26 Febrero 2014
SALUDO. Benedicto, en una foto durante su papado. TELAM
ROMA, Italia.- Tras casi un año sin hacer declaraciones públicas, el papa emérito Benedicto XVI calificó de "absurdas" las especulaciones sobre supuestas presiones o conspiraciones para que dejase el pontificado y sostuvo que "no existe diarquía alguna" en la Iglesia.
Así lo afirmó a través de una carta abierta publicada en el diario italiano La Stampa, en respuesta a unas preguntas que el vaticanista Andrea Tornielli le había enviado días atrás sobre las razones que lo llevaron a la renuncia.
Las palabras del papa emérito -de 86 años de edad- se conocen a dos días de cumplirse el primer aniversario del fin de su papado.
"No hay la menor duda sobre la validez de mi renuncia", afirma el alemán Joseph Ratzinger en su carta y agrega: "La única condición para la validez es la total libertad de mi decisión. Las especulaciones a posteriori sobre la invalidez de la dimisión son sencillamente absurdas".
Además, en su respuesta, explicó que sigue vistiendo la vestimenta blanca y usando el nombre papal por "motivos prácticos", y precisó que "en el momento de la dimisión no había otras ropas disponibles".
"En realidad llevo la sotana blanca de una forma totalmente distinta que el papa. También aquí se trata de especulaciones sin el mínimo fundamento", añadió Ratzinger, quien reside en el monasterio "Matre Ecclesiae", dentro de la Santa Sede.
El pasado fin de semana, Benedicto XVI participó de la primera celebración pública en el Vaticano, al asistir al consistorio en el que Francisco proclamó a los nuevos cardenales.
Cuando el argentino, tanto al inicio como al final de la ceremonia, se acercó para saludarlo y abrazarlo, Benedicto se quitó el solideo en señal de reverencia y para dejar aclarado públicamente que el Papa es uno solo.
Luego de su alejamiento del pontificado, el papa emérito dijo que iba a permanecer "oculto al mundo". Sin embargo, con la llegada de Francisco se conocieron muchos momentos de encuentro entre ambos y Jorge Bergoglio llegó a definir su presencia en el Vaticano como "tener a un abuelo sabio en casa".