24 Julio 2014
EN ENSAYO. Franco Luciani prueba su armónica junto a la Orquesta Juvenil de la UNT de Gustavo Guersman. la gaceta / foto de Diego Aráoz
TRES FUNCIONES
• Hoy, a las 21, en el Teatro de la Estación en Concepción; mañana y el sábado, a las 22, en el Teatro Alberdi (Jujuy y Crisóstomo Álvarez).
Pocos pueden haber imaginado el presente de Franco Luciani, tocando como solista con su armónica en escenarios como los teatros Colón o Alberdi, al frente de numerosas orquestas: sus comienzos como músico lo tuvieron atrincherado detrás de platos, redoblantes y bombos, como percusionista de distintas formaciones, desde grupos independientes hasta orquestales.
Su tránsito artístico estuvo jalonado por hitos, como la consagración en el Festival de Cosquín, pero no olvida el primer amor. Cada tanto añora los parches y no descarta volver con ellos al escenario, pero hoy está abocado a disfrutar de ese instrumento que (obvia diferencia de la batería) cabe en cualquier bolsillo.
Luciani participará en una serie de conciertos con la Orquesta Juvenil de la UNT, que dirigen el maestro Gustavo Guersman. Esta noche actuarán en Concepción, y mañana y el sábado, en el teatro Alberdi, en el marco del XVI Julio Cultural de la Universidad Nacional de Tucumán. Sobre el escenario estarán el pianista Luis Víctor Gentilini, el guitarrista Martín Páez de la Torre y la cantante Maggie Spamer.
El principal armonista del país admite, en diálogo con LA GACETA, que no es común escuchar una formación de orquesta con ese instrumento, aunque cada vez se va difundiendo más. “No es algo común, pero con mi experiencia ya no es algo raro. Me encanta porque se complementan muy bien y son necesarias las nuevas sonoridades. Abordamos folklore, tango y otros géneros, como el estreno mundial del ‘Réquiem’, de Oscar Strasnoy, del que participé hace un mes en el Colón, porque en la gran mayoría de las músicas la armónica se integra de un modo muy orgánico”, explica el músico, quien vuelve a la provincia con la esperanza de poder replicar la gran experiencia que vivió el año pasado.
A partir de su tránsito por los escenarios, comprueba en cada función que no hay que pensar en las limitaciones, sino en las construcciones nuevas. “La armónica funciona bárbaro con el repertorio escrito para las orquestas, y es maravilloso poder tocar Bach, aunque no sea algo que estaba originalmente escrito para este instrumento, que no es convencional. El mundo es muy amplio”, agrega, y menciona, como ejemplo, un concierto del brasileño Heitor Vila Lobos para armónica y orquesta sinfónica.
“De pibe”
“No me acuerdo cuándo tuve mi primera armónica, pero fue de pibe, luego de años de haber tocado percusión en temas folclóricos. A los cinco o seis años tuve un bombo de juguete y comencé a estudiar. Ya en la secundaria supe que la música iba a ser lo mío. En los recitales de mi banda empecé a tocar en vivo haciendo introducciones y después me iba a la batería, hasta que la gente me empezó a decir que le gustaba más lo primero. Mi gran cambio fue en Cosquín, cuando en 2001 gané las rondas previas como solista instrumental y en el festival mayor, como revelación. Ahí descubro cuál era mi instrumento”, recuerda.
Luciani resalta el gran apoyo que obtuvo de su padre: “en la adolescencia siempre me decía que le tenía condiciones para lo armónico y lo melódico, pero yo estaba muy metido en la percusión; pero me fue haciendo ruido y comencé a meterme de un modo casi clandestino”.
El músico admite que tiene expectativa por su primer función en Concepción, aunque ya haya conocido escenarios del interior de la provincia y confiesa que le tiene devoción a Gentilini (“es una eminencia de nuestra música folclórica, viene de una generación admirable que marcó un cambio y es un ejemplo a seguir con su pasión por el arte, además de ser un tipo macanudísimo”, dice). “Tucumán me encanta, es una ciudad muy cultural y siempre es un gusto volver”, afirma, a tinte de despedida.
