de estudios sobre el pasado. "Fray Mocho" afirmaba que ha escrito una "Historia de Tucumán", obra que "publicará en breve, con documentación abundante y un estilo literario ameno".
En suma, para la revista, "enérgico, vehemente y lleno de fe", el presbítero Tula "expresa sus ideas y sus opiniones con valentía, presto a sostenerlas con argumentos fundados. Todo lo que no estima, lo ataca. Sea bueno o sea malo. Como un Don Quijote".
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