01 Diciembre 2013
Las cosas salieron bastante bien, porque la primera jornada de la Liga Mundial pasó con un aprobado. Cómo habrá sido de redondito el debut que obligó al universo inglés, famoso por ser tan estructurado, a incluir una nueva estrella: la cancha de Natación y Gimnasia. "Amo el estadio; se ve muy bien", dijo Jason Lee, entrenador británico. Y claro, después de que su equipo goleó a Corea del Sur todo lo vio como un paraíso. Pero no es un dato menor menor si se recuerda el tuit que su asistente, Craig Keegan, había escrito hace una semana. Keegan dudaba de que el estadio estuviera en condiciones de albergar el torneo. "Cuando llegamos pensamos que no iba a estar listo, pero ahora comprobamos que trabajaron muy fuerte", rectificó Lee el pronóstico de su colega.
Y aunque todavía hay cemento fresco entre algunos ladrillos y el club house no está terminado, la cancha merecía un entorno como el que encontró. El clima era infernal; 30 grados a las 9 de la mañana. ¿Importó? Para nada, porque a esa hora ya cientos de espectadores habían copado las tribunas. Además, todos los equipos pudieron sentirse locales. Hasta las australianas, que enfrentaron a Las Leonas. Durante la semana pasada las oceánicas habían derrochado simpatía y transmitido carisma. Se metieron en el corazón de los fanáticos tucumanos.
Así como el número de espectadores fue progresivamente en ascenso, también el conocimiento del juego y de sus reglas fue revelándose en las gradas. Eran muchos los que sabían poco y nada de hockey. Los goles fueron lo más fácil de aplaudir; es el idioma universal del deporte. Las corridas interminables para salvar una bocha también arrancaron aplausos. El córner al que se referían algunos generó más de una duda entre los principiantes. En voz baja y codeando a algún conocido preguntaban: ¿qué es eso?
Lo que sí supieron todos es que en el flamante estadio enclavado en el parque 9 de Julio las mejores selecciones de hockey femenino están decididas a conquistar la corona de una Liga Mundial que ofreció un comienzo inolvidable.
Y aunque todavía hay cemento fresco entre algunos ladrillos y el club house no está terminado, la cancha merecía un entorno como el que encontró. El clima era infernal; 30 grados a las 9 de la mañana. ¿Importó? Para nada, porque a esa hora ya cientos de espectadores habían copado las tribunas. Además, todos los equipos pudieron sentirse locales. Hasta las australianas, que enfrentaron a Las Leonas. Durante la semana pasada las oceánicas habían derrochado simpatía y transmitido carisma. Se metieron en el corazón de los fanáticos tucumanos.
Así como el número de espectadores fue progresivamente en ascenso, también el conocimiento del juego y de sus reglas fue revelándose en las gradas. Eran muchos los que sabían poco y nada de hockey. Los goles fueron lo más fácil de aplaudir; es el idioma universal del deporte. Las corridas interminables para salvar una bocha también arrancaron aplausos. El córner al que se referían algunos generó más de una duda entre los principiantes. En voz baja y codeando a algún conocido preguntaban: ¿qué es eso?
Lo que sí supieron todos es que en el flamante estadio enclavado en el parque 9 de Julio las mejores selecciones de hockey femenino están decididas a conquistar la corona de una Liga Mundial que ofreció un comienzo inolvidable.