05 Mayo 2014
Otro choque en Odessa entre la Policía y prorrusos que tomaron una comisaría
El gobierno de Kiev continúa con su denominada “operación antiterrorista”. Quejas desde Moscú porque “Occidente calla” respecto de los “trágicos sucesos” En la ciudad de Lugansk, en el Este del país, murió un separatista y por lo menos otros dos resultaron heridos.
EDIFICIO TOMADO. Unos 2.000 separatistas marcharon y luego ocuparon una sede de las fuerzas de seguridad. reuters
UCRANIA.- Tras la tragedia que dejó 46 muertos el viernes en Odessa, manifestantes prorrusos y la Policía volvieron a enfrentarse ayer en esa ciudad portuaria ucraniana, mientras en el Este del país continuó la “operación antiterrorista” del gobierno de Kiev, pese a las protestas de Rusia.
Tras una manifestación en la que participaron 2.000 opositores del gobierno de Kiev, activistas prorrusos asaltaron la sede local de las fuerzas de seguridad, informaron medios locales. Armados con bastones, la multitud rompió una puerta y exigió la puesta en libertad de sus compañeros detenidos.
La Policía cedió a la presión y dejó en libertad a unos 30 presos arrestados tras los últimos enfrentamientos, según testigos. Unidades especiales hicieron retroceder después a los asaltantes, según se dijo.
El jefe de gobierno ucraniano, Arseni Yatseniuk, viajó ayer a la ciudad junto al Mar Negro donde en la noche del viernes 46 personas murieron y más de 200 resultaron heridas en un incendio provocado en medio de enfrentamientos entre leales a Kiev y separatistas. Activistas prorrusos que habían atacado una manifestación nacionalista se refugiaron en una sede sindical, y sus opositores le prendieron fuego.
Yatseniuk responsabilizó a Rusia por la tragedia y aseguró que se trató de “un ataque organizado al pueblo”. “La intención de Rusia era repetir en Odessa lo que ocurre en el resto del país”, aseguró. Yatseniuk acusó a los manifestantes prorrusos de haber “provocado” la violencia.
Más violencia
Los servicios secretos ucranianos (SBU) responsabilizan de la violencia a los colaboradores del destituido presidente Viktor Yanukovich. Según una portavoz del SBU, el ex jefe de gobierno Serguei Arbusov organizó los enfrentamientos. Éste rechazó las acusaciones.
Mientras tanto, las fuerzas de seguridad ucranianas continuaron ayer con su denominada “operación antiterrorista” contra los separatistas prorrusos en el Este del país, avanzando con helicópteros y vehículos blindados.
En la ciudad de Lugansk murió al menos un separatista y otros dos resultaron heridos en un intercambio de disparos, informó el ministro de Interior ucraniano, Arseni Avakov.
En Mariupol, en el sureste del país, las fuerzas gubernamentales iniciaron el asalto de un edificio gubernamental ocupado.
En Konstantinovka resultaron heridos varios miembros de las Fuerzas Armadas durante la lucha para recuperar una importante torre de televisión. “Los terroristas utilizan armas pesadas. Pero mantenemos la posición”, explicó Avakov.
También se informó de disparos aislados en Kramatorsk y Slaviansk, donde el sábado fueron liberados los observadores militares de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) que estaba retenidos desde el 25 de abril.
En tanto, Rusia exigió ayer a la OSCE y al Consejo de Europa una fuerte reacción a esa operación militar. “Es una acción de castigo contra su propio pueblo y Occidente calla”, criticó el Ministerio de Exteriores ruso.
Moscú no puede creer que la OSCE no esté informada sobre el “derramamiento de sangre, los disparos de las tropas contra personas desarmadas”, afirmó el Ministerio. En el texto, Rusia pide con insistencia a Occidente que “reaccione rápido ante los trágicos sucesos de Ucrania”. (DPA)
Tras una manifestación en la que participaron 2.000 opositores del gobierno de Kiev, activistas prorrusos asaltaron la sede local de las fuerzas de seguridad, informaron medios locales. Armados con bastones, la multitud rompió una puerta y exigió la puesta en libertad de sus compañeros detenidos.
La Policía cedió a la presión y dejó en libertad a unos 30 presos arrestados tras los últimos enfrentamientos, según testigos. Unidades especiales hicieron retroceder después a los asaltantes, según se dijo.
El jefe de gobierno ucraniano, Arseni Yatseniuk, viajó ayer a la ciudad junto al Mar Negro donde en la noche del viernes 46 personas murieron y más de 200 resultaron heridas en un incendio provocado en medio de enfrentamientos entre leales a Kiev y separatistas. Activistas prorrusos que habían atacado una manifestación nacionalista se refugiaron en una sede sindical, y sus opositores le prendieron fuego.
Yatseniuk responsabilizó a Rusia por la tragedia y aseguró que se trató de “un ataque organizado al pueblo”. “La intención de Rusia era repetir en Odessa lo que ocurre en el resto del país”, aseguró. Yatseniuk acusó a los manifestantes prorrusos de haber “provocado” la violencia.
Más violencia
Los servicios secretos ucranianos (SBU) responsabilizan de la violencia a los colaboradores del destituido presidente Viktor Yanukovich. Según una portavoz del SBU, el ex jefe de gobierno Serguei Arbusov organizó los enfrentamientos. Éste rechazó las acusaciones.
Mientras tanto, las fuerzas de seguridad ucranianas continuaron ayer con su denominada “operación antiterrorista” contra los separatistas prorrusos en el Este del país, avanzando con helicópteros y vehículos blindados.
En la ciudad de Lugansk murió al menos un separatista y otros dos resultaron heridos en un intercambio de disparos, informó el ministro de Interior ucraniano, Arseni Avakov.
En Mariupol, en el sureste del país, las fuerzas gubernamentales iniciaron el asalto de un edificio gubernamental ocupado.
En Konstantinovka resultaron heridos varios miembros de las Fuerzas Armadas durante la lucha para recuperar una importante torre de televisión. “Los terroristas utilizan armas pesadas. Pero mantenemos la posición”, explicó Avakov.
También se informó de disparos aislados en Kramatorsk y Slaviansk, donde el sábado fueron liberados los observadores militares de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) que estaba retenidos desde el 25 de abril.
En tanto, Rusia exigió ayer a la OSCE y al Consejo de Europa una fuerte reacción a esa operación militar. “Es una acción de castigo contra su propio pueblo y Occidente calla”, criticó el Ministerio de Exteriores ruso.
Moscú no puede creer que la OSCE no esté informada sobre el “derramamiento de sangre, los disparos de las tropas contra personas desarmadas”, afirmó el Ministerio. En el texto, Rusia pide con insistencia a Occidente que “reaccione rápido ante los trágicos sucesos de Ucrania”. (DPA)
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