26 Diciembre 2013
¿EL ÚLTIMO ABRAZO?. En octubre, como cierre de la campaña para diputados, Alperovich fue a Famaillá y se fotografió con los díscolos hermanos Orellana. la gaceta / foto de DIEGO ARÁOZ (archivo)
El intendente de Famaillá, Juan Enrique Orellana, teme que la nueva modalidad de Pacto Social pueda convertirse en una herramienta de extorsión del Poder Ejecutivo hacia los jefes municipales.
“El Pacto Social que sale a través de la Legislatura es anual, en ningún lado dice que debe ser renovado cada mes. No puede ser ‘este mes te damos y el otro mes no’, de acuerdo a como uno se porte. O sea que ‘si estás te doy y si no estás no te doy’. No puede haber condicionamientos, porque a nosotros nos corresponde el dinero por coparticipación, por la recaudación propia y del Fondo de Desarrollo del Interior”, aseveró.
El jefe municipal es hermano del legislador José Orellana, que abandonó el kirchnerismo para sumarse a las filas del intendente de Tigre, Sergio Massa. Los Orellana, además, mantuvieron fuertes diferencias con el alperovichismo durante la última campaña, que desembocó en las elecciones de diputados. Los famaillenses reclamaron un lugar en la lista del Frente para la Victoria, y cuestionaron los privilegios dados a La Cámpora.
A diferencia del intendente de la capital, Domingo Amaya, que prefirió no formular declaraciones sobre el nuevo convenio a LA GACETA, Orellana fue sumamente crítico. “La Legislatura aprueba una ley que establece lo que le corresponde anualmente al municipio, y no por mes. El hecho de que sea mensual no es bueno para la democracia porque los intendentes pasamos a ser rehenes del Gobierno”, afirmó. ¿Coincide en que si el Pacto Social anual iba en contra de la autonomía municipal, hacer un pacto mensual la aniquila?, se le preguntó. “El Pacto Social es una forma de garantizar la paz social, porque se garantiza el pago de los sueldos. Pero si ‘un mes te doy y el otro no sé si habrá plata’, nos transformaremos directamente en rehenes del Poder Ejecutivo. La situación social no está dada para venir a poner condicionamientos, porque la gente está enojada y dolida con la clase política. Hay que brindarle un estado de tranquilidad a la gente. Quienes gobernamos somos grandes, tenemos que tener una actitud de responsabilidad y respeto por la gente”, advirtió Orellana.
Finalmente, el intendente de Famaillá le envió un mensaje al gobernador, José Alperovich. “Nosotros somos agradecidos de la buena intención del gobernador, pero el Pacto debe ser adaptado a las necesidades del municipio y tener los pies sobre la tierra. Debe ser acorde a las necesidades de un presupuesto municipal que prioriza el pago de sueldos, las obras públicas y lo social”, pidió.
“El Pacto Social que sale a través de la Legislatura es anual, en ningún lado dice que debe ser renovado cada mes. No puede ser ‘este mes te damos y el otro mes no’, de acuerdo a como uno se porte. O sea que ‘si estás te doy y si no estás no te doy’. No puede haber condicionamientos, porque a nosotros nos corresponde el dinero por coparticipación, por la recaudación propia y del Fondo de Desarrollo del Interior”, aseveró.
El jefe municipal es hermano del legislador José Orellana, que abandonó el kirchnerismo para sumarse a las filas del intendente de Tigre, Sergio Massa. Los Orellana, además, mantuvieron fuertes diferencias con el alperovichismo durante la última campaña, que desembocó en las elecciones de diputados. Los famaillenses reclamaron un lugar en la lista del Frente para la Victoria, y cuestionaron los privilegios dados a La Cámpora.
A diferencia del intendente de la capital, Domingo Amaya, que prefirió no formular declaraciones sobre el nuevo convenio a LA GACETA, Orellana fue sumamente crítico. “La Legislatura aprueba una ley que establece lo que le corresponde anualmente al municipio, y no por mes. El hecho de que sea mensual no es bueno para la democracia porque los intendentes pasamos a ser rehenes del Gobierno”, afirmó. ¿Coincide en que si el Pacto Social anual iba en contra de la autonomía municipal, hacer un pacto mensual la aniquila?, se le preguntó. “El Pacto Social es una forma de garantizar la paz social, porque se garantiza el pago de los sueldos. Pero si ‘un mes te doy y el otro no sé si habrá plata’, nos transformaremos directamente en rehenes del Poder Ejecutivo. La situación social no está dada para venir a poner condicionamientos, porque la gente está enojada y dolida con la clase política. Hay que brindarle un estado de tranquilidad a la gente. Quienes gobernamos somos grandes, tenemos que tener una actitud de responsabilidad y respeto por la gente”, advirtió Orellana.
Finalmente, el intendente de Famaillá le envió un mensaje al gobernador, José Alperovich. “Nosotros somos agradecidos de la buena intención del gobernador, pero el Pacto debe ser adaptado a las necesidades del municipio y tener los pies sobre la tierra. Debe ser acorde a las necesidades de un presupuesto municipal que prioriza el pago de sueldos, las obras públicas y lo social”, pidió.