Tercer asalto a una escuela en lo que va del año

05 Julio 2014
Hasta hace algunos lustros era impensable que un anciano, un niño, un templo religioso o una escuela fuesen víctimas de los delincuentes. Posiblemente ello no se debía a que los malhechores hubiesen sido más moralistas que los actuales, sino que a la educación era tal vez de mejor calidad entonces. La crisis económica crónica, el desempleo, la exclusión social, la desigual distribución de la riqueza son algunas de las causas del incremento de la delincuencia y por lo tanto de la inseguridad, de las que difícilmente se pueda escapar en la actualidad.

Los robos en las escuelas se han convertido en hechos tan comunes que tampoco a la Policía pareciera llamarle la atención. Es la tercera vez en el año que la Escuela de Manualidades, de Lastenia, es asaltada. Hace dos meses, le sustrajeron el horno pizzero, las ollas y otras fuentes; destruyeron los trabajos de arte y lograron robarse cuatro máquinas de coser antiguas con pies de hierro. Las docentes no entienden cómo los cacos lograron subir todo eso por la tapia sin que nadie los haya visto. Luego regresaron para llevarse herramientas de grabado y utensilios de cocina. Como si el perjuicio no fue suficiente, hace unos días volvieron y se llevaron las rejas de las puertas, destruyeron los bancos y dejaron un de recuerdo un agujero en el techo por donde entraron e las imágenes de San Expedito y de la Virgen. El establecimiento es uno de los tres que dependen de la parroquia Santo Cristo. Estos se crearon hace 55 años para capacitar laboralmente a las mujeres. “No se puede seguir así. Vamos a tener que cerrarla”, dijo Miguel Galland, párroco de la iglesia Santo Cristo, de La Banda del Río Salí. La Policía admitió que aún no tienen pistas ciertas sobre los autores, por lo tanto, no hay detenidos.

En junio pasado, los padres y el intendente de Concepción denunciaron la inseguridad y robos en varios colegios de ese municipio. Marzo no fue un mes feliz para la Escuela N° 375 de la localidad de Las Corzuelas, departamento Burruyacu, porque la asaltaron en tres ocasiones. Los ladrones rompieron puertas y se llevaron computadoras, televisores, equipos de música y utensilios de cocina. Los padres decidieron cortar la ruta 321 para reclamar seguridad. El comisario de la localidad dijo que sólo disponía de un policía por guardia. “Me dijo que elevó un expediente al ministerio de Seguridad Ciudadana para solicitar más personal”, contó el director.

La Escuela de Capacitación Técnica no tuvo un 2013 para recordar con alegría. Sufrió cuatro robos; en el último, los malhechores ocasionaron daños materiales, se llevaron una computadora, herramientas, defecaron y orinaron. Lo increíble es que el establecimiento se encuentra al lado de la seccional 11ª, en la avenida Benjamín Aráoz al 1.000, frente al parque 9 de Julio.

El justificativo policial más a mano es que no pueden poner un vigilante en cada escuela y la solución parece consistir en efectuar más rondas, lo cual no garantiza que no vayan a producirse nuevos robos. Se deben buscar soluciones concretas. Se debería dotar de alarmas a las escuelas, en especial a las más desprotegidas. Tal vez la Policía debería reunirse con las autoridades educativas, con el cuerpo docente y los padres de los establecimientos para diseñar estrategias de prevención. “Si quieres obtener resultados diferentes, no hagas siempre lo mismo”, aconsejaba Albert Einstein.

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