• Hoy, a las 21, en el Teatro de la Estación en Concepción; mañana y el sábado, a las 22, en el Teatro Alberdi (Jujuy y Crisóstomo Álvarez).
Pocos pueden haber imaginado el presente de Franco Luciani, tocando como solista con su armónica en escenarios como los teatros Colón o Alberdi, al frente de numerosas orquestas: sus comienzos como músico lo tuvieron atrincherado detrás de platos, redoblantes y bombos, como percusionista de distintas formaciones, desde grupos independientes hasta orquestales.
Su tránsito artístico estuvo jalonado por hitos, como la consagración en el Festival de Cosquín, pero no olvida el primer amor. Cada tanto añora los parches y no descarta volver con ellos al escenario, pero hoy está abocado a disfrutar de ese instrumento que (obvia diferencia de la batería) cabe en cualquier bolsillo.
Luciani participará en una serie de conciertos con la Orquesta Juvenil de la UNT, que dirigen el maestro Gustavo Guersman. Esta noche actuarán en Concepción, y mañana y el sábado, en el teatro Alberdi, en el marco del XVI Julio Cultural de la Universidad Nacional de Tucumán. Sobre el escenario estarán el pianista Luis Víctor Gentilini, el guitarrista Martín Páez de la Torre y la cantante Maggie Spamer.
El principal armonista del país admite, en diálogo con LA GACETA, que no es común escuchar una formación de orquesta con ese instrumento, aunque cada vez se va difundiendo más. “No es algo común, pero con mi experiencia ya no es algo raro. Me encanta porque se complementan muy bien y son necesarias las nuevas sonoridades. Abordamos folklore, tango y otros géneros, como el estreno mundial del ‘Réquiem’, de Oscar Strasnoy, del que participé hace un mes en el Colón, porque en la gran mayoría de las músicas la armónica se integra de un modo muy orgánico”, explica el músico, quien vuelve a la provincia con la esperanza de poder replicar la gran experiencia que vivió el año pasado.
A partir de su tránsito por los escenarios, comprueba en cada función que no hay que pensar en las limitaciones, sino en las construcciones nuevas. “La armónica funciona bárbaro con el repertorio escrito para las orquestas, y es maravilloso poder tocar Bach, aunque no sea algo que estaba originalmente escrito para este instrumento, que no es convencional. El mundo es muy amplio”, agrega, y menciona, como ejemplo, un concierto del brasileño Heitor Vila Lobos para armónica y orquesta sinfónica.
“De pibe”
“No me acuerdo cuándo tuve mi primera armónica, pero fue de pibe, luego de años de haber tocado percusión en temas folclóricos. A los cinco o seis años tuve un bombo de juguete y comencé a estudiar. Ya en la secundaria supe que la música iba a ser lo mío. En los recitales de mi banda empecé a tocar en vivo haciendo introducciones y después me iba a la batería, hasta que la gente me empezó a decir que le gustaba más lo primero. Mi gran cambio fue en Cosquín, cuando en 2001 gané las rondas previas como solista instrumental y en el festival mayor, como revelación. Ahí descubro cuál era mi instrumento”, recuerda.
Luciani resalta el gran apoyo que obtuvo de su padre: “en la adolescencia siempre me decía que le tenía condiciones para lo armónico y lo melódico, pero yo estaba muy metido en la percusión; pero me fue haciendo ruido y comencé a meterme de un modo casi clandestino”.
El músico admite que tiene expectativa por su primer función en Concepción, aunque ya haya conocido escenarios del interior de la provincia y confiesa que le tiene devoción a Gentilini (“es una eminencia de nuestra música folclórica, viene de una generación admirable que marcó un cambio y es un ejemplo a seguir con su pasión por el arte, además de ser un tipo macanudísimo”, dice). “Tucumán me encanta, es una ciudad muy cultural y siempre es un gusto volver”, afirma, a tinte de despedida.